sábado, 15 de mayo de 2021

La extraña ofuscación de los 4 Elementos en Wicca

 


Sois muchos los que me estáis preguntando por qué en Brujería tradicional los 4 elementos se sitúan en puntos cardinales completamente diferentes a los de la Wicca. Es una pregunta muy interesante pues da lugar a la reflexión. De hecho fue una de las cosas que más me llamaron la atención al estudiar la Wicca.

Como muchos de vosotros ya sabéis, la Wicca es una religión, la brujería no lo es. Gerald B. Gardner, fundador de la Wicca, fue miembro de la orden hermética de la Golden Dawn, estuvo muy influenciado por el ocultismo de Aleister Crowley y desde luego, por la Masonería, sistemas todos basados en dogmas y rituales de la Alta Magia, no de brujería. La Wicca, por tanto, bebe directamente de la Magia de Enoch o Magia enoquiana, donde cada arcángel está identificado con los 4 elementos y los 4 puntos cardinales con los que sus practicantes forman un círculo de poder. La magia enoquiana consagra los cuatro elementos de la forma que todo el mundo conoce:

Norte = Tierra

Sur = Fuego

Este = Aire

Oeste = Agua

Pero este sistema no tiene nada que ver con la brujería tradicional y con otras tradiciones paganas europeas. Porque recordemos, como ya hemos explicado en otras ocasiones, que la brujería tradicional proviene de grupos reducidos de personas, personas o familias dedicadas al Arte durante generaciones y que lo llevan haciendo además desde hace siglos. En la brujería tradicional, y desde luego la brujería del cerco entra dentro de la misma, colocamos los elementos como sigue:

Norte = Aire

Sur = Tierra

Este = Fuego

Oeste = Agua

Para explicar por qué razón colocamos así los elementos, hemos de visualizar el mapa de Europa, que es la cuna del propio Arte. Unas tierras donde las personas que se dedicaban a la práctica del Oficio estaban en íntimo contacto y vivían observando la naturaleza porque su supervivencia dependía de ello… unos tiempos donde el conocimiento se transmitía con el boca a boca desde un lugar donde todo era asimilado, no aprendido. Es lógico que situaran al Norte el elemento Aire.

Porque desde el Norte soplaban los grandes vientos, vientos gélidos que les incoaban a buscar refugio y, desde luego, a almacenar el suficiente alimento para aquellos días en los que los vientos soplaban y aullaban con fuerza. Pero al Sur… Al sur se encontraban las tierras cálidas y, por lo tanto, fértiles, abundantes, exuberantes… tierras verdes de enorme riqueza. La Dama se vestía de verde y brillaba en todo su esplendor. Es lógico que situaran al sur el elemento Tierra.

Por el Este, no solo en Europa sino en todo el planeta, sale el sol cada mañana. El primer atisbo de luz, de fuego y de calidez del día es gracias a los primeros rayos del sol que surgen por el Este cada amanecer. En un mundo frío como los siglos pasados, la importancia del sol era mayor que la que ahora le otorgamos. Lógico también que situaran el Fuego en el Este.

En la vieja Europa, hace ya muchos siglos, los viajeros y sobre todo los peregrinos que hacían el Camino de Santiago se hacían lenguas con todas las leyendas que rodeaban la extraordinaria, por desconocida, existencia del Mar Tenebroso, las grandes aguas que se encontraban al Oeste, más allá del Finisterre: algunos decían que el agua, allá donde se pierde la vista, caía por un abismo vertical donde se decía, acababa el mundo.

Como todo en la brujería, el conocimiento surge de la observación y crece y se hace en el quehacer cotidiano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario