Dos hipótesis A primera vista, el ordenamiento planetario de nuestra semana no tiene el
menor sentido. Los astrónomos y cronólogos contemporáneos se limitan a
"explicar" la semana planetaria diciendo que es
inexplicable en términos científicos y atribuyéndola a una convención
probablemente derivada de la astrología y por lo tanto -según los criterios
en boga-, enteramente arbitraria. Claro que no faltan (aunque tampoco sobran) quienes se
atreven a dejar de lado los prejuicios y a buscar explicaciones que realmente
expliquen algo. Pero en tal caso, se verán obligados a remontarse nada menos
que dieciocho siglos atrás, puesto que las únicas dos hipótesis coherentes
continúan siendo las formuladas por el historiador Dio Cassius (c.
155-238) en su Historia Romana. Dos hipótesis que en absoluto se
excluyen sino que se complementan pero que, a la vez, sugieren que ya hacia
finales del siglo II de la Era no había plena certeza respecto al tema en
cuestión. El enigma, como se ve, es de muy larga data. Afirma Cassius que "la dedicación de los días
a las siete estrellas que son llamadas planetas fue establecida por los
egipcios, y su difusión entre todos los hombres es de no mucho
tiempo". Seis siglos antes, Herodoto (484-425 a.C.) había
escrito en el segundo de sus "Nueve Libros de la Historia":
"Los egipcios además de otras invenciones enseñaron varios puntos de
astrología; qué mes, qué día, por ejemplo, sea apropiado a cada uno de los
dioses". A diferencia de los babilonios que dividían el día en 12
horas, los egipcios lo dividieron en 24 horas, haciéndolo comenzar a la
medianoche. "Habiendo comenzado a contar las horas del día y de
la noche desde la primera hora, -dice Cassius- y esa hora
siendo adjudicada a Saturno, y la siguiente a Júpiter, y la tercera a Marte,
y la cuarta al Sol, y la quinta a Venus, y la sexta a Mercurio, y la séptima
a la Luna, de acuerdo con el orden de las órbitas, tal como los egipcios
están acostumbrados a hacerlo, y continuando así, por turno, sucesivamente,
para todas las 24 horas yendo alrededor, encontraréis que la primera hora del
día siguiente corresponde al Sol. Y continuando la aplicación de este
procedimiento a lo largo de esas 24 horas, en la misma manera como con las
otras, avanzando, encontraréis que la primera hora del tercer día a la Luna.
Y si deseáis seguir de este modo a través del resto, el dios que llega a cada
día es, precisamente, el mismo que debe recibir". En efecto, "el dios que llega a cada
día" es, sucesivamente: Saturno, Sol, Luna, Marte, Mercurio,
Júpiter y Venus, tal como se puede comprobar confeccionando una sencilla
tabla. Esto indica que los egipcios, además de contar con una semana civil de
10 días, contaban también con una semana astrológica de 7 días. Nuestra
semana actual conserva el mismo orden planetario, sólo que comenzando por el
Sol y terminando en Saturno. La otra hipótesis presentada por Cassius se vincula con la
concepción armónica del mundo de los pitagóricos. El movimiento de los astros
expresa una música celestial, una armonía de las esferas que el oído humano
no puede percibir pero que los hombres pueden comprender simbólicamente por
intermedio de las escalas musicales, los Tetracordios, los grupos
de cuatro sonidos (cuartas) en que los griegos dividían a la octava. Cassius postula el origen armónico de los nombres
planetarios de los días de la semana: "Porque si comenzáis la
armonía que es designada 'por cuartas', en lo cual se ha sido creído que
consiste el poder de la música y sobre las estrellas, por medio del cual el
cosmos de los cielos ha sido dividido en intervalos regulares, de acuerdo con
el orden en que cada uno de ellos gira y, comenzando desde la órbita más
lejana que ha sido asignada a Saturno; entonces, saltando dos, nombrad el
señor del cuarto; y después de él, omitiendo otros dos, deberéis llegar al
séptimo; y de la misma forma, yendo hacia atrás, y señalando nuevamente a los
dioses que presiden las órbitas de los días, debéis encontrar todos los días
musicales verdaderamente armonizados con el arreglo cósmico del cielo". El orden de los planetas aceptado por Pitágoras era, como
ya hemos señalado, el propuesto por Anaxágoras:
El orden armónico sobre el cual se basa Cassius es, en
cambio, el propuesto más tarde por los estoicos y adoptado por los
pitagóricos posteriores a Filolao:
Es a partir de este ordenamiento que se establece la "armonía
por cuartas":
... y el ciclo vuelve a comenzar, siguiendo
la misma secuencia que la de la "tabla egipcia".
Además, las hipótesis de Cassius ilustran, indirectamente,
acerca de dos cuestiones que son propias de todo pensamiento
tradicional: En primer término, la cuenta de los astros es realizada
"hacia adentro": El primero (Saturno) es el más lejano, en tanto
que el último (Luna) es el más cercano. Este es el modo de contar entre, por
ejemplo, aymaras, quechuas, mayas, mapuches, guaraníes, etc. En segundo término, el orden de sucesión de los astros es
representado en forma "retrógrada", "antihoraria", tal
como puede apreciarse en la "estrella armónica" que resulta de la
"armonía por cuartas". |
jueves, 26 de agosto de 2021
EL ENIGMA DE LA SEMANA PLANETARIA Parte II
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