jueves, 2 de abril de 2020

Magia Teurgia Parte II




Las prácticas mágicas implican una actitud con un nivel de escucha desde el corazón; es entender que la función del Mago es como un camino, una trayectoria representada por los tres grandes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Ellos son los tres patronos de la Magia Sagrada, que representan el camino hacia Belén a través de toda nuestra vida.





Uno no se recibe de mago, uno no es a no ser que Dios lo defina de esa forma a uno; sino que uno es una persona que transita por el camino de la magia. Belén es la transformación del corazón, es llegar al lugar en donde uno es cada vez mejor persona.


La magia no es una ciencia solamente, sino que es una ciencia y un arte; lo que indica que por más fórmulas que conozca, por más libros que uno acumule, no por ello uno se convierte en mago, en TRANSFORMADOR DE SI MISMO Y DEL MUNDO que es lo que uno está buscando.


Vamos a Hacer un espacio entre nosotros, para tratar de entender cosas que nos resulten gratas, porque si no nos resultan gratas como camino, no es camino para nosotros.

Vamos a hacer una distinción entre teúrgia y otras formas. Hay que entender que solamente pueden aplicar la palabra Magia a todas las cosas que son luminosas, que son de Dios.

En cualquier tradición, las cristianas u otras, lamentablemente usamos el término “Magia Blanca “en contraposición de “Magia Negra”; eso sería como afirmar que habría una bondad maligna o una luz oscura.

La palabra magia siempre remite a cuestiones de Dios mismo. La magia que trabaja específicamente con relación al cielo la llamamos Teúrgia. Etimológicamente Teúrgia quiere decir “HACER CON DIOS Y PERMITIR QUE DIOS HAGA EN NOSOTROS, SER COLABORADORES E INSTRUMENTOS DE ÉL. Es una de las ramas del saber hermético, junto con la astrología y la alquimia.



En principio hay tres tipos de magia:


La magia sagrada: 


Es aquella en que el operador convoca y distribuye energías. Trabaja específicamente con Dios y con todo aquello que Habita en el cielo: la Virgen, los Santos, los ángeles y todas las criaturas celestes. A esta magia la llamamos “ magia sagrada o Celeste o Teúrgia”. También el gran formulador de la magia occidental Agripa la llama Teología porque precisa sobre conocimientos profundos de Dios.



Magia personal: 


Es aquella en la que el operador no trabaja con la energía celeste sino con su propia energía. La magia personal está muy de moda en este siglo. Implica la capacidad de juntar y distribuir energía psicofísica. Por ejemplo: la proyección de una imagen de uno hacia otra persona; la proyección de una energía hacia otras personas. Implica condensar energía psicofísicas propias para trasladarlas a otras personas.



Magia negra: 



El nombre tradicional es goecia, es el nombre más antiguo. La podemos llamar hechicería. La goecia es una práctica en la cual se trabaja consciente y deliberadamente con energías oscuras, malignas y en su caso más comprometido es el satanismo propiamente dicho. Es una inversión con respecto a la teúrgia, ya que este es un trabajo hacia arriba y la goecia es hacia abajo.


La teúrgia permite que el hombre ascienda al cielo, a lo celeste y que lo celeste descienda. La goecia permite que lo oscuro ascienda y que también el hombre descienda hacia esa oscuridad.

Una ley de la magia es la siguiente: para que la cuestione funcione tenemos que hacernos cada vez más parec idos a aquello que atraemos o invocamos. Dice Agripa: “el contacto con lo celeste nos vuelve celestes”.



TRES FORMAS DE PRACTICAR LA MAGIA:


Magia personal: 

Para esto vamos a utilizar un aspecto de comprensión del Padre Nuestro, que sería “hágase mi voluntad”, no importa el medio, la forma, si mi voluntad es la celeste o si lo que pido es bueno o malo. El “hágase mi voluntad” puede ser brujería, porque implica cualquier medio para lograr que se cumpla lo que yo quiero. La magia personal se define donde brota la fuente de Luz y se la puede usar para el bien o para el mal. Lo que define que la magia brota de la persona, no la evoca de lo superior ni de lo inferior, sino que la extrae de sí mismo. Un ejemplo es el magnetismo, en donde no se evoca la ayuda de ningún ángel ni energía divina sino que la energía que se trastada es la propia de la persona. Puede ser blanca o negra depende de lo que yo transmita.



