domingo, 20 de diciembre de 2020

MAGIA DE LOS NUDOS, O MAGIA DE LAS CUERDAS Parte XVII



Los nudos pueden curar. Es un remedio increíble atar cuerdas alrededor de la cabeza, del cuello o de los miembros del enfermo. Los nudos tienen que ser en número impar; si deseas, elige el dos veces siete. Luego cortas la cuerda y la lanzas a lo lejos o al mar o a un río que pase por la ciudad. Ella llevará consigo los males y los dolores del enfermo. 

Lo mejor es usar una cuerda doble con dos hilos entrelazados de lana blanca y negra, pero no te olvides de decir: 

SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS cuando la ates y ¡olvídense! cuando la arrojes a lo lejos.

 Atas al adolorido un hilo al cual has hecho siete o nueve nudos, diciendo a cada nudo, las siguientes palabras:

 1. mama - nana 

2. gege - zeze 

3. lili - riri 

4. dodo - toto 

5. bubu - fufu 

6. viginti

 8. palma 

9. laberintus

Si no puedes hacer pipi, es decir, para arreglar la retención de orina, vas a hacer un nudo a la manga izquierda de tu camisa. Eso se remedia también -una información aparte-, haciendo un masaje al dedo pequeño del pie derecho.

Cuidado con los nudos a las medias, o a los pantalones o a las pantys: eso genera problemas musculares como estirones y calambres. ¿Por qué? Porque en los pantalones y en las medias está todavía el eco de la energía del ser y de su cuerpo invisible. El ser tiene un cuerpo parecido al cuerpo físico en el cual entra como en una ropa. Debes reflexionar en el cuerpo del ser. El cuerpo óntico, cuerpo del ser, tiene mucho que ver con el efecto de los nudos. Cuando juegas puedes hacer un nudo a tu camisa, ¡para que todo ande bien!. Si atas un hilo con un nudo a uno de los dedos, estás tonificando un órgano; si desatas el nudo, estás dispersando la energía de ese órgano. El dedo meñique es un terminal o un interruptor (con sus dos posibilidades de abrir y cerrar o dispersar o tonificar, respectivamente) de los riñones y de la vejiga. El dedo pequeño de los pies está relacionado estrechamente con la vejiga. El dedo medio de la mano se relaciona con el corazón y el dedo medio de los pies, con el intestino delgado. El dedo anular de las manos y el correspondiente de los pies se relacionan con el pulmón y con el intestino grueso, respectivamente.

El dedo índice de la mano y el correspondiente de los pies, abre o cierra el sistema hepático, es decir el hígado y la vesícula biliar (en los pies); y por último, el pulgar de la mano y el dedo gordo del pie, tienen estrecha relación con el bazo y con el estómago y páncreas, respectivamente. Si se muerden los dedos se tonifica el órgano o la víscera correspondiente. Si se chupa o masajea suavemente, se dispersa la tensión del órgano o de la víscera.

Órganos son el corazón, el bazo, el hígado, el pulmón, el riñón. Como vísceras se consideran el intestino delgado, el estómago, la vesícula biliar, el intestino grueso y la vejiga. Todos ellos son como las hermanas de los órganos. ¿Y el cerebro? Pues el cerebro controla todo y como tal tiene que ver con la mano entera y con los pies, por supuesto.

Hay tanto que ver en las uñas y en la palma de la mano... pero esa es ya otra historia, y tal vez, otro libro. No obstante puedes investigar, buscando a los que saben y a los que expresan una visión a los demás: los maestros. ¡Cuidado! Si haces un nudo tienes que deshacerlo tú mismo. Si no puedes desatarlo, eso trae consecuencias negativas de otro orden. Acostúmbrate a atar y desatar por ti mismo los nudos y no dejes que otro haga un nudo sobre tu cuerpo, al menos que sea alguien que desea curar a través de los nudos un problema de salud que tu no puedes resolver por ti mismo. Hacer un nudo es cerrar algo y desatarlo es abrir de nuevo la fuente de la energía vital. Si el cordón umbilical del recién nacido tiene un nudo o varios, sabrás que la madre tendrá tantos hijos como nudos el cordón. Observar los nudos y considerar su acción es una empresa de los estudiosos de la energía. Desde hoy, te nombro hacedor de nudos, pero debes practicar: hacerlos y también desatarlos.

