jueves, 28 de mayo de 2020

Magia Teurgia Parte X

     MAGIA ANGELICAL

 

Como hacer un pedido desde el valor simbólico y espiritual de los números  6 a 10

 



NUMERO SEIS = senario.


 Este número el sello del mundo porque todo lo creado fue hecho por Dios en seis días. Es un número de perfección y de todo lo bueno, tiene la virtud de que cuando Dios hizo todo, según el génesis, al terminar cada día su obra lo último que hace es mirarla y ver que “era buena” , por eso es el número de todo lo bueno. Es el número que nos vincula con los aspectos bondadosos, con aquello que Dios mismo creó. Además nos vincula con la relación amorosa de Dios mismo. Es también sello del hombre porque el hombre fue creado en el sexto día. Además es número de salvación porque el Maestro muere al sexto día (al viernes lo contamos como sexto día).

 

El misterio del número innombrable – tres veces seis- el número de la bestia. Según lo explica San Juan comprender ese misterio supera la capacidad humano. Comprender el misterio de ese número no está reservado al hombre. Una de las interpretaciones es que al ser el seis el número del hombre y al ser tres veces seis es el hombre que se quiere divinizar, desplazar a Dios. Es como una trinidad hecha a medida del hombre. El maligno hizo una especie de imitación del cielo : hay un padre de la maldad, un hijo de la maldad y un espíritu de la maldad, y hasta una iglesia de la maldad. Todo eso existe y se define puntualmente como satanismo. Se trata de un camino espiritual inverso.

 

NUMERO SIETE = septenario. 


Es un número variable y múltiple en su poder. Potencia todo (para el bien y para el mal). Posee la virtud de lo corporal y lo espiritual, porque el tres remite a lo espiritual y el cuatro a lo creado; abarca el cuerpo y al alma, ya que el cuerpo está compuesto por cuatro elementos y el alma posee tres fuerzas: la memoria, el entendimiento y la voluntad. Es un número de regeneración porque todo se reanuda y se renueva con relación al ritmo del número siete (cada siete años cambiamos las células del cuerpo, cada siete días se cambian las células de la lengua). Todo misterio regenerativo está relacionado con el número siete. El sábado es el séptimo día que se dice sabático que remite al descanso a la unión y al perdón, porque en el séptimo día Dios descansa.


Siete es número de camino espiritual y siete son las bienaventuranzas. Además siete es el número del pedido porque siete pedidos tiene el Padre Nuestro. Todo lo que se pueda implorar esta en el Padre Nuestro pedido con toda claridad.

Siete son los dolores de la Virgen. Siete las iglesias del Apocalipsis y son siete los ángeles de la Apocalipsis, siete son las lámparas.

 

El número siete favorece y potencia toda actividad. Es un número muy bueno para cualquier tipo de pedido (ritmo).

 

El rito es permite que algo mínimo accione por su gran espiritualidad.

 

El siete es un número que se recomienda usar para cualquier cuestión en que se sienta necesaria de ser potenciada. Agripa aclara muy bien diciendo que es un número de mucha virtud para arriba o para abajo. Se accede a potenciar un pedido a través de poner en claro el ritmo del siete (siete glorias y siete días). El septenario va a permitir que mi pedido se desarrolle con una virtud mucho mayor.

 

Es un número que remite a la transformación el dolor con relación a que son siete los dolores de la Virgen. También es un número de reposo, para pedir cosas contemplativas. Al siete se le puede pedir lo jubilar. El siete multiplica. Cada siete años deberíamos perdonarnos las deudas. Siete es número de perdón. “¿Señor cuantas veces debería perdonar a mi hermano? setenta veces siete y una más.

 

NUMERO OCHO = octonario. 



Número de justicia y plenitud. Es el primero que se lo puede dividir en números iguales (cuatro, dos). En la antigüedad los bautisterios (pila bautismal) eran todas octogonales. En Mateo las alegrías espirituales son ocho (bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos serán los reinos de los cielos ...).