Magia colectiva o gregórica:

Es el “hágase nuestra voluntad”, es decir más de una persona se conjugan para hacer un trabajo dado, puede ser blanca por ejemplo una cadena de oración.

Teúrgia. Es la del Padre Nuestro, “hágase tú voluntad”, entendiendo que cuando más parecida es la voluntad del operador a la voluntad celeste, más alto es el trabajo que voy a poder realizar.


El trabajo del mago propiamente dicho es ir adaptando su voluntad a la voluntad de Dios “Si Dios nos diera todo lo que pedimos no sería un buen padre”. No todo lo que pedimos es bueno para nosotros.

Agripa padre de la magia moderna define a la magia según tres aspectos:


Magia natural: 


El conocimiento de las virtudes que posee todo lo creado; las plantas, las piedras, los animales y todo lo que corresponden a la naturaleza, inclusive los colores.





Magia celeste: 


La posibilidad de comprender y trabajar las energías de los astros. La tradición los reconoce como criaturas vivas, similares o analógicas a los ángeles. El conocimiento de los tiempos celestes estudiados en astrología. Agripa le llama matemáticas teniendo en cuenta que sus conocimientos están relacionados a cálculos matemáticos complicados.


Magia Ceremonial o teológica: 


Es aquella por la cual podemos obtener cambios por medio de la asistencia de la Virgen, los Santos, los ángeles y las criaturas celestes.


En principio vamos a ver una distinción: en la magia sagrada no podemos operar sobre la voluntad de otros a diferencia de cualquier otra práctica. No podemos generar en el otro lo que no vino a buscar. La decisión de cambiar, modificar aunque sean cosas buenas la tiene que tener el otro.




No hay criatura celeste que pueda ser obligada u hostigada a trabajar, cuestión que la hechicería si usa.


Se lo puede convocar..... La magia es la unión de dos voluntades: la divina y la

humana. Ahí es que acontece el hecho mágico en sí mismo, El Milagro. Lo celeste se manifiesta y transforma la enfermedad en salud, etcétera.

La teúrgia no corre riesgos, es un tipo de magia en donde en operador no se expone a peligros, ya que aquello que está haciendo es en “actitud de colaboración”.

No sojuzguemos a ninguna criatura (retener, enfrascar, ponerlos en determinadas situaciones donde se ven obligados a trabajar para mí.) Lo que la teúrgia propone es ofrecer a los elementales, espacios, situaciones indicadas para que en principio ellos estén bien y una vez que se halla generado una situación de afecto entre ellos y nosotros, solo por su propia libertad van a decidir colaborar. Nunca los vamos a retener, obligar u sojuzgar como en la hechicería con figuras mágicas específicas que los obligan a hacerlos.

No se trabaja con muertos (nigromancia), no se trabaja con los difuntos. La nigromancia implica la invocación y el sojuzgamiento espiritual de difuntos del bajo astral.

La teúrgia busca colaborar con el espíritu de las personas desencarnadas, nunca pretenden que ellas trabajen para nosotros, sino que nosotros trabajamos para ellas haciendo elevar el alma, haciendo pedidos en forma tradicional que permiten que ellos accedan a niveles de espiritualidad cada vez más alto. “No es hecho para nosotros, sino nosotros para ellos, “al igual que los elementales. Luego obtendremos beneficios porque las relaciones de amor son retribuidas.

Patronos de los difuntos: son aquellos que los asisten: la Virgen y Miguel Arcángel. Ellos convierten la mirada que no les permite subir y ver la luz. No se practica la fuerza ni la violencia, sino la confianza, la fe y el amor como formas de trabajo.


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