El secreto del vinagre más
delicioso está en conseguir una buena madre del vinagre. La madre es una
materia gelatinosa que se forma en la superficie del vino luego de algunas
semanas de oxidación. Esta especie de gelatina tiene la propiedad de hacer de
catalizador del proceso para el resto del preparado.
Vinagre casero de vino tinto
Para hacer un gran vinagre casero de vino tinto,
necesitaremos contar con un botellón (quizás una damajuana) bien limpia para
conservar allí nuestra elaboración.
Colocaremos dentro dos tazas de vino tinto mezclado con una
taza de agua, y luego agregaremos una taza de madre de vinagre de cerveza o de
vino. Estas medidas se adaptarán según la cantidad de madre que tengamos, y
según también el recipiente de contención.
Luego, debemos tapar muy bien con una gasa de trama fina,
asegurándola con hilos o con una bandita elástica, para prevenir que ingrese
suciedad pero que permita la aireación de la elaboración.
Debemos guardar este recipiente en un sitio tibio o cálido,
donde pueda permanecer quieto y sin cambios bruscos de temperatura.
Conforme pase el tiempo, a lo largo de dos a tres semanas,
iremos agregando más vino tinto, hasta haber añadido 2 ½ o 3 tazas de vino
tinto, el mismo que usamos originalmente.
Lo haremos de a poco, para que se integre bien, en tres o
cuatro ocasiones.
Dejaremos reposar e incorporarse, y en unas 12 semanas
tendremos un delicioso vinagre casero que ya podremos embotellar y consumir
dentro de los próximos 4 meses, para un mejor sabor.
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