Ojos de Shiva
La historia de Shiva proviene del romance que, según cuenta la leyenda, tuvo con la Diosa Shakti Kundalini.
Con su despertar, su ascensión y viaje por los chakras pudo vivenciar y dinarnizar estos momentos hasta por fin encontrarse y unirse a su amado Señor Shiva, símbolo de nuestra consciencia espiritual.
Como toda historia hinduista tiene una lección espiritual, la de esta
leyenda remite a la búsqueda del ser amado dentro del propio ser,
que al final deriva en el reencuentro con la totalidad de uno mismo
a partir de la unión de los opuestos.
En efecto, Shiva es el Dios del conocimiento; a quien se adora para
conseguir aprendizaje y enseñanza.
Para sus creyentes, Él revela las verdades más secretas e inspira a los maestros y filósofos.
Por ello, si se desea seguirlo no es suficiente la devoción, si es que esta no va acompañada del estudio y el conocimiento respectivos
Cuenta la leyenda que Parvati y Shiva solían jugar y sorprenderse mutuamente de manera constante.
En uno de estos juegos, Parvati decidió acercarse silenciosamente a su marido por atrás, sin que éste se diera cuenta y sin ser sorprendida, cubrió los dos ojos de Shiva con sus manos.
Y entonces pasó lo impredecible.
No solo se oscureció la vista para Shiva, (…no solo desapareció el mundo entero para Shiva en ese acto de quedar a ciegas…), sino que el mundo entero efectivamente quedó en la más completa oscuridad. Después de todo era un Dios… y lo que le ocurre a Dios le ocurre al mundo… Y entonces, ante toda esa oscuridad, el ser completo de Shiva reaccionó y del medio de su entrecejo, emergió un tercer ojo, para cubrir la falta de los otros dos.
Tercer ojo que volvió a iluminar el mundo. Y que le devolvió la vista a Shiva.
Una vista renovada, por cierto. El tercer ojo, representa una conciencia
superior.
Y resulta interesante sentir como un momento de oscuridad,
intempestivo e incontrolable puede despertar una nueva mirada
también en nosotros.
Porque los momentos oscuros, donde todo se va a negro, pueden a veces ser fuente de nuevos descubrimientos que nos dejan una nueva mirada para siempre.
Porque los aprendizajes o nuevos hallazgos llegan también como chispazos en medio de la oscuridad.
Y después de recuperar la vista, las cosas nunca se ven como antes. Que regalo que esa nueva forma de mirar sea ver mejor.
Más conscientemente, ¿no? A la manera de un nuevo órgano que emerge en nosotros para reemplazar y mejorar una función vital, puede quedar para siempre instalada una nueva forma de mirar el mundo, que esfruto de la respuesta a la oscuridad de nuestro ser completo.
La oscuridad es oscura y cuando llega lo ocupa todo.
Pero si tenemos la fortuna de dejar que nuestro ser responda a esa oscuridad con la convicción de desear firmemente la luz, con la certeza que no existe otra posibilidad que recuperar la visión, entonces algo se despierta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario