Quimera o Realidad Parte
D
Primer
Peldaño: Putrefacción Las aguas son negras, simbolizadas con el Cuervo Negro. En
este primer escalón, el principiante sólo tiene el Mercurio Bruto.
Segundo
Peldaño: Conjunción Se realizará la unión Del Mercurio y el Azufre, – Fuego–.
Ahora hay que “cocer y recocer” hasta unir las “naturalezas opuestas”.
Tercer
Peldaño: Separación En este estadio del trabajo Alquimista, durante la conexión
o “Coito Químico”, el yogui y la yoguina deben separar de tan sagrado acto el
Azufre venenoso, el fuego bestial del abominable Órgano Kundartiguador y el
Mercurio Seco, los “yoes” o defectos psicológicos. Esto es lo que se llama
Refinar el Sacramento del Amor, separando “el humo de las llamas”, “lo sutil de
lo espeso”.
Cuarto
Peldaño: Solución El Mercurio ya ha abandonado el color negro y se ha convertido
en una “solución favorable” lista para recibir el Fuego Sagrado; aquí las aguas
son amarillas, simbolizadas con el águila amarilla.
Quinto
Peldaño: Calcinación El Mercurio recibe el Fuego Sagrado y se convierte en
Mercurio Azufrado, o Azufre Mercurial.
Sexto
Peldaño: Sublimación De aquí en adelante hay que redoblar la vigilancia,
cuidando la práctica, a fin de que no aparezca la negrura; es decir, se debe
refinar mucho el acto amoroso, con el propósito de sublimar esta naturaleza.
Séptimo
Peldaño: Cibación Él término “Cibación” en rigurosa Ciencia Alquimista significa
que el mercurio Azufrado o Azufre Mercurial empieza a crear los Cuerpos
Existenciales Superiores del Ser y a darles consistencia.
Octavo
Peldaño: Coagulación En esta etapa, el Mercurio Azufrado coagula en nuestra
anatomía oculta, bajo la forma de Cuerpos Existenciales: primero el Astral,
luego el Mental y más tarde el Causal.
Noveno
Peldaño: Fermentación. En esta etapa, hay que esperar que fermente el Compuesto,
y para que fermente es necesario Morir en sí mismos, pues de lo contrario no es
posible quitarle a los Cuerpos él “Oxido Mercurial” –los “yoes”–. En lenguaje
alquimista, a este proceso se le denomina “Fermentación de la Levadura”.
Décimo
Peldaño: Exaltación Entre el “augusto silencio de los sabios”, el prodigio se
consuma poco a poco y el trabajo recibe su Exaltación, al ser Calificado.
Entonces los Cuerpos Existenciales se convierten en Oro Puro.
Undécimo Peldaño: Multiplicación Estadio del trabajo Alquimista en el que se adquieren las virtudes de la Piedra Filosofal. El Mercurio Azufrado actúa en el trabajador de la Gran Obra, revelándole cosas inefables, permitiéndole recapitular misterios, etc. En otros términos, se activan los poderes de la Piedra Filosofal.
Duodécimo
Peldaño: Proyección El Mercurio Azufrado puede proyectar su fuerza, es decir,
manifestar su poder en cualquier dimensión. Los antiguos Alquimistas
proyectaban oro a través de las yemas de sus dedos, y esos átomos quedaban
vertidos en agua. Entonces, con un gotero, se dejaban caer gotas de ese
compuesto sobre plomo derretido, quedando éste convertido en oro físico.
Por lo
tanto los trabajos alquímicos están vinculados con el micro cosmos hombre y
lejos de ser una fantasía es una realidad muy evidente para quien se pone a
trabajar sobre sí mismo.
El Elegido
Parte A
Quien ha sido elegido para entrar a trabajar en la Obra del Padre, es como el sacerdote, que ha sido revestido con las facultades propias de su cargo.
Aguardan al aspirante a alquimista pruebas y dificultades propias del nivel en que se encuentre.
De alguna manera, aquel que inicia a cocer la simiente, para poder conseguir el compuesto necesario, se retira de la vida vulgar, los lugares de entretenimiento de ésta época ya no le motivan, forman parte de un pasado oscuro y por lo mismo carente de luz, las lenguas de doble filo, el insulto y la blasfemia, no son buenas consejeras, quien fue elegido para trabajar como alquimista, empieza a morir a una vida mecánica...
Donde la
ilusión forma parte de la vida junto a la fantasía.
Donde la
falta de conciencia, es el común denominador de la sociedad.
Donde la
falta de valor en la palabra es moneda de todos los días.
Donde la
mentira es el medio para justificar nuestra negligencia.
Donde el
orgullo, nos hace sentirnos superiores a los demás.
Donde
vemos a nuestro hermano el hombre como un ser inferior.
Donde nos
aprovechamos de las debilidades de los demás para nuestro beneficio.
Donde las limitaciones culturales
de quien no ha sido educado como nosotros nos es motivo de superioridad.
Donde las necesidades de quien tiene menos es
motivo para esclavizarlo y así conseguir nuestros caprichos egoicos.
Donde la
ironía, se convierte en la burla sutil del quien se considera con buena
educación.
Donde el
aburrimiento, es consecuencia de una apatía cada vez más densa.
Donde los celos, no nos permiten vivir, ni dejamos que los demás vivan
en libertad, convirtiéndonos en reos de nuestra fantasía. Donde la infidelidad
es tan normal que nos parece natural.
Donde la
acumulación, hace que nos convirtamos en avaros.
Donde la
pereza, nos tiene tan impedidos que estamos apresados a un condicionamiento
falso y torpe, que se manifiesta en nuestro estado no solo físico, sino también
mental.
Donde la ira, nos emborracha en nuestros odios y
destruimos lo que más queremos.
Donde la lujuria, nos somete a ésta vida, rescatando de nuestro
subconsciente las más bajas pasiones, así los instintos sexuales no controlados
nos inducen a cometer actos pasionales, fuera de todo orden. Donde la gula, nos
hace vivir desmedidamente.
Donde la envidia, no nos permite aceptar nuestra
propia realidad, haciéndonos sufrir por aquello que otros tienen.
Donde los nacionalismos nos impiden aceptar los valores de otros pueblos.
Donde...
Admitiendo estos estados psicológicos y emocionales u otros cuya raíz es el ego, (que así mismo, forman parte de nuestra realidad diaria) el elegido puede llegar a su propia muerte psicológica, haciendo que sean sepultados todos los inquilinos no deseados, que de alguna manera son una obstrucción para llegar a nuestro nacimiento segundo.
Al mismo tiempo que hay muerte psicológica, se produce no solo el nacimiento segundo, sino el florecimiento de las virtudes de todo trabajador en la Obra así como en la Gran Obra; Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Las pruebas de muerte (psicológicas) hacen que el elegido se turbe, la amargura se hace presente y la continuidad se ve amenazada, es aquí cuando el neófito, debe superar las pruebas a las que es sometido.
La
tristeza embarga al caminante, es más complicado éste camino que lo que a
simple vista pudiera parecer. Es el momento de recogerse y orar. Algo nos hace
sentir que estamos recuperando nuestra antigua sabiduría. En el Templo corazón,
se guardan las más elevadas verdades, los tesoros espirituales más puros, donde
en silencio aguardan nuestros Padres internos, el regreso del hijo pródigo,
aquel que vendió su primogenitura por un plato de lentejas. El materialismo fue
lo que compramos cuando caímos en el error y nos retiramos de la casa de
nuestro Padre.
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