Maestro de la Ascención Serapis Bey
Serapis Bey es el Chohán del Cuarto Rayo (el rayo blanco) de la pureza y
de la ascensión.
Chohán significa Señor o maestro; un jefe. Cada Chohán es un Maestro
Ascendido con maestría en un rayo específico.
Gautama
Buda anunció por medio de Elizabeth Clare Prophet, que las Universidades del
Espíritu se llevarían a cabo en los retiros etéricos de cada uno de los
Chohanes de los rayos, en donde, le dan la bienvenida a miles de alumnos que
diligentemente, seguirán sistemáticamente, el sendero de la auto maestría en
los siete rayos.El servicio a la vida que Serapis ha elegido, es el de preparar
a los discípulos para el ritual de la ascención.
Conocido
como el gran disciplinario, Serapis entrena a candidatos para la ascensión en
su retiro, el Templo de la Ascensión, en Luxor, Egipto. Este retiro está en la
octava etérica, sobrepuesto sobre el Templo físico de Luxor en el Nilo.
Solamente
se admiten individuos en su retiro, después de que hayan pasado ciertas
iniciaciones exitosamente. Estas son dadas por otros miembros de la jerarquía
ascendida, quienes actúan, como los patrocinadores y maestros de iniciados no
ascendidos. Él le enseña a las almas mientras sus cuerpos duermen en la noche y
entre encarnaciones.
Retiro de la Ascensión en Luxor
Ahora,
a las clases de Serapis Bey vienen los artistas, músicos, escultores,
arquitectos, planificadores, aquellos que sirven en el Cuarto Rayo, al igual
que los discípulos más devotos de cada rayo para expresar la pureza, la
armonía, el ritmo, el equilibrio y la perfección en cualquier empresa. Los
estrategas militares y de espionaje y todos los que sirven en las fuerzas
armadas, la seguridad y los departamentos de policía de las ciudades todos
reciben allí, un entrenamiento especial para la defensa de la llama de la Vida.
A
estos y a todos los que buscan entrada; Serapis clarifica los rigores del
sendero al logro más elevado, el sendero de la luz blanca, de una pureza que se
obtiene por medio del servicio, el sacrificio personal y la entrega de todo a
Dios.
Los
métodos de disciplina de Serapis Bey son creados individualmente para cada
candidato a la ascensión.
Después
de una entrevista inicial por él mismo o, por uno de los Doce Adeptos que
presiden en su Escuela de Misterios, los devotos que vienen a su retiro, son
asignados en grupos de cinco o más, a realizar proyectos con otros iniciados
cuyos patrones kármicos (gráficamente ilustrados en su astrología) pronostican
la fricción máxima entre sus corrientes de vida. Esta prueba se tiene que dar
para que puedan elegir estar o no centrados en Dios.
En
poco tiempo es claro que todos los ídolos del ser tirano o del pasado kármico
se tienen que entregar si uno va a unirse con la corriente confluente de la Ley
del Uno.
Cada
grupo tiene que servir juntos hasta que encuentren la armonía individualmente
y, como unidad cohesiva de la jerarquía aprendiendo en todo momento que aquellas
características que ofenden a otros, son polos opuestos de sus propias fallas
peores y que lo que uno critica en otro es probablemente la raíz de su propia
desgracia.
Aparte
de este tipo de dinámica en grupo, a los individuos se les coloca en situaciones
(tanto en el retiro como en sus actividades diarias) que les proporcionan los
mayores desafíos, según sus patrones kármicos que continuamente cambian.
En
este curso de Serapis, uno no simplemente se puede levantar y dejar una crisis,
una circunstancia, o un individuo que no le guste. Tiene que mantenerse firme,
enfrentar y conquistar su propia mente carnal y la energía mal cualificada por
medio de la disciplina de su conciencia en el arte de no reaccionar a la
creación humana de los demás, mientras aprende a no ser dominado o influenciado
por su propia creación humana.
Cuando
almas, que se han colocado en gran proximidad, precisamente porque se han
irritado por muchas encarnaciones, logran suavizar asperezas, finalmente
prefiriendo la Armonía Divina a todos los dioses inferiores de terribles
lágrimas y diatribas, pueden proceder a las cámaras de aprendizaje avanzado.
Aquí,
en la presencia de Serapis, los secretos alquímicos del Árbol de la Vida se les
pueden dar a conocer a aquellos que, cansados del mundo del deseo, han sometido
sus pasiones y polarizaciones, concediendo solamente “Aquiétate y sabe que YO
SOY Dios”.
Estos,
entonces, ya están listos para someterse a los rigores de iniciación que
resultaran, primero en el matrimonio alquímico del alma con el Santo Ser
Crístico y, después en la reunión con su Presencia Divina y Cuerpo Causal, por
medio del ritual de la ascensión.
Serapis
nos ha explicado lo importante que es, especialmente en este Ciclo Oscuro del
descenso del karma de la Tierra, que nosotros, como Portadores de Luz vengamos
a su retiro etérico en Luxor y nos esforcemos para ganar nuestra ascensión
tanto a niveles internos como externos, concienzudamente aplicando lo que hemos
aprendido “fuera del cuerpo” al llevar a cabo las tareas diarias:
“Pues
contamos no con una, sino con varias ascensiones cada año, como algo
absolutamente indispensable para sostener el equilibrio de la Vida sobre la
Tierra.
“Ante
Dios, puedes declarar que la ascensión es tu meta al final de esta vida, y
llamar a tu Poderosa Presencia YO SOY para que tu plan divino se desenvuelva y
que en verdad puedas ser digno de ser un candidato para las iniciaciones del
fuego sagrado y de la llama de la Madre bajo Serapis Bey. Con seguridad, este
llamado forzará la respuesta”.
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