A pesar de tener la misma raíz etimológica y de que muchas
veces se utiliza erróneamente, no debe confundirse este término con el de ónix,
empleado para definir un tipo de mármol veteado y de distintas tonalidades,
originario del centro de Europa.
El mineral que nos ocupa es un ágata listada, de la familia
de las calcedonias, de colores muy variables, aunque generalmente con una base
negra, marrón oscuro o verdosa, con estrías paralelas más claras, verdes,
amarillas, doradas o blancas, usualmente muy estratificadas.
Su estructura es la de un silicato anhidro, de estructura
cristalina ortorrómbica, extremadamente dura, lo que le confiere un brillo
vitreo muy agradable.
Origen y proyección histórica: Existen dudas sobre si el
término ónice proviene del hebro schoam (uña), o del griego lapus onyx
(literalmente, piedra-uña), pero las leyendas helénicas atribuyen su origen a
que "...Eros había roto con una de sus flechas una uña de Afrodita
mientras dormía y la había arrojado al agua; pero como ni siquiera el más
mínimo fragmento del cuerpo de un inmortal puede morir, las Parcas la
transformaron en piedra y así continuó viviendo, creciendo y
reproduciéndose..."
Lo cierto es que en la antigüedad el ónice era muy
apreciado, pero con el correr del tiempo su fama sufrió una dicotomía notable:
los romanos fabricaban con él prendedores, sellos y pendientes grabados con los
signos del Zodíaco, usándolos como talismanes, mientras que en la Edad Media,
tal vez por la influencia árabe, el ónice se convirtió en un pregonero de la
desgracia, la pobreza y la mala suerte.
Finalmente, fue rehabilitado en la Inglaterra del siglo XV, donde se utilizaba como un amuleto contra los terrores
nocturnos y los malos espíritus.
Las opiniones sobre las virtudes y propiedades del ónice
estuvieron siempre muy polarizadas: mientras que la tradición positiva la ve
como la piedra por excelencia para combatir la melancolía, extinguir las
pasiones funestas, combatir los malos sueños y las alucinaciones e infundir
pensamientos elevados, para Alejandro Magno, el ónice "...puede causar
dolor y vértigo, despertar terrores nocturnos fantasías horribles y sembrar la
discordia entre amigos y familiares. Llevado junto al cuerpo, provoca pesadez,
tristeza, pesadillas, abortos y partos prematuros...".
Mandeville, en cambio, opta por un ambiguo término medio:
"..es cierto que el ónix atrae a los espíritus y los demonios, pero a
cambio otorga el valor necesario para enfrentarlos..."
Nombre popular: Ónix, onique.
Energía:Proyectiva.
Planetas:Marte, Saturno.
Elemento:Fuego.
Deidad:Marte.
Piedra asociada:Diamante.
Poderes:Protección, magia defensiva, reducción de los deseos
sexuales.
Tradición mágico-ritual: En tiempos pasados, se creía que el
ónice era la manifestación de un demonio aprisionado en la piedra.
Este demonio despertaba de noche y sembraba terror y
pesadillas en aquellas personas dentro del alcance de su influencia.
También se pensaba que este demonio provocaba discordia
entre los amantes (aunque observe más abajo la razón por la que podría haber
"discordia", en caso de usar mal la piedra).
Usos mágicos: Es una piedra de protección que se usa cuando
se enfrentan adversarios en batallas o conflictos de todo tipo, o cuando se
camina de prisa por una calle oscura a medianoche.
En la magia ceremonial clásica, se grababa en ónice la
imagen de la cabeza del dios Marte o una figura del héroe Hércules y se usaba
para el coraje.
El ónice se usa como protección y como defensa contra la
negatividad consciente dirigida hacia nosotros.
Mientras que "ataque psíquico" y el
"maleficio" son poco comunes y muchas veces sólo existen en la mente
de la "víctima", llevar a cabo rituales de defensa puede resultar
psicológicamente purificador.
Un conjuro para la defensa: coloque un espejo cuadrado en su
altar.
Ponga una vela púrpura delante de él, de tal manera que la
llama se refleje en el espejo.
Cargue nueve ónices con energía reflexiva o defensiva.
Coloque un trozo de ónice a unos 7 cm a la derecha de la
vela.
Luego ponga ocho piedras más en un semicírculo alrededor de
la vela, trabajando de derecha a izquierda, hasta que la vela esté rodeada a
medias, pero no haya ninguno frente al espejo.
Encienda la vela y visualice que el ónice recolecta la
negatividad y la envía hacia la llama de la vela.
Luego vea la llama que actúa como lente, concentrando la
negatividad y enviándola hacia el espejo.
El espejo es una puerta hacia el plano espiritual.
La energía negativa es enviada, a través de él, de regreso a
su origen.
La protección está otorgada.
El ónice se ha usado para reducir los impulsos sexuales.
Esto es peligroso, pues el alivio sexual es una parte
natural de la vida.
Reprimirlo puede dar como resultado enfermedades mentales,
físicas, actitudes antisociales, desilusiones religiosas y hasta tendencias
asesinas.
Los impulsos sexuales naturales existen para sentir placer,
para experimentar la unión con otros humanos y con lo divino, y para continuar
con la vida humana.
Suprimirlos conduce al odio, al aislamiento y a una
disminución del respeto por todas las formas de vida.
Sin embargo, en estos tiempos de contacto sexual arriesgado,
quizás el ónice pueda usarse para ayudar a refrenar los impulsos sexuales
incontrolables.
