jueves, 26 de agosto de 2021

EL ENIGMA DE LA SEMANA PLANETARIA Parte II



Dos hipótesis

A primera vista, el ordenamiento planetario de nuestra semana no tiene el menor sentido. Los astrónomos y cronólogos contemporáneos se limitan a "explicar" la semana planetaria diciendo que es inexplicable en términos científicos y atribuyéndola a una convención probablemente derivada de la astrología y por lo tanto -según los criterios en boga-, enteramente arbitraria. 

Claro que no faltan (aunque tampoco sobran) quienes se atreven a dejar de lado los prejuicios y a buscar explicaciones que realmente expliquen algo. Pero en tal caso, se verán obligados a remontarse nada menos que dieciocho siglos atrás, puesto que las únicas dos hipótesis coherentes continúan siendo las formuladas por el historiador Dio Cassius (c. 155-238) en su Historia Romana. Dos hipótesis que en absoluto se excluyen sino que se complementan pero que, a la vez, sugieren que ya hacia finales del siglo II de la Era no había plena certeza respecto al tema en cuestión. El enigma, como se ve, es de muy larga data. 

Afirma Cassius que "la dedicación de los días a las siete estrellas que son llamadas planetas fue establecida por los egipcios, y su difusión entre todos los hombres es de no mucho tiempo". Seis siglos antes, Herodoto (484-425 a.C.) había escrito en el segundo de sus "Nueve Libros de la Historia": "Los egipcios además de otras invenciones enseñaron varios puntos de astrología; qué mes, qué día, por ejemplo, sea apropiado a cada uno de los dioses". 

A diferencia de los babilonios que dividían el día en 12 horas, los egipcios lo dividieron en 24 horas, haciéndolo comenzar a la medianoche. "Habiendo comenzado a contar las horas del día y de la noche desde la primera hora, -dice Cassius- y esa hora siendo adjudicada a Saturno, y la siguiente a Júpiter, y la tercera a Marte, y la cuarta al Sol, y la quinta a Venus, y la sexta a Mercurio, y la séptima a la Luna, de acuerdo con el orden de las órbitas, tal como los egipcios están acostumbrados a hacerlo, y continuando así, por turno, sucesivamente, para todas las 24 horas yendo alrededor, encontraréis que la primera hora del día siguiente corresponde al Sol. Y continuando la aplicación de este procedimiento a lo largo de esas 24 horas, en la misma manera como con las otras, avanzando, encontraréis que la primera hora del tercer día a la Luna. Y si deseáis seguir de este modo a través del resto, el dios que llega a cada día es, precisamente, el mismo que debe recibir". 

En efecto, "el dios que llega a cada día" es, sucesivamente: Saturno, Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus, tal como se puede comprobar confeccionando una sencilla tabla. Esto indica que los egipcios, además de contar con una semana civil de 10 días, contaban también con una semana astrológica de 7 días. Nuestra semana actual conserva el mismo orden planetario, sólo que comenzando por el Sol y terminando en Saturno. 

La otra hipótesis presentada por Cassius se vincula con la concepción armónica del mundo de los pitagóricos. El movimiento de los astros expresa una música celestial, una armonía de las esferas que el oído humano no puede percibir pero que los hombres pueden comprender simbólicamente por intermedio de las escalas musicales, los Tetracordios, los grupos de cuatro sonidos (cuartas) en que los griegos dividían a la octava. 

Cassius postula el origen armónico de los nombres planetarios de los días de la semana: "Porque si comenzáis la armonía que es designada 'por cuartas', en lo cual se ha sido creído que consiste el poder de la música y sobre las estrellas, por medio del cual el cosmos de los cielos ha sido dividido en intervalos regulares, de acuerdo con el orden en que cada uno de ellos gira y, comenzando desde la órbita más lejana que ha sido asignada a Saturno; entonces, saltando dos, nombrad el señor del cuarto; y después de él, omitiendo otros dos, deberéis llegar al séptimo; y de la misma forma, yendo hacia atrás, y señalando nuevamente a los dioses que presiden las órbitas de los días, debéis encontrar todos los días musicales verdaderamente armonizados con el arreglo cósmico del cielo". 

El orden de los planetas aceptado por Pitágoras era, como ya hemos señalado, el propuesto por Anaxágoras: 

Saturno, Júpiter, Marte, Mercurio, Venus, Sol, Luna.

El orden armónico sobre el cual se basa Cassius es, en cambio, el propuesto más tarde por los estoicos y adoptado por los pitagóricos posteriores a Filolao: 

Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna.

Es a partir de este ordenamiento que se establece la "armonía por cuartas": 
 

Saturno

. . . . . 

 1

Júpiter

 2

Marte

 3

Sol

. . . . . 

 4

Venus

 5

Mercurio

 6

Luna

. . . . . 

 7

Saturno

 1

Júpiter

 2

Marte

. . . . . 

 3

Sol

 4

Venus

 5

Mercurio

. . . . . 

 6

Luna

 7

Saturno

 1

Júpiter

. . . . . 

 2

Marte

 3

Sol

 4

Venus

. . . . .

 5

Mercurio

 6

Luna

 7

Saturno

. . . . .

 1

    ... y el ciclo vuelve a comenzar, siguiendo la misma secuencia que la de la "tabla egipcia". 
 
 
Cuestión de jerarquías


Las dos hipótesis de Dio Cassius -que, como dijimos, no se contraponen sino se complementan- tienen el gran mérito de ser coherentes en sí mismas. En los tiempos actuales, cuando todo el gigantesco edificio de la ciencia tiene por basamento la idea de que, en última instancia, el motor del Universo es el azar, la coherencia interna de una hipótesis es algo que merece ser destacado. 

Además, las hipótesis de Cassius ilustran, indirectamente, acerca de dos cuestiones que son propias de todo pensamiento tradicional: 

En primer término, la cuenta de los astros es realizada "hacia adentro": El primero (Saturno) es el más lejano, en tanto que el último (Luna) es el más cercano. Este es el modo de contar entre, por ejemplo, aymaras, quechuas, mayas, mapuches, guaraníes, etc. 

En segundo término, el orden de sucesión de los astros es representado en forma "retrógrada", "antihoraria", tal como puede apreciarse en la "estrella armónica" que resulta de la "armonía por cuartas". 
 
 


 





No hay comentarios:

Publicar un comentario