viernes, 6 de diciembre de 2019

Propiedades mágicas y terapeuticas del RUBÍ




El rubí pertenece a la familia de los corindones hiálicos y, como tal, su composición es la de un anhídrido de aluminio, con inclusiones a nivel de impurezas de óxido de hierro y cromo, que le dan su color carmesí.

Cuando las trazas de cromo están reemplazadas por titanio, se trata de un zafiro.

Además, presenta con frecuencia otras inclusiones sólidas o gaseosas, como mica, rutilo, nitrógeno, etc. que, a diferencia de otras piedras preciosas, le agregan valor, en vez de quitárselo, ya que son la única forma de diferenciarlo de las imitaciones.

Su cristalización dentro del sistema rómbico, en prismas hexagonales, de doble refringencia y monoaxial, tiene un índice de refracción muy elevado, aunque su irisación no alcanza el juego cromático del diamante.

Su gama total oscila desde el naranja-rojizo al violáceo, algunas veces con reflejos azules o marrones, pero el tipo más valioso es el rojo carmín, intenso y transparente.

El policroísmo es muy elevado y, esto debe tenerse en cuenta cuando se talla, ya que los tonos de rojo varían cuando los rayos luminosos pasan por la base o por las facetas laterales.

Su dureza, si bien no alcanza la del diamante, es considerable (8,7 en la escala de Moss), por lo que adquiere un hermoso brillo cuando se lo pule.

Los yacimientos más importantes se encuentran en los fondos fluviales aluvionales o en cuevas, incluidos en vetas de rocas magmáticas, generalmente asociados al zafiro, circón, corindón y turmalina negra.

Los rubíes más buscados aparecen en los yacimientos de rocas calcáreas dolomíticas de Birmania, pero también se extraen, aunque de inferior calidad, en Tailandia (más pálidos y amarillentos), en las explotaciones auríferas y diamantíferas de Sudáfrica, Madagascar, Australia y Tasmania y en los yacimientos de esmeraldas de Brasil y Colombia.

Origen y proyección histórica: La gran mayoría de autores de la antigüedad coincide en que el origen del nombre rubí deriva del latín ruber (rojo), pero se lo catalogaba erróneamente en la familia de los carbúnculos que englobaba a los granates, jacintos, circones y espinelas.

La palabra hebrea que designa tradicionalmente al rubíes hofech, mientras que en sánscrito se denomina ratna-yaka (gota de sangre del corazón de la madre Tierra).

Los antiguos códices islámicos hablan de un rubí que tenía el poder de provocar la invisibilidad y proteger de las calamidades y las heridas.

Luego, ennegrecida por los pecados humanos, se transformó en la kaaba, la piedra negra adorada por los mahometanos.

Bajo el nombre de apiroto(invulnerable al fuego), los griegos consagraron el rubí a Apolo, quien entregó una de estas piedras a la ninfa Heraclea, y curó con ella a un pájaro herido, reemplazándole el corazón partido por una flecha.

Nombre popular: Carbúnculo.

Energía: Proyectiva.

Elemento:Fuego.

Deidades: Buda, Krisna (que no debe confundirse con la expresión moderna de la reverencia centrada en Krisna).

Poderes: Riqueza, protección, poder, alegría, prevención de pesadillas.

Incompatibilidad:Jade, Ópalo, Piedra de luna.

Tradición mágico-ritual: Hace siglos, el rubí convertido en un cabujón de una forma determinada, se conocía como "carbúnculo".

No existe una piedra con este nombre, aunque muchos libros tratan al carbúnculo como una piedra por separado.

Esta piedra fue considerada la ofrenda más perfecta a Buda en la China, y a Krisna en la India.

Una creencia que se sostiene ampliamente: soñar con rubíes indica un éxito venidero en los negocios o asuntos de dinero.

Si el sueño lo tiene un jardinero o un granjero, el rubí denota una buena cosecha.

Esta piedra es una de las muchas de la cual se piensa, que se pone oscura cuando el peligro o la negatividad se acercan a quien lo lleva, o cuando amenaza una enfermedad.

No se ha determinado si esto se veía psíquicamente, era un símbolo, o un cambio real en el color o la claridad de la piedra, pero probablemente fuera un fenómeno psíquico.

En este sentido, el rubí puede usarse como una herramienta para vislumbrar el futuro, como sucede con la gran mayoría de las piedras transparentes.

Esta bellísima piedra preciosa perdió en los últimos años parte de la popularidad que siempre tuvo.

Su utilización masiva determinó que fuera depreciada y que se la considerara vulgar.

Afortunadamente, en la última década se ha producido un resurgimiento y los grandes joyeros la han rescatado del olvido mediante modernísimos engarces que permiten disfrutar toda su belleza.

Símbolo del amor apasionado, se trata de una gema de excepcional dureza y de un color rojo muy brillante.

Las variedades de su tonalidad posibilitan la existencia de piedras más oscuras, algunas de color rojo sangre y otras encarnadas.

El llamado «rubí oriental» es una gema de gran valor, que se caracteriza por tener vetas blancuzcas en su tono, generalmente carmesí.

Pero se trata de una variedad muy difícil de hallar; a pesar de lo que se cree habitualmente, en el mercado de las piedras preciosas resulta más valioso un rubí de gran tamaño sin defectos ni impurezas que un diamante.

