OH! Poderoso “San Deshacedor”, Justiciero de la maldad y la codicia!. Hoy vengo humillado a tus pies para pedirte permiso. Ofreciéndote los humos y las cenizas de este tabaco al revés, para que así como se deshacen los humos de este tabaco, así se deshaga a mis enemigos y mis contrarios, hombre o mujer, todo lo malo que estén haciendo contra mi cuerpo, alma y espíritu.
¡San Deshacedor! Glorioso héroe del
mal y la injusticia, quiero que como he venido yo humillado ante ti. Así quiero
a todos, mis enemigos y contrarios, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, con estas
tres palabras benditas llame a mis enemigos para que vengan humillados a mis
pies como vino Satanás a los pies de San
Miguel.
Ojos tengan y no me vean, corazón tengan y sean prisioneros,
sentidos y no me sientan, oídos y no me oigan, manos tengan y no me cojan, pies
tengan y no me alcancen, cuchillos tengan y no corten, carabina y se les llene
de agua la boca y no me hablen.
San Deshacedor, deshace de mi, todo cuanto mal me hallan hecho, este haciendo o quieran hacer. Que todo el que pretenda disponer de algo en contra de mi persona, se le deshaga esa idea y quede arrepentida.
Se reza tres Credos, 2 Padres Nuestros y 1 Ave María.
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