Para ello, primero es necesario saber cómo es imposible
extraer esa energía. Esta es una forma de razonamiento activo muy sencilla y
con frecuencia muy reveladora, cara a acentuar nuestros conocimientos sobre un
determinado tema. Se trata de saber primero cómo no se puede hacer algo, o
simplemente cuáles no son las soluciones para algo. Es decir, se trata de
conocer primero el no para, a partir de ahí, tener un punto de referencia
acerca del sí.
Por ejemplo, veamos cómo no es posible extraer energía de la
fuente cósmica.
La envidia, la mezquindad, la agresividad, la falta de
respeto, los instintos desbocados, la susceptibilidad, la depresión, son
estados del alma humana que no permiten afinar o ajustar sutilmente nuestros
receptores internos para ser capaces de conectar con la Fuente Cósmica de la
Energía.
Nada ni nadie dan de lo que no tienen, y esto es también
algo que podemos aplicar al tema que estamos comentando. Es decir, para captar
energías superiores es necesario por lo menos haber generado internamente una
subida de tono o de nivel de nuestras energías personales. Es hasta cierto
punto la ley de la escalera, según la cual, no parece que sea factible subir
escalones de diez en diez. Para tocar a una puerta superior es necesario
hacerlo con el toque adecuado, con la vestimenta adecuada y con el respeto
adecuado.
Todo esto es lo que llamamos genéricamente el ceremonial,
que es simplemente la manifestación científica y artística de un orden y de un
respeto a la hora de, en este caso, tratar de conectar con una fuente superior
de energía.
Nadie puede poner su mente más allá de lo que su mente
genera, es decir, de sus propias vibraciones. De igual manera, no es posible
ver la Tierra como planeta en conjunto si no nos colocamos fuera de la
atmósfera terrestre.
Necesitamos primero alcanzar un punto suficientemente alto
que nos permita ver las cosas con mayor perspectiva y con mayor ángulo. De otra
forma, estaremos engañándonos a nosotros mismos.
Podríamos entonces preguntarnos para qué sirve este asunto
de la Fuente Cósmica de la Energía, si para acceder a ella nosotros necesitamos
previamente haber alcanzado un determinado nivel vibratorio. Esto es algo tan
sencillo como lo que significa el cauce y el agua de un río. En caso de lluvias
torrenciales, el agua se sale fuera del cauce, con lo cual el río ya no es
capaz de controlar esa gran cantidad de fuerza y de energía transportada por el
agua. Sucedería lo mismo si el ser humano fuera capaz de recibir una mayor
cantidad de energía de la que es en un determinado momento capaz de captar y de
manejar de una forma mínimamente fiable. Frecuentemente, el ser humano hace uso
de sustancias externas alucinógenas, tal como se ha comentado, con el fin de
acentuar momentáneamente su nivel vibratorio cerebral, haciendo que el cerebro
se encuentre especialmente impactado por cantidades ingentes de
neurotransmisores. Pero ya se ha comentado que eso es enormemente peligroso
debido a que no se trata de una secreción natural del cerebro, y es que en un
momento determinado, se puede ver sobrepasado por sus propias secreciones.
Esto
es algo muy diferente a lo que sucede cuando el ser humano, mediante la
realización de prácticas relajantes, vivificantes, de contacto con la
naturaleza, de deporte, de meditación, de arte o de creatividad, genera
internamente en su cerebro las llamadas endorfinas, que son las sustancias
naturales de la felicidad, las cuales se segregan de una manera mucho más
moderada y siempre sin efectos secundarios.
Pero la Magia se guía por el básico principio de que nada
llega si no se ha trabajado previamente, lo cual es en buena medida, una
especie de ley pedagógica universal. Esto significa que la evolución va paso a
paso, que es lo que hemos dado en llamar en la Psicología Trascendental la
"evolución infinitesimal de la consciencia". Este camino es
aparentemente más largo que multitud de soluciones fáciles y de píldoras
mágicas que se ofrecen por ahí, pero aun pareciendo el camino más largo, es en
realidad el más corto.
Hay que tener en cuenta que la captación de energía, de por
sí no significa la solución a todos nuestros problemas, sino simplemente, el
hecho de revitalizarnos y de llenarnos de un nuevo nivel de fuerza.
Así, tampoco resulta muy exacto comparar al ser humano con
una especie de batería en lo que respecta a su nivel energético. El ser humano
necesita vaciarse de energías inferiores o de menor categoría para, a
continuación, llenarse de energías de mayor nivel.
Los teóricos "Samadhis" o "Nirvanas", o
paraísos ficticios, o utopías, en realidad pueden conducir a todo lo contrario,
cuando se pretende alcanzarlos de forma brusca, por métodos cómodos, o
simplemente, intentando conseguir sensaciones exóticas.
Se ha dicho que "lo que bien empieza bien acaba y lo
que mal empieza mal acaba", y esto es ciertamente así en lo que al nivel
de la Magia se refiere.