Recuerdo que en Venezuela, había una vez un problema con un barco que se iba cayendo por una cascada. Desde la orilla se les arrojó a los del barco una cuerda larga pero el nudo que hizo un sacerdote que estaba allí en el bote, con unos diez niños y otros adultos, se deshizo. El que lo había hecho no sabía hacer nudos... El barco se abalanzó en la cascada y todos los que estaban en la orilla presenciaron como tanto los niños como el sacerdote, desaparecían para siempre en las aguas del “Salto”, como llaman en Venezuela a las grandes cascadas.

El sacerdote, sin embargo, no saltó, no quiso dejar solos a los pequeños y murió ahogado junto con ellos. Otros tres adultos, no obstante, saltaron del barco y se salvaron. Si el nudo que se hizo hubiera (“hubiera” es un término que no existe, siendo pura retórica del lenguaje), “hubiera” sido un nudo “bien atado”, es decir “bien hecho” y todos los del barco se hubiesen (tampoco “hubiesen” existe), se “hubiesen” salvado. Marinero o no, debes saber hacer “bien” los nudos que haces. No es un juego. El arte de hacer nudos es una ciencia, una técnica y luego un arte. Como ciencia responde a la pregunta ¿Cuándo?. Debes saber “cuándo” actuar, “cuándo” es el momento y el tiempo preciso para “hacer” el nudo que “tienes” que hacer. Por ello hay muchos nudos. Cada uno con el momento y con el tiempo que le corresponde.

En cuanto al arte, hay que tener en cuenta que esa categoría responde a la pregunta ¿qué?, ¿qué hacer? Es el arte verdadero y no hay tantas cosas por hacer, sino las precisas. Debes saber qué hay que hacer en un momento dado.

La técnica responde, como te darás cuenta, a la pregunta ¿cómo?, ¿cómo hacer el nudo? ¿de qué manera? ¿de qué tipo? ¿qué método utilizar?, es decir ¿qué técnica?. Pero no te olvides de una cosa: la gran malla del cielo tiene muchos nudos y entre ellos hay grandes distancias. No obstante, nada puede pasar, sin ser notado, percibido y conocido. Por lo tanto, deja en manos de Dios el nudo de tu destino y no te preocupes en desatarlo. Todo tiene su causa y como tal, tendrá su efecto. El nudo que no hay que tocar es el nudo de Dios.

Aquí termina este pequeño libro, para la alegría de los estudiosos del arte de hacer nudos, y para el descanso de este servidor que escribe, por no dejar olvidadas todas esas cosas curiosas.

PD. Me falta decir algunas cosas más y no voy a dejarlas así olvidadas. Entre ellas un hecho concerniente a las verrugas.

Para hacerlas desaparecer agarra una cinta y hazle tantos nudos como verrugas hay en el cuerpo. Luego arrójalo por el hombro izquierdo, sin preocuparte donde lo llevará el viento. Por supuesto, hay que salir de la casa para ello. Una cinta roja atada a la muñeca izquierda de los niños debe completarse en cruz, con otra en el tobillo derecho. Así el cuerpo está “cerrado” a toda influencia negativa: está “cruzado”.

El nudo tiene un poder de protección insospechable y, como ya se ha dicho, importa mucho cuando lo haces.

Hacer nudos de noche no es positivo. Hay que practicar a la luz del día. En el alba se desata el nudo de la anterior noche y en el crepúsculo se ata el nudo de la siguiente noche. El alba y el crepúsculo son los dos nudos del hilo del tiempo.