Esta bella y fulgurante piedra se tuvo por un amuleto poderosísimo en épocas pasadas.

A través de los siglos y las civilizaciones, ha subsistido la creencia de que el rubí se torna más oscuro cuando quien la lleva corre grave peligro, y recupera su tonalidad brillante cuando aquél ha pasado.

Los científicos estudian este curioso fenómeno, convencidos de que existen modificaciones químicas en la piel humana en momentos de grave riesgo que inciden en el color del rubí, siendo ésta la causa del extraño cambio de su colorido.

Como amuleto, se lo utiliza para hacer renacer un amor que languidece, para dotar de pasión un vínculo, y para estimular la posibilidad de vivir nuevas y excitantes aventuras pasionales.

Se considera que refuerza la inteligencia, ayuda a superar problemas cardíacos y apresura la curación de las heridas producidas por objetos cortantes.

Es una piedra muy apta para los nativos de Leo y Escorpio, pero resulta negativa para los de Libra, Cáncer y Géminis, hacia los que atrae el insomnio y las pesadillas.

Usos mágicos: Los rubíes son verdaderas piedras preciosas, ejemplares perfectos de un tono rojo sangre profundo son increíblemente costosas.

En la magia del siglo XIII, eran considerados piedras que aumentaban las riquezas.

Eran especialmente efectivos si se les grababa la imagen de un dragón o una víbora antes de usarlos.

La magia antigua de la India declara que la posesión de rubíes ayuda a su dueño a acumular otras piedras preciosas, quizá por las cualidades de la piedra que inducen a la riqueza.

Se creía que su uso otorgaba invulnerabilidad o protección contra los enemigos, los espíritus malignos, la negatividad, las plagas, la fascinación (manipulación mágica) y la hambruna.

También era llevada por los soldados, puesto que los protegía de las heridas en las batallas.

Básicamente, el rubí fortalece el sistema de defensa psíquica del cuerpo.

El rubí protege las casas contra las tormentas y la negatividad, en especial si primero se tocan con él los cuatro rincones de la casa.

De igual manera, tocar los árboles o los límites de un jardín, los protege mágicamente de los rayos y los ataques de tormentas violentas.

Gobernado por Marte, el rubí se usa durante los rituales mágicos para aumentar las energías que posee el mago, o se coloca en el altar junto a una vela roja, para recibir la energía cuando se siente agotado o exhausto.

Siguiendo en una línea similar de influencia mágica, se dice que usar un rubí aumenta el calor del cuerpo.

Las joyas con rubíes montados se usan para desterrar la tristeza y los pensamientos negativos.

Estas joyas también producen felicidad, fortalecen la fuerza de voluntad, la confianza, y disipan el temor.

Colocado debajo de la almohada o usado en la cama, asegura un sueño tranquilo, sin que lo perturben las pesadillas.

Se piensa que los rubíes estrellados, esas piedras raras con una estrella natural de seis puntas, son particularmente potentes en la magia protectora y en otras formas de magia, pues en un tiempo se creía que un espíritu habitaba en su interior.

Estos también pueden usarse como herramientas de adivinación, observando las líneas cruzadas de luz.

Acción Psíquica: Es el remedio para los casos más graves de debilidad psíquica y física conjuntamente.

Los sentidos se ven afectados, el individuo se pone laxo y siente que su cerebro se niega a funcionar, tiene incoordinación de movimientos, tropieza, se le caen las cosas de las manos; yerra en la apreciación de las distancias.

Hay una sensible agravación después de la relación sexual, lo que va sumiendo a la persona en gran desaliento y depresión Tensión emocional subconsciente.

Espíritu deprimido, tendencia a magnificar sus males.

Deseo de evasión ante los problemas, sólo los enfrenta cuando éstos pasan los límites de su control o ya es demasiado tarde.

Insomnio con gran afluencia de ideas perturbadoras.

Acción Emotiva: La energía del rubí incentiva notablemente los ánimos alicaídos y desalentados.

Trastornos de la memoria subsiguientes a un shock traumático o emocional.

Angustia consecuente de crisis afectivas.

Incapacidad de tomar decisiones en situaciones de shock.

Disfunciones sexuales de origen somático o por agotamiento energético.

Acción Energética: Descongestiona el sistema energético, impidiendo cualquier bloqueo o congestión, vitalizando los centros inferiores, Base y Sacro.

Toda la energía de la persona se ve influida por la fuerza de este remedio que logra así barrer con los bloqueos en el plano energético, en el nivel etérico / emocional, y con problemas asociados con el frío.

Su efecto es la fusión.

El color carmesí del rubí representa la energía positiva por excelencia, sobre todo aplicada al chakra del corazón, aunque puede aplicarse sobre cualquier otro punto energético.

En el aspecto emotivo proporciona seguridad interna, a la vez que simboliza el amor puro, pero fuerte y apasionado. Aporta paz y serenidad, cura el insomnio y fortifica la memoria.

En terapias físicas, utilizado de acuerdo con su color, constituye un excelente estimulante del apetito, vigoriza y tonifica el organismo (especialmente en casos de anemia y anorexia), regula el ritmo cardíaco y la tensión arterial y activa el sistema inmunológico.

Este es un pequeño resumen de las propiedades tanto energéticas y mágicas del Rubí; espero que toda esta información sirva para que la puedan aplicar en la aplicación de sus rituales, hechizos y tratamientos de gemoterapia.

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