Los seres humanos han empleado el sonido desde los albores
de la humanidad para recibir información de su entorno y para comunicarse, así
como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y todas
las poblaciones autóctonas creían que el sonido era la fuerza creativa,
generatriz, responsable de la creación del universo.
En el principio era el logos y el logos era con Dios el
logos era Dios.
Juan 1, 1-18
Logos (en griego λóγος -lôgos- ) significa: la palabra en
cuanto meditada, reflexionada o razonada.
La fuente de todo es en su esencia, energía. La energía es
vibración. La vibración es sonido. Los sonidos armónicos son música. En la
historia de la humanidad, hubo un tiempo en el que la música, el sonido y la
sanación eran parte de lo mismo, como está documentado en todas las
civilizaciones y tradiciones ancestrales.
Nuestro mundo se halla penetrado profundamente por ondas y
vibraciones de toda suerte.
Si oímos es porque esas ondas, al viajar por el
espacio, tropiezan con nuestro aparato auditivo. Al hablar, nosotros mismos
creamos ondas de aire con nuestra laringe. Al encender nuestros aparatos de
radio o de televisión utilizamos una longitud de onda determinada. Hablamos de
ondas eléctricas, y todos sabemos lo que son ondas de luz. En un terremoto la
tierra entera vibra, produciéndose entonces ondas sísmicas. Hasta hay astros
enteros que laten con un ritmo regular.
Existe una interesante documentación de estudios serios
sobre el poder que puede ejercer el sonido en la materia. Uno de los primeros
en registrar que un cuerpo oscilante desplegaba patrones regulares fue Galileo
Galilei en 1632.
Cada persona posee en su interior el don de la música. Es
algo intrínseco a nuestra naturaleza sin excepción de ningún tipo. La música
nos ha rodeado y alimentado desde el momento en que fuimos concebidos: desde
los sonidos que nos llegaron a través de los líquidos amnióticos durante el
embarazo de nuestra madre hasta los latidos rítmicos de nuestro propio corazón.
La música que no contiene palabras que son pronunciadas
lingüísticamente activa la parte intuitiva del cerebro y facilita el proceso de
acceso a la intuición. La intuición es como se comunica nuestra alma con nuestra
mente consciente. A través del poder de la música, podemos re-alinear mente,
cuerpo y espíritu en Uno, la Unidad.
El gran escritor, filósofo y músico sufí Hazrat Inayat Khan
dice que “el ser humano está afinado a su entorno y a sí mismo. La música es una
miniatura de la armonía de todo el universo, siendo que la armonía del universo
es la vida misma”.
El físico alemán Ermst Chladni (1756-1827) produjo figuras
con sonidos desparramando arena sobre una chapa o plancha de metal y haciéndola
vibrar al pasar por ella un arco de violin; así vio cómo la arena iba formando
un dibujo definido con líneas características del sonido que se escuchaba. Por
su trabajo sobre vibración, y el cálculo de la velocidad del sonido para
diferentes gases, es considerado el fundador de la acústica. Los patrones
geométricos formados en una fina base de arena, depositada sobre una placa de
vidrio o metal, vibrando a frecuencias diferentes, son llamados “figuras
sonoras de Chladni”.
El Dr. Hans Jenny, (1904-1972), doctor en medicina y
científico suizo, comprendió la importancia de la vibración y el sonido. Sus
fascinantes experimentos en el estudio de fenómenos de ondas que él llamó
cimática (la palabra Cymatics deriva del significado del griego “Kuma” ola u
onda, para describir los efectos periódicos que tienen el sonido y la vibración
de la materia), nos proporciona cuadros de cómo el sonido y la vibración
influencia la materia. En los años
sesenta, el Dr. Jenny puso arena, fluido y polvos sobre platos de metal, que él
hizo vibrar con un generador especial de frecuencia y una bocina.
Sus
experimentos produjeron bonitos e intrincados patrones que eran únicos para
cada vibración individual. Es más, estos patrones variantes permanecieron
intactos mientras el sonido pulsaba a través de la sustancia. Si se detenía el
sonido, el patrón colapsaba. Para muchos, estos experimentos muestran que el
sonido puede, de hecho, alterar formas, que diferentes frecuencias producen
diferentes resultados, y ese sonido realmente crea y mantiene la forma.
“Cuanto más se estudia estas cosas,
más se da cuenta de que el sonido es el principio creador. Debe ser considerado
como primordial. No hay una sola categoría fenoménica puede ser reclamado como
el principio aborigen. No podemos decir, en el principio era el número, o en el
principio era la simetría, etc.. Estas son propiedades categóricas que están
implícitas en lo que da a luz y lo que se había sacado. Mediante el uso de
ellos en la descripción que nos acercamos al centro de la cuestión. Ellos no
son en sí mismos el poder creativo. Este poder es inherente en el tono, en el
sonido. ”
-Hans Jenny –
Mantras, Icaros, Musicoterapia
La utilización de la música como terapia hunde sus raíces en
la prehistoria, puesto que se sabe que la música estuvo presente en los ritos
“mágicos”, religiosos y de curación.
Pitágoras (siglo VI A.c.)
decía que había una música entre los astros y cuando se movían lo hacían
con unas relaciones entre música y matemáticas. Este desarrollo de conceptos
matemáticos para explicar la armonía en la música en el universo y en el alma
humana, así, la enfermedad mental era resultado de un desorden armónico o
musical en el alma humana, concediendo a la música el poder de restablecer la
armonía perdida.
El mundo es vibración, el ser humano es vibración. Todas las
células de nuestro organismo emiten una vibración que se ve modificada cuando
surge la enfermedad.
A su vez, nuestro organismo está formado por el 70% de agua,
la cual facilita el transporte de la
vibración.
En la antigua Grecia Apolo era el dios de la música y de la
medicina.
“Había templos de sanación en los
que la música se consideraba la principal fuerza para armonizar el cuerpo y el
espíritu y, de esta manera, sanar.”
(J.Goldman, Sonidos que sanan)
La música es la revitalización de nuestra llama interior y
debería formar parte consciente y activa de nuestras vidas. No hay que
limitarse a escucharla o utilizarla para llenar vacíos de silencio en nuestras
vidas. Debemos aprender acerca de ella a partir de una nueva perspectiva.
Tenemos que darnos cuenta que la música encierra todas las maravillas y la
clave de los milagros de la vida. La música conlleva todos los principios
vitales, naturales y espirituales. La música nos ayudará en el proceso de
cambio y desarrollo. Podemos utilizar
los ritmos musicales, tonos, instrumentos y vocalizaciones para que actúen
recíprocamente con las diversas actividades de los sistemas fisiológicos del
cuerpo.
“El sonido será el futuro de la
medicina” –Edgar Cayce
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