PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO
Este principio encierra la verdad de que todo efecto
tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y
que todo ocurre conforme a la Ley.
La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y
efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa
totalmente a la Ley. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los
cuales se pude ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos,hasta
cierto grado, y alcanzando mentalmente el plano superior se convierten en
causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el
medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si
éstos son superiores a las de ellas. La herencia, las sugestiones y otras
múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la
vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus
modalidades, sus caracteres, sus cualidades y poderes, así como el medio
ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de
ser los dirigidos.
Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en
vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades.
Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumentos. Los Maestros obedecen a
la causalidad de los planos superiores en que se encuentran, pero prestan su
colaboración para regular y regir en su propio plano. En lo dicho está
condensado un valiosísimo conocimiento hermético: que el que sea capaz de leer
entre líneas lo descubra, es nuestro deseo
Este principio encierra la verdad de que la generación se
manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y
femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el
mental y en el espiritual. En el mundo físico este principio se manifiesta como
«sexo», y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio
subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es
posible sin este principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los
problemas que tanto han confundido la mente de los hombres. Este principio
creador obra siempre en el sentido de «generar», «regenerar» y «crear». Cada
ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Si deseáis
conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y espiritual,
debéis estudiar este principio hermético, pues él contiene la solución de
muchos de los misterios de la vida. Os advertimos que este principio nada tiene
que ver con las perniciosas y degradantes teorías, enseñanzas y prácticas, que
se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que una prostitución del
gran principio natural de generación. Tales teorías y prácticas no son más que
la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas, que sólo pueden producir la
ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la Filosofía Hermética siempre ha
alcanzado su verbo de protesta contra esas licencias y perversiones de los
principios naturales. Si lo que deseáis son tales enseñanzas, debéis irlas a
buscar a otra parte: el hermetismo nada contiene sobre ellas. Para el puro
todas las cosas son puras; para el ruin todas son ruines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario