Las prácticas
mágicas implican una actitud con un nivel de escucha desde el corazón; es
entender que la función del Mago es como un camino, una trayectoria
representada por los tres grandes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Ellos son
los tres patronos de la Magia Sagrada, que representan el camino hacia Belén a
través de toda nuestra vida.
Uno no se recibe
de mago, uno no es a no ser que Dios lo defina de esa forma a uno; sino que uno
es una persona que transita por el camino de la magia. Belén es la
transformación del corazón, es llegar al lugar en donde uno es cada vez mejor
persona.
La magia no es
una ciencia solamente, sino que es una ciencia y un arte; lo que indica que por
más fórmulas que conozca, por más libros que uno acumule, no por ello uno se
convierte en mago, en TRANSFORMADOR DE SI MISMO Y DEL MUNDO que es lo que uno
está buscando.
Vamos a Hacer un
espacio entre nosotros, para tratar de entender cosas que nos resulten gratas,
porque si no nos resultan gratas como camino, no es camino para nosotros.
Vamos a hacer una
distinción entre teúrgia y otras formas. Hay que entender que solamente pueden
aplicar la palabra Magia a todas las cosas que son luminosas, que son de Dios.
En cualquier
tradición, las cristianas u otras, lamentablemente usamos el término “Magia
Blanca “en contraposición de “Magia Negra”; eso sería como afirmar que habría
una bondad maligna o una luz oscura.
La palabra magia
siempre remite a cuestiones de Dios mismo. La magia que trabaja específicamente
con relación al cielo la llamamos Teúrgia. Etimológicamente Teúrgia quiere
decir “HACER CON DIOS Y PERMITIR QUE DIOS HAGA EN NOSOTROS, SER COLABORADORES E
INSTRUMENTOS DE ÉL. Es una de las ramas del saber hermético, junto con la
astrología y la alquimia.
En principio hay tres tipos de magia:
La magia sagrada:
Es aquella en que el operador convoca y distribuye energías. Trabaja
específicamente con Dios y con todo aquello que Habita en el cielo: la Virgen,
los Santos, los ángeles y todas las criaturas celestes. A esta magia la
llamamos “ magia sagrada o Celeste o Teúrgia”. También el gran formulador de la
magia occidental Agripa la llama Teología porque precisa sobre conocimientos
profundos de Dios.
Magia personal:
Es aquella en la que el operador no trabaja con la energía celeste sino con su
propia energía. La magia personal está muy de moda en este siglo. Implica la
capacidad de juntar y distribuir energía psicofísica. Por ejemplo: la
proyección de una imagen de uno hacia otra persona; la proyección de una
energía hacia otras personas. Implica condensar energía psicofísicas propias
para trasladarlas a otras personas.
Magia negra:
El
nombre tradicional es goecia, es el nombre más antiguo. La podemos llamar
hechicería. La goecia es una práctica en la cual se trabaja consciente y
deliberadamente con energías oscuras, malignas y en su caso más comprometido es
el satanismo propiamente dicho. Es una inversión con respecto a la teúrgia, ya
que este es un trabajo hacia arriba y la goecia es hacia abajo.
La teúrgia permite que el hombre ascienda al cielo, a lo celeste y que
lo celeste descienda. La goecia permite que lo oscuro ascienda y que también el
hombre descienda hacia esa oscuridad.
Una ley de la
magia es la siguiente: para que la cuestione funcione tenemos que hacernos cada
vez más parec idos a aquello que atraemos o invocamos. Dice Agripa: “el contacto
con lo celeste nos vuelve celestes”.
Magia personal:
Para esto vamos a utilizar un aspecto de comprensión del Padre Nuestro, que
sería “hágase mi voluntad”, no importa el medio, la forma, si mi voluntad es la
celeste o si lo que pido es bueno o malo. El “hágase mi voluntad” puede ser
brujería, porque implica cualquier medio para lograr que se cumpla lo que yo
quiero. La magia personal se define donde brota la fuente de Luz y se la puede
usar para el bien o para el mal. Lo que define que la magia brota de la
persona, no la evoca de lo superior ni de lo inferior, sino que la extrae de sí
mismo. Un ejemplo es el magnetismo, en donde no se evoca la ayuda de ningún ángel ni energía
divina sino que la energía que se trastada es la propia de la persona. Puede
ser blanca o negra depende de lo que yo transmita.
