martes, 2 de marzo de 2021

Taller de Metafísica Parte L

 EL REINO ELEMENTAL

 

Parte I



Los Seres de los Elementos fueron creados para servir a la humanidad a través de sus propios elementos en particular: 

 

- Las salamandras a través del fuego 

 

- Las ondinas a través del agua 

 

- Los silfos y las hadas a través del aire 

 

- Los gnomos a través de la tierra. 

 

Mediante los esfuerzos y uso de sus vidas estos seres nos suministran las vestiduras de carne que nos ponemos, el agua que tomamos, la comida que tan abundantemente se nos suministra, el aire que respiramos, y TODO lo que es requerido para sostenernos en la Tierra. El Plan Divino de Vida tiene previsto que al hombre se le sirva con Amor y que, en retorno, el hombre vierta Amor, Gratitud y Bendiciones de vuelta a sus sirvientes. En los pensamientos y sentimientos propios de la humanidad se encuentran las causas de todas las expresiones destructivas de estos Elementales: 

 

- Tornados 

 

- Huracanes 

 

- Maremotos 

 

- Terremotos 

 

Que no son más que esfuerzos de los Seres de los Elementos por deshacerse de la impureza y la discordia que el hombre ha impuesto sobre ellos durante millones de años. 

 

Los desperdicios que son continuamente vertidos en la Tierra y en las aguas, y la energía impura que se tira al aire ha causado una presión de creación humana no sólo sobre el hombre en sí, sino también sobre el Reino Elemental. 

 

Los Elementales han expresado bien y constantemente la Voluntad de Dios, pero en vista de que su propia naturaleza consiste en reflejar lo que ven y sienten, muchas de las condiciones catastróficas que se han exteriorizado desde la “caída del hombre” no se han debido a los naturalmente obedientes elementales. Más bien, se deben al hombre-ante quien los elementales han tomado el “voto de obediencia”-, ya que el hombre es la conciencia inteligente más elevada sobre la Tierra. De allí que los elementales reflejen el caos y la confusión de la humanidad. A menos que establezcamos conscientemente la armonía entre el Reino Elemental y la humanidad, ni aún los Directores de las Fuerzas de los Elementos podrán proteger a la humanidad de los elementales atormentados y resentidos. 

 

Nuestros vehículos físicos están compuestos de incontables elementales pequeños que han renunciado a la alegría, la liberación y la belleza de su esfera natural para sostener nuestra estructura física durante incontables centurias. 

 

Debemos dejar de condenar a los órganos, músculos, nervios y células de nuestro cuerpo que temporalmente parecen haber dejado de funcionar a la perfección ya que la culpa de ello es de nuestra personalidad y no de esos pequeños elementales que no hacen más que simplemente reflejar nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. La redención de estos elementales sólo puede venir a través de nuestros propios esfuerzos auto-conscientes de liberarlos a punta de amor. 

 

Los elementales aprenden y evolucionan a través de la imitación y la obediencia controlada. Crecen para convertirse en Devas y Constructores de la Forma, en los Grandes Espíritus que controlan las montañas y las sostienen en su Patrón Divino. Ellos evolucionan en Grandes Elohim, creando Planetas y Sistemas y pueden convertirse en Guardianes Silenciosos de un universo o galaxia. 

 

A la evolución humana le concierne la creación de la forma, a los elementales les concierne solamente las preferencias del cuerpo mental por medio de las cuales es cortado de la Sustancia Universal un diseño particular, correspondiente a una idea y luego a través de la acción del mundo de sentimientos, dicha forma será energizada, dándole vida y bajándola dentro del plano tridimensional. 

 

La conciencia de los elementales consiste en convertirse en esa forma, en sacrificar Su Felicidad y Su Alegría y entrar dentro del patrón de pensamiento del hombre que evoluciona, dándole forma a esa idea por medio de Su propia Vida. 

 

La conciencia de los ángeles consiste en traer la radiación a través de la forma, dándole Su Vida, dirigiéndola y llenando el Universo con Sus bendiciones. 

 

Si paráramos un elemental, un hombre y un ángel frente a un cáliz, aparecería ante cada conciencia de la siguiente manera: 

 

- El elemental vería a todos sus pequeños amigos dentro del vidrio que constituye dicha forma-sus caras brillantes, sus cuerpos diminutos, sosteniendo el contorno de la copa y la base. 

 

- El hombre vería el vidrio, juzgaría su valor y quizás se preguntaría si es cristal o no. 

 

- El ángel vería el Poder del Fuego Sagrado, atraído por el amado Director de ustedes a la copa, fluyendo a través de ella. 

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