Un ataque psíquico es una energía
negativa que alguien envía consciente o inconscientemente a otra persona para
causarle daño a él o ella, a su vida o a su propia familia. El daño puede
afectar el estado emocional, físico, espiritual o mental de la persona que lo
sufre. Esas energías negativas se pueden proyectar en forma de pensamiento,
principalmente motivadas por los celos hacia el que los recibe. Un ataque
psíquico también puede ser ocasionados por otras razones.
Según las experiencias recogidas, se
calcula que el 98 por ciento de los ataques psíquicos son provocados por
personas del entorno familiar de la víctima, incluyendo parientes y amistades
íntimas. Los celos, la envidia y hasta
el coraje motivan los ataques psíquicos, aunque el emisor lo haga
inconscientemente. En los casos en que
el atacante sí tiene una clara intención de hacer daño, pudieran también mediar
“trabajos” de maldad.
Los ataques psíquicos no tienen nada
que ver con la víctima, sino con las debilidades y la ignorancia de quien los
provoca. Sî, porque esas personas son incapaces de vivir su propia vida y
trabajar para alcanzar sus metas, por eso se sienten amenazados por los éxitos
de los demás Se sienten inferiores
porque creen que la vida de otros es mejor que la de ellos y proyectan su
rencor y envidia como ataques psíquicos con sus pensamientos y acciones.
Existen varios síntomas para
distinguir un ataque psíquico. La víctima puede sufrir pesadillas continuas y
ver a su atacante como figura maligna en sus sueños, pensamientos o
meditaciones; puede sentirse muy cansada o drenadas de energía sin aparente
razón; puede sentir dolores en áreas del cuerpo que el atacante conoce que son
sus puntos débiles; puede sentirse incapaz de concentrarse en las labores
cotidianas; sentir dolores fuertes de cabeza acompañados de mareo y vómitos;
depresión y, en grado extremo, puede llegar a tener pensamientos suicidas.
Si sentimos que por los síntomas
descritos somos víctimas de un ataque psíquico, lo primero que debemos hacer es
buscar ayuda de un profesional de la salud. Un buen análisis médico siempre
viene bien y saca de dudas. Si después
de hacerlo persisten los eventos muy extraños en nuestro cuerpo y vida, ya hay
que abordar el problema como un ataque psíquico. Veamos:
La persona debe pedir ayuda a sus
ángeles y guías espirituales para que actúen en su favor, crea en ellos o no.
En ningún caso la víctima de un ataque psíquico debe devolver a su atacante la
energía negativa que le ha dirigido.
Deberá enviar solamente energía de luz blanca a sus oponentes. Debe
recordar que su atacante es mas débil así que los pensamientos de compasión y
amor que le dedique le ayudarán a salir de su oscurantismo.
La víctima debe trabajar consigo
misma. La mejor manera de protegernos de un ataque psíquico es fortalecernos
emocionalmente e identificar cuales son nuestros temores que nos hacen
vulnerables: el miedo a lo desconocido, a ser controlado por otra persona, a
ser herido y hasta el miedo a morir. Existen muchas energías negativas a
nuestro alrededor, pero la razón fundamental para que funcionen los ataques
psíquicos es nuestro propio temor. Si no
podemos solos, debemos buscar ayuda de un experto en manejar energías
espirituales.
Vivimos en un Universo lleno de
belleza y armonía, pero desafortunadamente buena parte de la humanidad está
haciendo todo lo posible por destruirlo. Personas que viven en el miedo, el
odio y la envidia, y no pierden la oportunidad de lastimarse unos a otros,
olvidando las bendiciones que todos debemos diariamente.
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