miércoles, 23 de diciembre de 2020

Como ser un alquimista Parte XI

Como ser un alquimista  Parte XI

 III  La Voluntad y la Paciencia

Parte II




Fulcanelli nos ilustra con sus palabras en el momento que se debe trabajar: Una cosa que nace de noche que necesita de la noche para desarrollarse y que sólo puede trabajarse durante la noche.

 Así mismo otro alquimista, en este caso Eugéne Canseliet, afirma: La piedra filosofal se desarrolla en la oscuridad.

 Es claro que no es capricho de nadie el esperar a que reine la majestad de la noche, sino más bien es un proceso lógico, normal y necesario, porque de otra manera no germinaría la semilla...

 El sabio se refugia en la noche para trabajar junto con su consorte, se disponen a cambiar su naturaleza.

 Nos hemos abandonado a la vida por mucho tiempo, teniendo como resultado, un desorden y el regreso al sendero de la iniciación nos exige esfuerzos de voluntad continuados, o mejor aún, superesfuerzos.

 Necesitamos de una disciplina que nos impulse siempre hacia nuestra meta. Ya sea a favor del viento o contra todos los vientos.

 Nuestra vida he de ser y transcurrir en completa armonía, no se trata de ir anunciando a discreción lo que uno vive y practica, más bien se trata de ser consecuente con lo que uno está viviendo, por lo mismo, dentro de esa interiorización que se requiere, debemos ser pacientes para poder disfrutar de los frutos de la acción, en su momento justo y no antes.

 No pretendamos llegar a santos sin haber reconocido que somos diablos. Para convertirnos en santos, debemos destruir antes, todas las imágenes tenebrosas que cargamos en nuestro subconsciente. Todos los filósofos empezaron del mismo punto, es decir desde la ignorancia.

 El alquimista errante pierde el tiempo, solo su propia naturaleza puede hacerle que retome el camino correcto, las amonestaciones pueden ser severas y por lo mismo no dejarle descansar, hasta que retome el sendero correcto, el camino de la perfección.

 El hombre es traído a la perfecta luz por cuatro caballos, que son: Voluntad, Fe, Ayuda y Amor. Lo que el hombre tiene voluntad de hacer, lo hace, pues también tiene el poder de hacerlo. Un conocimiento de ese poder es Fe, y cuando la Fe se mueve, el alma comienza a volar. La fe egoísta no nos conduce a la luz. El peregrino no está solitario en el camino hacia la luz, y nunca escala las alturas si no ayuda a otro a alcanzarlas. El caballo que toma la delantera en el camino hacia la vida espiritual es el Amor; el Amor puro de egoísmos (.El Dios Apolo representa para la mitología griega esa misma personificación del Amor.).

Será menester tener la paciencia de Job para poder llegar al nacimiento segundo y no caer en el abismo. Por lo que el alquimista, como ya comentábamos anteriormente, es probado muchas veces. Las pruebas tanto en los mundos internos como en el mundo físico, son puestas por la Ley Divina, aquella que todo ve y que conoce de nosotros hasta lo más íntimo. 

Su justicia siempre es objetiva e imparcial y aunque nos cueste reconocerlo recibiremos siempre lo que merecemos. Y esto no solamente es aplicable al camino de la iniciación o alquímico, sino también a la misma vida común y corriente.

 Se dice que Dios escribe con renglones torcidos, pero no hay duda que nada ocurre ni se mueve sin su consentimiento. De esta forma, es necesario que nuestra paciencia sea inagotable y que nuestra humildad nos permita entrar en el jardín de las delicias, donde podamos disfrutar de todo sin miedo a ser reprendidos.

 El alquimista activo y ya forjado en la fragua encendida de Vulcano tiene una regla, que como tal se obliga a cumplirla. No es una conducta caprichosa sino más bien, es el modo más correcto para seguir en esta vía, sin miedo a verse truncada en su marcha hacia la autorrealización: Debe decir poco, hacer mucho y callar siempre.

 Se dice que el silencio es la elocuencia de los sabios, un silencio que implica respetar a los demás, pues cada uno mantiene sus propias ideas, pensamientos y en general una manera de ver la vida según su criterio. Por lo tanto, no interferir en los demás, es saber que se encuentran en un nivel del Ser distinto...

 La vida espiritual es consecuencia de un trabajo interno, cimentado en experiencias vividas y no en teorías leídas. Puesto que al fin y al cabo las teorías no conducen más que a llenar con unos pocos datos nuestro intelecto, que incluso en un momento, dado puedan que nos sirvan o que sean un obstáculo en nuestro desarrollo interior.

 En el trabajo alquímico, hay momentos de reposo y otros de acción, tal vez la mente ordene y hasta exija descender a la novena esfera para unirse con su consorte, pero si el período que sé esta viviendo es de reposo, debe respetarse. Nunca se debe violentar a la naturaleza, es aquí donde podemos comprobar la sabiduría innata de la Madre tierra, invitándonos a que sigamos sus pautas.

 Si hay períodos de sequía y otros de lluvias, es porque se requiere que todo fenómeno natural se vaya ubicando en su lugar, de manera natural y no forzada.

 El trabajo ha de ser con fuego vivo, que produzca la combustión requerida y con agua que lubrique la tierra donde debemos labrar, así encontraremos tiempo para sembrar, esperar y cosechar.

 

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