martes, 3 de agosto de 2021

PREPARAR UN CRISTAL O PIEDRA PROTECTORA


La predisposición que tenemos al cumplimiento de nuestros objetivos de vida se expresa en nuestra energía, tanto la de nuestro espíritu como de lo que nos rodea. Muchas veces las fuerzas externas se presentan más poderosas y necesitamos de objetos que puedan protegernos de la mala vibra y atraer un ambiente propicio para lograr lo que deseamos.

Es sabido el gran poder de los cristales para la protección energética. Sin embargo, también son objetos muy delicados que requieren una preparación especial para tal finalidad, la misma que comprende una limpieza y programación de nuestras peticiones.

Entre las diferentes maneras de limpiar un cristal, la más sencilla consiste en lavarlo con abundante agua y jabón y luego hervirlo nuevamente en agua con granos gruesos de sal por espacio de nueve minutos. 

Otras alternativas son colocarlo en un recipiente transparente de vidrio de dos a siete días o dejar que cubrirlo con humo de incienso.

Una vez que ha terminado la limpieza se puede aplicar un poco de nuestro perfume en el cristal para conducir su vibra más rápido. 

Luego viene el momento de la programación.

Al igual que para su limpieza, los cristales se pueden programar en más de una forma. Una de ellas se realiza colocando el cristal seleccionado en la mano izquierda y cubrirlo con la derecha mientras proyectamos mentalmente el color asociado a la virtud que deseamos (por ejemplo, el dorado para la sabiduría, el azul para la paz, etc.). Al momento de botar el aire, debemos soplar el motivo de nuestra petición sobre el cristal.

Un segundo modo de programar un cristal protector es poniendo una de sus caras en nuestro entrecejo y visualizando nuestra petición, de forma que al espirar proyectemos una luz blanca azulada (se repite el mismo procedimiento con el resto de caras). En caso tengamos una intención amorosa, ubicaremos el cristal sobre nuestro corazón y haremos lo mismo.

Los cristales se alimentan de la energía de la luz solar, a la que deben permanecer expuestos, como mínimo, cinco horas a la semana. De lo contrario, absorberán nuestra energía y nos sentiremos agotados.

Otra recomendación muy importante es no permitir que nadie toque el cristal, ponerlo cerca a electrodomésticos o acercarnos a él cuando estemos deprimidos. Siempre se le puede limpiar para volver a reprogramarlo, pero si se rompe antes quiere decir que no soportó nuestra energía negativa, que nos protegió de alguna otra mala vibra o que ya cumplió su labor.

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