EL REINO ELEMENTAL
Parte I
Los Seres de los Elementos fueron creados para servir a la
humanidad a través de sus propios elementos en particular:
- Las salamandras a través del fuego
- Las ondinas a través del agua
- Los silfos y las hadas a través del aire
- Los gnomos a través de la tierra.
Mediante los esfuerzos y uso de sus vidas estos seres nos
suministran las vestiduras de carne que nos ponemos, el agua que tomamos, la
comida que tan abundantemente se nos suministra, el aire que respiramos, y TODO
lo que es requerido para sostenernos en la Tierra. El Plan Divino de Vida tiene
previsto que al hombre se le sirva con Amor y que, en retorno, el hombre vierta
Amor, Gratitud y Bendiciones de vuelta a sus sirvientes. En los pensamientos y
sentimientos propios de la humanidad se encuentran las causas de todas las
expresiones destructivas de estos Elementales:
- Tornados
- Huracanes
- Maremotos
- Terremotos
Que no son más que esfuerzos de los Seres de los Elementos
por deshacerse de la impureza y la discordia que el hombre ha impuesto sobre
ellos durante millones de años.
Los desperdicios que son continuamente vertidos en la Tierra
y en las aguas, y la energía impura que se tira al aire ha causado una presión
de creación humana no sólo sobre el hombre en sí, sino también sobre el Reino
Elemental.
Los Elementales han expresado bien y constantemente la
Voluntad de Dios, pero en vista de que su propia naturaleza consiste en
reflejar lo que ven y sienten, muchas de las condiciones catastróficas que se
han exteriorizado desde la “caída del hombre” no se han debido a los
naturalmente obedientes elementales. Más bien, se deben al hombre-ante quien
los elementales han tomado el “voto de obediencia”-, ya que el hombre es la
conciencia inteligente más elevada sobre la Tierra. De allí que los elementales
reflejen el caos y la confusión de la humanidad. A menos que establezcamos
conscientemente la armonía entre el Reino Elemental y la humanidad, ni aún los
Directores de las Fuerzas de los Elementos podrán proteger a la humanidad de
los elementales atormentados y resentidos.
Nuestros vehículos físicos están compuestos de incontables
elementales pequeños que han renunciado a la alegría, la liberación y la
belleza de su esfera natural para sostener nuestra estructura física durante
incontables centurias.
Debemos dejar de condenar a los órganos, músculos, nervios y
células de nuestro cuerpo que temporalmente parecen haber dejado de funcionar a
la perfección ya que la culpa de ello es de nuestra personalidad y no de esos
pequeños elementales que no hacen más que simplemente reflejar nuestros
pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. La redención de estos
elementales sólo puede venir a través de nuestros propios esfuerzos auto-conscientes
de liberarlos a punta de amor.
Los elementales aprenden y evolucionan a través de la
imitación y la obediencia controlada. Crecen para convertirse en Devas y
Constructores de la Forma, en los Grandes Espíritus que controlan las montañas
y las sostienen en su Patrón Divino. Ellos evolucionan en Grandes Elohim,
creando Planetas y Sistemas y pueden convertirse en Guardianes Silenciosos de
un universo o galaxia.
A la evolución humana le concierne la creación de la forma,
a los elementales les concierne solamente las preferencias del cuerpo mental
por medio de las cuales es cortado de la Sustancia Universal un diseño
particular, correspondiente a una idea y luego a través de la acción del mundo
de sentimientos, dicha forma será energizada, dándole vida y bajándola dentro
del plano tridimensional.
La conciencia de los elementales consiste en convertirse en
esa forma, en sacrificar Su Felicidad y Su Alegría y entrar dentro del patrón
de pensamiento del hombre que evoluciona, dándole forma a esa idea por medio de
Su propia Vida.
La conciencia de los ángeles consiste en traer la radiación
a través de la forma, dándole Su Vida, dirigiéndola y llenando el Universo con
Sus bendiciones.
Si paráramos un elemental, un hombre y un ángel frente a un
cáliz, aparecería ante cada conciencia de la siguiente manera:
- El elemental vería a todos sus pequeños amigos dentro del
vidrio que constituye dicha forma-sus caras brillantes, sus cuerpos diminutos,
sosteniendo el contorno de la copa y la base.
- El hombre vería el vidrio, juzgaría su valor y quizás se
preguntaría si es cristal o no.
- El ángel vería el Poder del Fuego Sagrado, atraído por el
amado Director de ustedes a la copa, fluyendo a través de ella.
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