Magia colectiva o gregórica:
Es el “hágase nuestra voluntad”, es decir más de
una persona se conjugan para hacer un trabajo dado, puede ser blanca por
ejemplo una cadena de oración.
Teúrgia. Es la
del Padre Nuestro, “hágase tú voluntad”, entendiendo que cuando más parecida es
la voluntad del operador a la voluntad celeste, más alto es el trabajo que voy
a poder realizar.
El trabajo del
mago propiamente dicho es ir adaptando su voluntad a la voluntad de Dios “Si
Dios nos diera todo lo que pedimos no sería un buen padre”. No todo lo que
pedimos es bueno para nosotros.
Agripa padre de la magia moderna define a la magia según tres
aspectos:
Magia natural:
El conocimiento de las virtudes que posee todo lo
creado; las plantas, las piedras, los animales y todo lo que corresponden a la
naturaleza, inclusive los colores.
Magia celeste:
La
posibilidad de comprender y trabajar las energías de los astros. La tradición
los reconoce como criaturas vivas, similares o analógicas a los ángeles. El
conocimiento de los tiempos celestes estudiados en astrología. Agripa le llama
matemáticas teniendo en cuenta que sus conocimientos están relacionados a
cálculos matemáticos complicados.
Magia Ceremonial
o teológica:
Es aquella por la cual podemos obtener cambios por medio de la
asistencia de la Virgen, los Santos, los ángeles y las criaturas celestes.
En principio
vamos a ver una distinción: en la magia sagrada no podemos operar sobre la
voluntad de otros a diferencia de cualquier otra práctica. No podemos generar
en el otro lo que no vino a buscar. La decisión de cambiar, modificar aunque
sean cosas buenas la tiene que tener el otro.
No hay criatura
celeste que pueda ser obligada u hostigada a trabajar, cuestión que la
hechicería si usa.
Se lo puede convocar..... La magia es la unión de dos voluntades: la
divina y la
humana. Ahí es
que acontece el hecho mágico en sí mismo, El Milagro. Lo celeste se manifiesta
y transforma la enfermedad en salud, etcétera.
La teúrgia no
corre riesgos, es un tipo de magia en donde en operador no se expone a
peligros, ya que aquello que está haciendo es en “actitud de colaboración”.
No sojuzguemos a
ninguna criatura (retener, enfrascar, ponerlos en determinadas situaciones
donde se ven obligados a trabajar para mí.) Lo que la teúrgia propone es
ofrecer a los elementales, espacios, situaciones indicadas para que en
principio ellos estén bien y una vez que se halla generado una situación de
afecto entre ellos y nosotros, solo por su propia libertad van a decidir
colaborar. Nunca los vamos a retener, obligar u sojuzgar como en la hechicería
con figuras mágicas específicas que los obligan a hacerlos.
No se trabaja con
muertos (nigromancia), no se trabaja con los difuntos. La nigromancia implica
la invocación y el sojuzgamiento espiritual de difuntos del bajo astral.
La teúrgia busca
colaborar con el espíritu de las personas desencarnadas, nunca pretenden que
ellas trabajen para nosotros, sino que nosotros trabajamos para ellas haciendo
elevar el alma, haciendo pedidos en forma tradicional que permiten que ellos
accedan a niveles de espiritualidad cada vez más alto. “No es hecho para
nosotros, sino nosotros para ellos, “al igual que los elementales. Luego
obtendremos beneficios porque las relaciones de amor son retribuidas.
Patronos de los
difuntos: son aquellos que los asisten: la Virgen y Miguel Arcángel. Ellos
convierten la mirada que no les permite subir y ver la luz. No se practica la
fuerza ni la violencia, sino la confianza, la fe y el amor como formas de
trabajo.
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