El conde de Saint Germain fue un hombre muy rico que transitó por distintos ambientes de la nobleza europea del siglo XVIII.
Sus orígenes son desconocidos y se sabe que se instaló en
París cuando ya tenía 62 años, aunque con una apariencia de un joven de
treinta.
Para esa época ya había adquirido fama en las altas esferas
y tenía amistades muy distinguidas que se interesaban en sus investigaciones y
experimentos químicos industriales, que se estaban llevando a cabo en esos
momentos en Europa.
Al mismo tiempo, Saint Germain Instruía a los interesados en
conocer los procedimientos de transmutación metálica, que realizaba
paralelamente a su actividad industrial.
El Conde consideraba que el proceso de teñido era un
concepto fundamental de la obra alquímica.
Era un hombre fascinante, con una gran erudición, que
hablaba un gran número de idiomas a la perfección y que era especialmente
virtuoso tocando el violín, además de interpretar con gran habilidad todos los
instrumentos y componer obras de excelente nivel.
Podía escribir con ambas manos al mismo tiempo y era capaz
de conocer el contenido de una carta que aún permanecía sellada. Pero no
alardeaba de sus poderes, cuando inevitablemente se evidenciaban.
Tenía sólidos conocimientos médicos y químicos y solía caer
en profundos trances que podían durar más de dos días.
Durante esos trances, podía obtener los conocimientos que
necesitaba y solía decir que poseía los secretos de los sabios egipcios.
Se decía que había descubierto el elixir de la juventud por
su apariencia jovial, aún cuando ya tenía una edad avanzada.
Algunos creen que continúa manifestándose entre nosotros en
cada una de las crisis mundiales, para orientar a la humanidad hacia una era de
paz y felicidad.
En toda época han existido seres más elevados que el resto,
con la misión de ayudar al mundo. Son mensajeros que aportan su sabiduría para
guiar a la humanidad, con poderes extraordinarios y una inteligencia superior.
Así fueron todos los profetas de todas las religiones y
seguirán siéndolo en todas las épocas, para recordarle a los hombres todo lo
que han olvidado y evitar que destruyan la Tierra.
Ellos han llegado a un alto grado de comprensión y
conocimiento de la perfección, no obstante, solo pueden actuar cuando el hombre
los invite a hacerlo, porque no pueden ignorar el libre albedrío.
Las palabras “Yo Soy”, son creadoras de vida, y los
pensamientos que las acompañan se manifestarán en el mundo.
Estas palabras siempre deben ser seguidas de pensamientos,
sentimientos y palabras positivas, como por ejemplo: “Yo soy mi perfecta
salud”, y cuando se repite varias veces, forma un molde en la realidad de lo
que se desea.
El maestro Saint Germain representa, a través del “Yo Soy”,
el instrumento superior mediante el cual cada persona puede transmutar todos
los errores del pasado y convertir toda su energía a su estado original de
pureza.
El plan de la naturaleza consiste en que cada individuo
pueda manifestar libremente su potencial y desarrollar todas las ideas para
obtener su grandeza, según su temperamento singular y único.
El Universo ha surgido de un gran silencio, un lugar de
quietud, de paz, de seguridad y de comprensión, al que se puede acceder con el
pensamiento.
El Sendero Superior es el camino que conduce a la libertad,
la maestría y la perfección.
El camino de la Maestría es el de la renuncia a todas las
cosas y personas que obstaculicen la meta; y cuanto más alto sea el nivel
espiritual, mayor será su área de influencia.
El poder de crear vibraciones es una responsabilidad, pero
también brinda la oportunidad de experimentar la totalidad a través del ego
individualizado.
El individuo debe responder a la vida por los efectos de su
buena o mala energía sobre el universo. Si la corriente de vida individual está
a tono con la perfección del Ser interior, el individuo estará envuelto constantemente
en una sustancia armoniosa que no puede penetrar ni la desgracia ni la
discordia.
La humanidad posee los dones superiores para mantener un
Paraíso permanente en la Tierra, si el hombre pudiera ver más allá de si mismo.
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