Si agarras un hilo rojo y lo atas haciendo tres nudos sobre una verruga la vas a hacer desaparecer. Si la nariz sangra, pasará con hacer un nudo en un hilo rojo alrededor del dedo meñique a la mano opuesta a la ventana que sangra.

Si has tenido una torcedura o un esguince, agarra un hilo negro y hazle nueve nudos o 12 diciendo las siguientes palabras: “cabalgaba el señor y el asno se cayó, abajo el hombre saltó y todo lo curo. Las junturas sobó y los huesos arregló, en su lugar montó todo lo que se soltó, agarró los tendones y los lavó con mil jabones, con el jabón de la luz diciendo: sus sús, sús, sús, sús. En nombre del Espíritu Santo te curas en un poco tanto, Amén”.

Si eres tu mismo a quien le pasó algo relacionado con los huesos y las articulaciones y tendones, pues dirás las siguientes palabras, luego de atar con un hilo azul el lugar del golpe o del dolor: “¿Quién soba al sobador? Es Dios el hacedor, el sobador sobado de la mano de Dios curado”. Si sientes manchas en los ojos o en uno solo, meterás un hilo rojo por el centro del lóbulo de la oreja del lado enfermo, sin hacer ningún nudo lo sacas y luego lo atas y lo arrojas en las aguas del río.

Si hay mucha fiebre, haces siete nudos alrededor de la muñeca izquierda del enfermo. Luego de siete días el mismo enfermo tiene que botar el hilo o si eso dura, cuando la fiebre haya pasado. Si pasa más rápido, es decir antes de los siete días, el mismo enfermo debe quitarse el hilo y botarlo en el río o, a falta de río, en un lugar donde lo lleve el viento, colgado de un árbol por ejemplo.

En realidad hay tantas cosas que se pueden hacer y decir sobre el nudo que no terminaría el libro nunca. Pero debo acabarlo. Debo atar mis palabras para el regocijo de los que estudiarán el arte del nudo, por sí mismos.

Con esta ocasión he compuesto el siguiente poema final con el cual me despido, con los augurios de éxito en sus investigaciones de búsqueda de la verdad. Si conoces los principios, conocerás los fines. En cuanto a los medios, sepa que puedes utilizar lo que tu quieras, siempre y cuando tus principios sean benignos y auténticos, verdaderos y sanos. Así serán también los fines. El poema prometido es este:

Que un nudo puede darte la respuesta a tu ser es el ser el que desata y anuda el hacer y el amanecer..

El destino ese nudo está cerrado y atado con mil giros muchos tratan de meter su nariz introducir donde nada les concierne como nacer y morir

Esta gente que revuelve la memoria de la vida que tratan de cambiar de cambiar y desatar lo que Dios ha atado y buscan atar sin ciencia los nudos que ellos piensan

Los errados que suponen que el camino traerá que el mal será curado que una enfermedad se quita y que todo sanará

Van a descubrir un día que nada ocurrirá que no han movido nada el destino les dirá

No hay fin que no esconda un principio causal allí tienes que buscar al origen de la fuente para no intervenir en el ritmo de la vida en su natural fluir allí hay que investigar No tratar de arrancar la cizaña y la maleza antes de llegar la hora el tiempo de la cosecha el momento de amarrar Que se echa a perder todo lo que has sembrado lo que piensas recoger

Corregir en los principios en los granos hay que ver y allí dejar las cosas en su propio no hacer

Anudar lo que se suelta desatar lo apretado y estudiar el tiempo de los nudos en el hado en lo que yo llamo destino lo escrito, lo revelado

Lo escrito pasará aguanta las consecuencias todo se esfumará y de cero otra vez con ciencia y valentía vas a empezar de nuevo hasta nuevos horizontes donde otras nuevas ciencias van a atrapar el pez dejando el mar tranquilo otra vez, otra vez

Un mundo no puede vivir sin necesidad de nudos sin atar ni desatar y aquí voy a parar este libro terminar el poema anudar

El silencio desatar y el eco me responde: ... atar ... atar ... atar ... atar ataratar que parece ararat


 

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