sábado, 25 de abril de 2020

La Magia del Sonido influye sobre la materia




Los seres humanos han empleado el sonido desde los albores de la humanidad para recibir información de su entorno y para comunicarse, así como también para sanar y transformar. Casi todas la culturas antiguas y todas las poblaciones autóctonas creían que el sonido era la fuerza creativa, generatriz, responsable de la creación del universo.

En el principio era el logos y el logos era con Dios el logos era Dios.

Juan 1, 1-18

Logos (en griego λóγος -lôgos- ) significa: la palabra en cuanto meditada, reflexionada o razonada.

La fuente de todo es en su esencia, energía. La energía es vibración. La vibración es sonido. Los sonidos armónicos son música. En la historia de la humanidad, hubo un tiempo en el que la música, el sonido y la sanación eran parte de lo mismo, como está documentado en todas las civilizaciones y tradiciones ancestrales.

Nuestro mundo se halla penetrado profundamente por ondas y vibraciones de toda suerte. 

Si oímos es porque esas ondas, al viajar por el espacio, tropiezan con nuestro aparato auditivo. Al hablar, nosotros mismos creamos ondas de aire con nuestra laringe. Al encender nuestros aparatos de radio o de televisión utilizamos una longitud de onda determinada. Hablamos de ondas eléctricas, y todos sabemos lo que son ondas de luz. En un terremoto la tierra entera vibra, produciéndose entonces ondas sísmicas. Hasta hay astros enteros que laten con un ritmo regular.

Existe una interesante documentación de estudios serios sobre el poder que puede ejercer el sonido en la materia. Uno de los primeros en registrar que un cuerpo oscilante desplegaba patrones regulares fue Galileo Galilei en 1632.

Cada persona posee en su interior el don de la música. Es algo intrínseco a nuestra naturaleza sin excepción de ningún tipo. La música nos ha rodeado y alimentado desde el momento en que fuimos concebidos: desde los sonidos que nos llegaron a través de los líquidos amnióticos durante el embarazo de nuestra madre hasta los latidos rítmicos de nuestro propio corazón.

La música que no contiene palabras que son pronunciadas lingüísticamente activa la parte intuitiva del cerebro y facilita el proceso de acceso a la intuición. La intuición es como se comunica nuestra alma con nuestra mente consciente. A través del poder de la música, podemos re-alinear mente, cuerpo y espíritu en Uno, la Unidad.

El gran escritor, filósofo y músico sufí Hazrat Inayat Khan dice que “el ser humano está afinado a su entorno y a sí mismo. La música es una miniatura de la armonía de todo el universo, siendo que la armonía del universo es la vida misma”.

El físico alemán Ermst Chladni (1756-1827) produjo figuras con sonidos desparramando arena sobre una chapa o plancha de metal y haciéndola vibrar al pasar por ella un arco de violin; así vio cómo la arena iba formando un dibujo definido con líneas características del sonido que se escuchaba. Por su trabajo sobre vibración, y el cálculo de la velocidad del sonido para diferentes gases, es considerado el fundador de la acústica. Los patrones geométricos formados en una fina base de arena, depositada sobre una placa de vidrio o metal, vibrando a frecuencias diferentes, son llamados “figuras sonoras de Chladni”.

El Dr. Hans Jenny, (1904-1972), doctor en medicina y científico suizo, comprendió la importancia de la vibración y el sonido. Sus fascinantes experimentos en el estudio de fenómenos de ondas que él llamó cimática (la palabra Cymatics deriva del significado del griego “Kuma” ola u onda, para describir los efectos periódicos que tienen el sonido y la vibración de la materia), nos proporciona cuadros de cómo el sonido y la vibración influencia  la materia. En los años sesenta, el Dr. Jenny puso arena, fluido y polvos sobre platos de metal, que él hizo vibrar con un generador especial de frecuencia y una bocina. 

Sus experimentos produjeron bonitos e intrincados patrones que eran únicos para cada vibración individual. Es más, estos patrones variantes permanecieron intactos mientras el sonido pulsaba a través de la sustancia. Si se detenía el sonido, el patrón colapsaba. Para muchos, estos experimentos muestran que el sonido puede, de hecho, alterar formas, que diferentes frecuencias producen diferentes resultados, y ese sonido realmente crea y mantiene la forma.

Cuanto más se estudia estas cosas, más se da cuenta de que el sonido es el principio creador. Debe ser considerado como primordial. No hay una sola categoría fenoménica puede ser reclamado como el principio aborigen. No podemos decir, en el principio era el número, o en el principio era la simetría, etc.. Estas son propiedades categóricas que están implícitas en lo que da a luz y lo que se había sacado. Mediante el uso de ellos en la descripción que nos acercamos al centro de la cuestión. Ellos no son en sí mismos el poder creativo. Este poder es inherente en el tono, en el sonido. ”

-Hans Jenny –



Mantras, Icaros, Musicoterapia


La utilización de la música como terapia hunde sus raíces en la prehistoria, puesto que se sabe que la música estuvo presente en los ritos “mágicos”, religiosos y de curación.
Pitágoras (siglo VI A.c.)  decía que había una música entre los astros y cuando se movían lo hacían con unas relaciones entre música y matemáticas. Este desarrollo de conceptos matemáticos para explicar la armonía en la música en el universo y en el alma humana, así, la enfermedad mental era resultado de un desorden armónico o musical en el alma humana, concediendo a la música el poder de restablecer la armonía perdida.

El mundo es vibración, el ser humano es vibración. Todas las células de nuestro organismo emiten una vibración que se ve modificada cuando surge la enfermedad.

A su vez, nuestro organismo está formado por el 70% de agua, la cual facilita el  transporte de la vibración.

En la antigua Grecia Apolo era el dios de la música y de la medicina.

Había templos de sanación en los que la música se consideraba la principal fuerza para armonizar el cuerpo y el espíritu y, de esta manera, sanar.”

(J.Goldman, Sonidos que sanan)

La música es la revitalización de nuestra llama interior y debería formar parte consciente y activa de nuestras vidas. No hay que limitarse a escucharla o utilizarla para llenar vacíos de silencio en nuestras vidas. Debemos aprender acerca de ella a partir de una nueva perspectiva. Tenemos que darnos cuenta que la música encierra todas las maravillas y la clave de los milagros de la vida. La música conlleva todos los principios vitales, naturales y espirituales. La música nos ayudará en el proceso de cambio y  desarrollo. Podemos utilizar los ritmos musicales, tonos, instrumentos y vocalizaciones para que actúen recíprocamente con las diversas actividades de los sistemas fisiológicos del cuerpo.

El sonido será el futuro de la medicina” –Edgar Cayce

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