jueves, 20 de mayo de 2021

El humo y la ceniza como método de adivinación

 


El fuego fue un elemento que el  hombre veneró desde el principio de los tiempos.

 

De esa veneración nació la libanomancia, también conocida como capnomancia e ignispecia, la cual se trata de la observación del humo que surge de un fuego, de objetos que se queman o de incienso con fines adivinatorios.

 

Los babilonios y los griegos que efectuaban esta forma de adivinación observaban cómo el humo se levantaba de la comida que ardía en ofrendas y sacrificios a sus deidades con especial atención en la forma que adquiría y la dirección que tomaba lo cual les ayudaba a acertar en hechos futuros.

 

Muchas culturas han practicado ritos similares. Los semang de Malasia, un pueblo nómada, encendían una fogata antes de acampar cada noche. Si el fuego se elevaba directamente hacia el cielo, el lugar era seguro. Si se inclinaba hacia la selva, había peligro de ser atacado por los tigres, y entonces se elegía otro sitio.

 

Aunque éstas son técnicas muy antiguas, las formas modernas todavía se usan. Una de ellas se conoce como "lectura del humo" en la cual se enciende una vela, se pasa un trozo de cartulina blanca por la llama tres veces mientras se formula una pregunta (que tenga una respuesta sí o no) lo cual debe realizarse de forma rápida para evitar que la tarjeta se encienda completamente.  Si el humo se presenta recto, la respuesta es positiva, pero si se inclina, es negativa.

 

Existen muchas otras técnicas antiguas. Encienda una fogata en un sitio seguro mientras formula una pregunta binaria que conlleve una respuesta sí o no. Observe el humo. Si se levanta de modo ligero y en el centro, se ha recibido una respuesta positiva. Sin embargo, si flota pesadamente alrededor del fuego, la respuesta es negativa.

 

El segundo método de capnomancia involucra quemar objetos específicos y observar el humo que se levanta de ellos. Al formular su pregunta, lance un puñado de semillas de amapola a los carbones ardientes de una fogata a punto de extinguirse. Las respuestas se leen del modo descrito en el párrafo anterior.

 

Alternativamente, arroje un puño de aserrín de cedro (se puede obtener en la mayoría de tiendas de animales y en muchos supermercados) a las brasas mientras hace su pregunta y, una vez más, lea los augurios según el método de la fogata descrito arriba. Esta adivinación es de origen babilonio.

 

Una técnica más sencilla no requiere nada más exótico que quemar una varita de incienso. Aunque se puede usar cualquier tipo de incienso, la madera de sándalo parece producir los mejores resultados. Sostenga la varita de incienso entre sus manos y formule su pregunta. Enciéndala, colóquela en el incensario y observe el humo.   Si se eleva el humo del incienso hacia la derecha, la respuesta es sí; si lo hace hacia la izquierda, no.

 

 Muchos pueblos antiguos utilizaron no sólo la adivinación mediante el humo del fuego sino de las cenizas que dejaba, ya que respetaban enormemente la ceniza al considerarla producto de las propiedades de transformación del fuego. Y aún se les puede utilizar para determinar el futuro.

 

Recoja las cenizas de fogatas apagadas o de la chimenea. Afuera, en un lugar donde el viento regularmente sopla en algún momento, esparza una buena cantidad de cenizas formando un rectángulo en el suelo. Mientras formula su pregunta relacionada con el futuro, escriba sí con su dedo en la parte derecha de las cenizas, y no en la parte izquierda. No las toque durante toda la noche.

 

A la mañana siguiente, estudie las cenizas. Si ambas palabras son claramente legibles, no es posible ninguna respuesta por el momento. Si una ha sido borrada por rastros de animales, el viento o alguna otra fuerza, la palabra sobrante revela la contestación a su pregunta. Si ambas palabras han desaparecido, no se ha proporcionado ninguna respuesta.

 

También puede escribir en las cenizas dos o tres palabras que resuman su pregunta, tales como "Mudanza mes próximo". A la mañana siguiente probablemente encontrará que algunas palabras han sido destruidas. Junte las palabras sobrantes para revelar el futuro.

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