En la caminata recolectamos hojas, piñas, frutos y los
llevamos a algún rincón de la casa que tenga la función de altar. Para los
neopagamos se celebra la festividad “Mabón” –de origen celta- que tiene que ver
con el agradecimiento de los frutos de la cosecha del año recibidos de la madre
naturaleza. Por lo que estos elementos pueden ser una pequeña y simbólica
ofrenda. Los colores que se utilizan para decorar son: rojo, marrón, dorado,
amarillo.
Las fragancias: pino, sándalo, canela y árboles nativos.
Las velas
pueden ser doradas, marrones, rojas.
La idea es que ese espacio nos conecte
directamente a la vida espiritual.
Ofrecer al otoño un altar para el bienestar. Lo primero que
debe hacer es escoger un lugar tranquilo de su hogar, colocar en él una mesa
pequeña, y cubrirla con una tela en color tierra o uva. Luego, sobre ella
coloque una vasija o cuenco, dentro de la cual introducirá hojas de roble,
bellotas, avellanas, ramitas de pino, ramas de ciprés y unas cuantas granadas.
Las hojas de roble son importantes por su propiedad de
curación, las bellotas representan longevidad, las avellanas son para la
reconciliación, y las ramas de pino para el dinero.
En el caso de ciprés este
augurará protección y las granadas son un fruto venerado por aumentar los
poderes psíquicos y la sabiduría espiritual.
“Junto a ellas ponga una copa con
vino blanco, que representa alegría, y encienda una vela marrón o hecha de miel
en nombre de la abundancia material.
Encienda una ramita de incienso de pino,
de ciprés o de enebro, todos ellos protectores. Active el altar, es decir,
encienda velas y el incienso los días de la Luna creciente. Luego, una vez a la
semana durante todos los meses de otoño. Mientras esté activado siéntase
durante diez minutos frente a él. Relaje su respiración y visualice todo
aquello cuanto desea conseguir. Cuando desee desactivarlo extinga la llama de
las velas con un apagador o con sus propios dedos.”
Ahora bien, sí lo que busca es un ritual para la
transformación radical lo que tiene que hacer es “escribir en una hoja blanca,
no muy grande, todo cuanto desee transformar en su vida. Dibuje símbolos que
representen sus sueños junto a cada línea. Luego, acude en un día otoñal en el
que sople viento a un lugar elevado. Permanezca de pie ante el aire, respire y
piense cómo penetra el viento en su mente y le ayuda a conseguir sus
propósitos.
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