 

Ocho es número de conservación y salvación porque ocho son las personas que se salvan en el arca de Noé. Cuando Dios decide salvar y conservar lo hace a través de este número, en este sentido podemos decir que analógicamente las bienaventuranzas son los ocho aspectos del desarrollo espiritual que nos permite alcanzar la salvación de nosotros mismos, preservar aquello que en nosotros va a ser eterno. Un misterio interesante es que cuando Dios crea el diluvio hace que Noé invite a que sean ocho en el arca y al fin pone el famoso sello del arco iris como signo de que Él nunca más iba a repetir lo del diluvio. Dios le dice a Noé que ese signo (el arco iris) era un pacto entre Él y la humanidad de que nunca más la iba a destruir. El arco iris es un presagio hermoso que nos dice que Dios esta preservando algo en uno. Remite a que Dios siempre va a preservar algo en mí que me pueda salvar, este donde este hay algo en mi que va a ser eternamente salvado si yo lo acepto. El arco iris tiene siete colores que juntados todos nos dan un octavo color.

 

NUMERO NUEVE = novena. El nueve es muchas cosas en la tradición y la que más se rescata es que nueve son las formas en que Dios se manifiesta a través de sus coros angélicos. Esta tradición se la debemos a San Dionisio. Es un número netamente Angélico y remite a lo novedoso. Cuando hacemos novenas siempre


involucramos ángeles, aunque la novena se la realicemos a un santo.

 

El nueve a los coros angélicos. Le hacemos novenas a la Virgen, los Santos, y lo que logramos es poner en juego la capacidad angélicas de estos seres de luz. Ellos accionan a través de los ángeles. Al realizar una novena a la Virgen lo que hacemos es pedirle a la Virgen que manifieste su gracia a través de estos seres que son más que sus emisarios, son su propia voluntad manifestada a través del ángel . Los Santos son angélicos, tienen características angélicas.

 

La novena va a remitir siempre (aunque se la haga a un Santo) a las nueve jerarquías angélicas o a lo Angélico de ya que vuelve a la unidad.

 

Los diez mandamientos son las diez formas de preservarse como persona espiritual.

 

una experiencia.

 

NUMERO DIEZ = denario.



 Llamado número total ya que después del no se cuenta sino es por replica. Es principio y fin

 

Todos los números nos vinculan con aquello que Dios hizo en algún momento y que va a ser eternamente de esa forma. Si Dios decide manifestar su luz a través de un acto, es porque en ése acto lo que Él está haciendo se puede manifestar plenamente. No puede ser superado. Uno cree por ejemplo que el Maestro se manifiesta en un tiempo; la escritura dice: cuando llego el tiempo a su madurez dada para que el Maestro nazca..., Él nace. Eso quiere decir que ese era el momento en el cual la plenitud de su encarnación podía darse.

 

Cada número expresa la plenitud de un acto sagrado (cinco llagas, ocho personas...). Son un canal por los cuales ésta luz divina se expresa. Son formas por las cuales Dios manifiesta su propia luz.

 

Todo lo que Dios hace y expresa eternamente se repite

 

El número cuarenta es el que remite al misterio del encuentro interno de uno con Dios, y a la experiencia del desierto. Nos remite a abandonar todo lo superfluo para acceder a lo trascendente. Donde me falta todo para obtener lo único necesario.

 

Es un poco el tiempo a que Dios nos invita a que hagamos nosotros como hombres lo que nos corresponde para que Él pueda hacer lo que corresponde como Dios. Abandono y poder percibir que Él está acá con migo. El cuarenta es número de plenitud total, de presencia. Es el número que se lo llama “de la prueba acompañada.”

 

El siete multiplica. Cada siete años deberíamos perdonarnos las deudas. Siete es número de perdón. 


“¿Señor cuantas veces debería perdonar a mi hermano? setenta veces siete y una más. Setenta veces siete es el número pleno del perdón. Perdón es romper con los lazos de odio que nos vinculan con otros. Se puede elegir una oración y repetirla setenta veces siete más una. Se puede rezar un Ave a María durante setenta veces siete días más uno para poder perdonar o ser perdonado por alguien o por algo. Es poner la levadura del perdón en la masa de mi alma, para decirlo de alguna forma.

 

Otra forma es hacer setenta oraciones por siete veces más una, para que resulte más corto. Siempre teniendo algo que en principio se relacione al siete, por ejemplo siete velas prendidas o prenderla por siete días.

 

El cielo son los ángeles mismos que son el amor de Dios hecho alguien. Cuando yo le pido a mi ángel de la guarda, le estoy pidiendo a aquello que hay de Dios en él. Por eso el ángel no me permite arrodillarme ante él para que yo no entre en la confusión, en que lo divinice. Lo que el ángel trae no es de él sino de Dios.

 

Invocar es pedir que descienda. A los Santos se invoca y venera


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