Cuando te doy gracias, Dios mío, pienso en todos los momentos que curse durante el día,
rememoro las alegrías, las tristezas, los altibajos que pude tener.
Estoy consciente de que no siempre mantendré la misma actitud ante las situaciones; que
estaré feliz, contento, seguro, firme; también me conozco, y sé que podré estar triste,
inseguro, con autoestima baja; pero, al final del día, sé que puedo contar contigo, incluso no
sólo al final del día, sino en toda mi jornada, diariamente.
Hay algunas cosas que aún no conozco de mi; sé que a veces tengo mis cambios de ánimo
fuerte, pero son según las circunstancias; a pesar de ello te pido, Señor, déjame conocer mi
cuerpo, mis emociones y sentimientos para poder darte un mejor servicio. Sé que soy hijo
tuyo, y tengo la dignidad de llamarme así, pero también debo conocerme y saber cuáles son
mis debilidades, dándole un mayor peso a mis fortalezas; hay veces en las que puedo hacer
más cosas, pero no las hago por no comprometerme. Señor, eres perfecto, pero yo no;
ayúdame hacerlo,
ya que a eso me has llamado.
*Gracias, Señor*
Por los momentos de este día, y en especial por darme amor, aprecio y cariño.
Yo mismo quiero amarme así como Tú lo haces.
Dame, Señor, el don del amor a mí y mis semejantes.
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