El sexo, en especial cuando se lleva a cabo con parejas
nuevas (amores de una noche), puede provocar una adicción psicológica.
Esto puede llevar a descuidar asuntos no sexuales, a sufrir
disfunciones sexuales (impotencia o frigidez) y enfermedades.
Si el deseo incontrolable es un problema, recuéstese
totalmente vestido.
Sostenga un trozo de ónice a uno 5 cm de su ingle.
Déjese bombardear por sus vibraciones calmantes y
espirituales.
Visualícese deseando menos sexo, recordando que lo que importa
es la calidad, no la cantidad.
Hágalo durante unos minutos todos los días, pero no más de
una semana.
Espere una semana antes de repetir este ritual.
El ónice también puede usarse para calmar el deseo sexual
cuando no existe la posibilidad de hacerlo con su pareja, por ejemplo, durante
largas separaciones físicas, enfermedades o la última etapa del embarazo.
Aunque la autoestimulación (masturbación) puede y debe ser
un alivio natural y satisfactorio, muchos de nosotros necesitamos el
intercambio de energía con otra persona para sentirnos sexualmente satisfechos.
La educación de la sociedad también nos ha inculcado la
falsa noción de que la masturbación es sucia, antinatural y causa de
enfermedades.
Si este es el caso, y usted no tiene acceso a las relaciones
sexuales, despierte su propia sexualidad, o en el caso contrario, cargue un
trozo de ónice y sosténgalo a unos centímetros de su ingle, visualizando la
disminución de su deseo sexual.
Cuando su pareja esté nuevamente con usted, estimule su
deseo sexual con un diamante o una cornalina, para disfrutar por completo del
contacto.
Estas dos técnicas pueden resultar peligrosas.
No deben llevarse a cabo, sin antes pensarlo cuidadosamente.
Nunca continúe usando el ónice para reprimir su deseo sexual
durante más de un mes o dos.
Después reabra el centro sexual.
Sin embargo, no deje que esto lo ahuyente del ónice.
Cuando se carga con propósitos protectores, por ejemplo,
afecta el centro sexual de maneras diferentes.
El sexo está vinculado con la supervivencia de nuestra
especie.
De modo que "protege" la vida. Llevar puesto un
ónice o utilizarlo en rituales de protección canaliza la energía sexual dentro
de la piedra y desde allí crea la protección.
Una alternativa segura aunque costosa para los rituales
mencionados requiere tener un diamante (sin importar el tamaño) montado en
ónice.
Cuando el diamante (que es sexualmente excitante) está
rodeado por el ónice, que inhibe la sexualidad, simboliza el control sobre
nuestra naturaleza sexual.
El poder simbólico de esta piedra varía de acuerdo con su
color.
El ónice negro, por ejemplo (la variedad más frecuente)
figura dentro del grupo de las piedras maléficas, pues la energía que desprende
es negativa.
No se lo debe utilizar como amuleto, ya que produce
pesadillas y atrae influjos negativos que tienden a generar depresión en quien
lo lleva.
El ónice de tonalidades rosadas, por el contrario, simboliza
la seducción ante el sexo opuesto, y una mujer que lo lleve verá aumentado su
poder de atracción entre los hombres.
Antiguamente, se lo aplicaba a la mordedura producida por un
animal salvaje, pues se aseguraba que poseía el don de evitar que la herida se
infectara.
También se lo empleaba como antídoto en las picaduras de
víboras venenosas.
Se le atribuye la capacidad talismánica de ahuyentar la
melancolía y la visión negativa de la vida, propiciando la paz interior.
Es una de las piedras que formaban el pectoral hebreo,
puesto que antiguamente se lo consideraba símbolo de castidad, pero actualmente
se lo utiliza para ejercer una mayor atracción hacia la persona que se desea
conquistar.
Su valor curativo lo hace eficaz contra todo tipo de dolores
fuertes y procesos infecciosos.
Es muy recomendable para los nativos de capricornio.
Acción Psíquica: Su rango energético es muy útil para los
casos donde es urgente un depuración de la esfera mental.
Dolores de cabeza de origen somático o por exceso de toxinas
en el torrente sanguíneo.
Temor a padecer enfermedades incurables. Agitación,
impacienda con estados de ansiedad.
Se recomienda este remedio a personalidades indefinidas y
desconcertantes: hoy dicen una cosa y mañana hacen otra totalmente opuesta.
Su conducta suele mostrar matices muy disímiles, pues ante
una misma circunstanda, que se repite, nunca actúan dos veces de igual forma.
Hoy se entusiasman y arrastran con su actitud a quienes les
creen, pero éstos últimos verán en muy poco tiempo cómo cambia el entusiasmo e
interés de la persona en quien creyeron.
Acción Emotiva: Su ánimo y sus emociones no escapan al
esquema general de su personalidad, que marca altibajos tan llamativos y
notorios que, si no se corrigen a tiempo, terminan siendo personas aisladas de
los demás.
Debilitamiento de las facultades intelectuales.
Se tornan olvidadizos; tienen la mente confusa al despertar,
pesadez física e intelectual por la mañana.
Acción Energética: Actúa sobre los vehículos energéticos
mentales y emotivos, liberando de sobrecargas electromagnéticas y nivelando el
microvoltaje celular en el plano físico.
Estimula en casos de agotamiento físico-energético y
postradón nerviosa.
Su efecto es la separación.
Este es un pequeño resumen de las propiedades tanto
energéticas y mágicas del Onix u Onice; espero que toda esta información sirva
para que la puedan aplicar en la aplicación de sus rituales, hechizos y
tratamientos de gemoterapia.
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