IX El Regreso al Paraíso
Parte III
Los mismos
autores continúan su definición de la siguiente manera:
La fuerza
de los riñones está bajo el signo del agua. Cuando las pulsiones se agitan, fluye
hacia abajo, dirigida hacia fuera, y engendra niños.
Si en el
momento de la liberación no se la deja fluir hacia fuera, sino que se la
conduce de vuelta mediante la fuerza del pensar, de manera que puje hacia
arriba en el crisol de lo Creativo y refresque y nutra corazón y cuerpo, eso es
de igual manera el método retrógrado.
Por lo tanto, se dice que el sentido del Elixir de
vida reposa completamente sobre el método retrógrado, que no es otro que la
transmutación o movimiento centrípeto de las energías seminales.
Formemos el caduceo de Mercurio, siempre bajo la
atenta mirada de Nuestra Maga elemental, que es, uno de los cinco aspectos de
nuestro Dios como Madre. El Caduceo, que conserva, en lengua Griega, el sentido
de anunciador. Significando la palabra Caduceo, al heraldo o pregonero.
Por sí sola, primitiva común, el gallo expresa una
de las cualidades del azogue secreto. Es la razón por el cual el gallo, heraldo
del sol, estaba consagrado al dios Mercurio y figura en nuestros campanarios.
En la actualidad en España, en el camino de
Santiago, se puede ver en muchas Iglesias el mencionado gallo (Cabe resaltar
que esta ave anuncia el comienzo del día y de la luz, la aurora), así mismo en
una Iglesia del mismo camino perteneciente a la provincia de la Rioja (No
recuerdo en que ciudad) vimos en la parte superior a un gallo que vive en el
interior de la misma.
Se puede
rechazar todo lo que hemos escrito como vía para poder crear los cuerpos
existenciales del ser y tener acceso al nacimiento segundo esto puede ser debido a varias causas; al miedo, al
orgullo o simplemente a la ignorancia, pero ese rechazo no lleva implícita la
verdad, más bien, demuestra de quien así actúa no sabe que no sabe.
No hay tarea más estéril, que
aquella de tratar de convencer a los incrédulos, por lo mismo, no nos
proponemos convencer a nadie, pues la verdad es siempre la misma, y ésta no se
puede narrar, hay que vivirla.
Lo que sí podemos estar todos de acuerdo es que, la
creación de un ser vivo, nunca fue cuestión de teorías, sino del encuentro
sexual, entre dos seres, que siendo distintos, se complementaran.
Me parece absurdo seguir dando pie a que podamos
pensar que el alquimista no fue más que un teorizante, por lo que invito al
lector a seguir el camino estrecho, que nos lleva por la vía hermética,
atravesando la puerta angosta...
Inútiles
serán los trabajos en la forja de los cíclopes, si antes de bajar a
El sexo
fue creado por Dios. ¿Por qué entonces lo queremos ver como algo pecaminoso?
¿Por qué negarnos a trabajar con algo que Dios puso
en todo hombre y mujer?
¿Por qué
rechazarlo dogmáticamente?
¿Por qué nos quieren hacer creer que solo el sexo
es para la procreación del hombre?
Sta. Teresa de Jesús en sus “Moradas Filosófales”
concluye: Aunque
sea grosera comparación no hallo otra que más pueda dar
a entender lo que pretendo que el sacramento del matrimonio. Porque todo es
amor con amor y sus operaciones son limpísimas, y tan delicadísimas y suaves,
que no hay cómo se puede decir, más sabe el Señor darlas muy bien a sentir.
Podemos
decir que es así esto; allí no hay más que dar y tomar. Si esta alma se
descuida a poner su afición en cosa que no sea Él, piérdelo todo, y es tan
grandísima pérdida como lo son las mercedes que va haciendo.
Por eso
almas cristianas, a las que el Señor ha llegado a estos términos, por El os
pido que no os descuidéis, sino que os apartéis de las ocasiones, que aun en
este estado no está el alma tan fuerte que se pueda meter en ella.
El
demonio andará con gran cuidado a combatirla y a desviar este desposorio; Oh
que engaño tan grande, El Señor nos dé luz para no caer en semejantes
tinieblas, por su misericordia.
Es el momento de retomar las escrituras sagradas y
leer a la letra viva y no a la letra muerta, tratemos de reflexionar en aquello
que nos acerca a nuevos horizontes.
La mayoría de las Obras sagradas han sido
adulteradas, con el único fin de impedir que el hombre regrese al Padre, lo
poco que nos queda, debemos respetarlo para el bien de ésta y futuras
generaciones.
Así el Bhagavad-gita en su texto 11, C. VII, dice: Yo soy la fuerza de los fuertes,
desprovista de pasión y deseo. Soy el sexo que no es contrario a los principios
religiosos, ¡Oh Señor de los Bharatas (Arjuna)!
El descenso a la novena esfera era en los tiempos
antiguos la prueba máxima, para la suprema dignidad del Hierofante. Toda
auténtica iniciación blanca, comienza por allí.
San Pedro en el C.II, V. 9 dice: Más vosotros sois linaje escogido
real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz
admirable.
En el organismo humano, la novena esfera es el
sexo, el que quiera Auto-realizarse, tiene que descender, para trabajar con el
agua y el fuego, para así poder llegar al nacimiento segundo.
Jesús ha dicho en el Evangelio según Tomás, Apócrifo-gnóstico:
Si os
dicen ¿De dónde habéis nacido? Decidles: Hemos nacido de la Luz, allí donde la
luz ha nacido de sí misma. Ella se ha alzado y se ha revelado en su imagen.
Si os
dicen: ¿Quién sois? Decid: Somos sus hijos y somos los elegidos del Padre que
está vivo.
Si os preguntan: ¿Cuál es el signo de vuestro Padre
que está en vosotros? Decidles:
Es un movimiento y un reposo.
El signo de la cruz, sublime monograma del Cristo
Señor Nuestro, del que la Cruz de San Andrés y la milagrosa llave de San Pedro
son dos réplicas maravillosas de igual valor alquimista y kabalista, es pues,
la marca capaz de asegurar la victoria a los trabajadores de la Gran Obra.
En el cruzamiento central de la
cruz de Palenque (Palenque es un importante centro ceremonial maya que se haya
en el estado de Chiapas, México) , está colocado el árbol de la vida de la
kabala hebraica; Este es un verdadero prodigio del antiguo México, ya que nos
demuestra la universalidad del símbolo.
Indubitablemente
el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y el árbol de la Vida, comparten sus
raíces.
No
olvidemos jamás que alrededor de la resplandeciente cruz vista en el mundo
astral por Constantino, aparecieron aquellas palabras proféticas que entonces
gozoso hiciera pintar en su labarum: “In hoc signo vinces” (Vencerás por este
signo).
La cruz es el jeroglífico antiguo, alquímico, del
crisol, al que antes se llamaba en francés, cruzol, crucible, croiset.
En latín,
crucibulum, crisol, tenía por raíz, crux, crucis, cruz. Es evidente que todo
esto nos invita a la reflexión. Es en el crisol donde la materia prima de la
Gran Obra sufre con infinita paciencia la pasión del Señor.
En el erótico crisol de la alquimia sexual muere el
Ego y renace el Ave Fénix, de entre sus propias cenizas.
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