CHAMANISMO: LA AYAHUASCA Parte II
Esto es lo que aprendí de aquella
experiencia. Parte II
3. El chamán es el mediador entre el mundo visible de las cosas y el mundo invisible de las energías y los espíritus.
Mi chamán se llama Braulio y le conocí
porque se me rompieron las gafas y tuve que encontrar alguien que me las
arreglara. Y di con él. Era un hombre chiquito y moreno, con los dientes
enchapados en oro y una mirada líquida (la de aquellos que saben muchas cosas
pero no necesitan contárselas a nadie). Con él acordamos hacer una ceremonia en
sus tierras junto al río.
No importa lo que le preguntes a un
chamán, que siempre terminará respondiéndote lo que le venga en gana. Nosotros,
los de fuera, venimos con tantas ganas de saberlo todo, de conocer lo que hay
en ese otro mundo invisible que está ahí pero que apenas podemos tocar, que no
paramos de lanzar preguntas como flechas. Sin embargo, los chamanes saben que
cada uno debe encontrar sus propias respuestas y practican muy bien su papel de
guía.
La misión del chamán es dirigir la
ceremonia, esto es, llamar a los espíritus (especialmente al espíritu de la
Madre Ayahuasca) para que nos curen con su sabiduría y nos muestren lo que
tenemos que ver.
4. Todos los elementos naturales
tienen un espíritu o ánima.
Para nuestra mentalidad occidental es
muy difícil de aceptar que un árbol, una piedra, o algo incluso más intangible,
como el viento o el océano o la montaña tengan un espíritu que les habita en
cada una de sus partes. Sin embargo, la cosmovisión amazónica considera que
cada elemento posee su propia ánima, con el que los seres humanos nos
relacionemos en condiciones de igualdad (el fin del antropocentrismo occidental
de que los humanos somos los dueños del mundo). En las ceremonias de ayahuasca
son esas ánimas las que acuden para ayudarnos a “ver”. Bajo los efectos del DMT
nuestra sensibilidad a lo invisible se potencia y somos capaces de intuir o
incluso ver esos espíritus. Muchas veces reconocemos la figura de la vieja
Madre Ayahuasca, una brujita de piel rugosa como la propia soga (su
personificación en la Tierra). También es muy común que aparezcan la boa, la
víbora y otras serpientes: son espíritus protectores de la selva. La forma que
el chamán tiene de comunicarse con ellos es a través de sus ícaros o cantos (el
lenguaje del Universo).
5. Es absurdo seguir pensando que el
mundo invisible es una copia del mundo visible.
Las películas de fantasmas nos han
sugerido que si vemos un espíritu nos encontraremos con una copia de su forma
física, pero en versión semi-transparente. Nada más alejado de la realidad. Del
mismo modo que el mundo visible y físico es muy complejo y está formado por
millones de partículas, desde un átomo hasta una mega-estrella, el mundo
invisible también posee jerarquías y formas propias, que nos cuestan mucho
entender y aceptar. En mi experiencia descubrí que mi manera de notar o sentir
las energías y los espíritus, especialmente durante las tomas y en el proceso
de dieta, era a través de la piel: cosquilleos en las manos, sensaciones de
incomodidad física, aires que pasan, etc.
6. Es muy importante dietar antes y
después de la toma.
Como medicina, la ayahuasca posee sus
propias instrucciones de uso. Una de las más importantes es cumplir con el
proceso desde el principio hasta el final. Dependiendo de la zona donde tomes
ayahuasca, los chamanes tendrán una manera distinta de prepararte para ello,
pero siempre habrá una dieta que seguir. Esto es: abandonar productos “nocivos”
o “fuertes” como la carne, la leche, el café, el alcohol, e incluso el azúcar
un tiempo antes de la toma y también durante periodos que van de una semana
hasta tres meses después de tomar. Esto sucede porque en la selva la ayahuasca
se toma más como purga que como conector con mundos invisibles, es decir, para
curar enfermedades del cuerpo (como puede ser una gastritis o incluso un
cáncer). La dieta, por tanto, prepara nuestro cuerpo para llegar lo más limpios
posibles al encuentro con la planta.
7. La dieta más dura es la dieta
humana.
Durante el periodo de reposo después
de tomar, el chamán te indicará el tiempo que debes estar sin ver, hablar,
tocar ni por supuesto mantener relaciones sexuales con otra persona. Es
sencillo: a través del contacto físico vinculamos nuestras energías y es
contraproducente, después de una “purga” o ceremonia de limpieza como ésta, que
otras personas que no han tomado (“que no se han limpiado”) estén cerca de
nosotros.
Para romper la dieta (tanto la de alimentos
como la de sexo) se sigue un procedimiento que se llama “mapachear”. Consiste
en inhumar los alimentos o a tu pareja con el tabaco de selva o “mapacho” con
el objetivo de limpiarlos y de protegernos. El ánima del tabaco es protector y
está muy presente en todas las ceremonias rituales de la selva (también es un
potente vomitivo).
8. Se pasa mal, se pasa bien, se
disfruta, se teme, se vomita, se sana.
La experiencia con la ayahuasca es integral y con toda probabilidad te provocará emociones muy diversas y contradictorias en una misma toma. La ayahuasca nos remueve por dentro y saca a la superficie cosas que nos gustan de nosotros mismos, y también problemas o traumas que tenemos bloqueados. Es importante no pensar en esto en términos de “bien” y “mal”, sino como parte de una sanación completa. El chamán siempre está ahí para guiarte y para que no pases miedo. Elígelo bien: ha se ser de confianza.
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