Es conveniente comenzar con pausa y saber escuchar a aquello
que demuestra que tiene un nivel de experiencia y de sabiduría, y no solamente
nos estamos refiriendo a personas duchas en el terreno esotérico, sino a saber
escuchar y aprender de cualquier persona y de cualquier situación en general.
Otro factor importante a tener en cuenta es a la hora de
hablar de la Fuente Cósmica de la Energía. Implica el centrarse en otros
aspectos que no sean puramente la intensidad de esa energía, que es el gran
error que suelen cometer muchos a la hora de buscar ese teórico paraíso mental.
Intensidad de energías supone, en un momento determinado, alcanzar un estado
mayor o menor de cierto éxtasis, pero eso no sirve de mucho si a los dos o tres
días se sucede un estado de depresión y a continuación se vuelve a otro de
estrés. Además de la intensidad de la energía, hay que hablar de la calidad y
de la sutileza de la energía. Hay que tener en cuenta que cada cabeza pensante
es un mundo o hasta un Universo en sí misma, lo cual significa que aunque los
seres humanos podamos conectar con la Fuente Cósmica de la Energía en mayor o
menor medida, cada uno lo hace de una manera diferente en función de nuestras características
intrínsecas. Por ello, nos sirve de mucho ahora la frase que dijo Krishna a
Arjuna: "por donde me impetres, por ahí me presento". ¿Qué significa
esto?.
Es bien sencillo. El artista trata de extraer energías
artísticas e inspiradas en una u otra vertiente, dependiendo del tipo de arte
que profese; el deportista pretende extraer de la Fuente Cósmica de la Energía
una potencia suficiente como para poder aguantar la carrera del maratón y
llegar el primero; el inversor en bolsa y en valores quiere tener la suficiente
sagacidad y don de la oportunidad como para, en un momento determinado, saber
que tiene que invertir más o bien, retirar su dinero de una empresa determinada,
y así sucesivamente.
Por tanto, cada ser humano, a través de sus
características profesionales, psicológicas, genéticas, educacionales y de
cualquier otro tipo y en general humanas, percibe la realidad de una manera
distinta y, por tanto, también capta y traduce las energías que puede percibir
del exterior de una forma distinta a como lo hacen los demás. Por ello,
precisamente hay personas que no pueden acceder a esa Fuente Cósmica de la
Energía, ya que sus comportamientos agresivos o su falta de respeto por la
individualidad esencial humana le impide tener su mente o aparato receptor de
radio en un estado mínimamente satisfactorio como para alcanzar esa frecuencia
de onda.
Más bien, buscará otro tipo de pequeñas fuentes de energía,
que en realidad, son de un carácter no precisamente blanco, iluminado y
neutral. Así, existen diferentes tipos de centros de fanatismo en nuestro
planeta, bien sean de tipo religioso, político, sectario, económico, mafioso, o
de cualquier otra especie. Todos éstos en realidad son microcentros de energías
desarmónicas que le hacen el juego a las fuerzas del desorden que existen desde
siempre en el Universo.
Por tanto, nos seguimos refiriendo también a calidad de
energía, diferenciando fundamentalmente lo que es la Fuente Universal de la
Energía Cósmica, que precisa de un cierto nivel de consciencia y de bondad del
espíritu humano para abrir sus puertas al alma de alguien. Sin embargo, ese
primer círculo de protección no es superado por aquellas personas que no respetan
la esencia individual humana, las cuales prefieren mantenerse atadas a
determinados centros de energías involutivas como pueden ser prostíbulos,
lugares donde se comercia con droga, organizaciones de dudosos fines, y toda
una serie de centros de carácter disonante que cualquier persona relativamente
informada más o menos conoce o adivina que existen.
Pero, además, aquéllos que son capaces de superar el primer
gran círculo de protección de la Fuente Cósmica de la Energía, van a percibir
esa energía sutil de una manera diferente, lo cual podríamos preguntarnos si en
sí, es bueno o es malo. Es evidente que en lo esencial, cada ser humano posee
un corpúsculo de la esencia divina, pero otra cosa bien distinta es el momento
en que su alma y su espíritu se encuentran en un punto concreto de su
desarrollo evolutivo, lo cual hará que en la práctica, esta persona sea o no
sea consciente de ese germen esencial divino que posee internamente. Incluso al
contrario, existen muchas personas que tienen crucificada esa esencia
individual interna, simplemente cuando hacen lo propio con personas de su
propio entorno, bien sean familiares, amigos o enemigos. Es decir, si no se
tiene un respeto por la esencia individual interna personal, no se puede tener
por la esencia individual de los demás.
A los que son capaces de superar este primer círculo de
protección, como decíamos, se le manifiestan las energías provenientes de la
Fuente Cósmica en una versión distinta en función de las características de
cada uno, y nos preguntábamos si eso era bueno o si era malo. Podemos decir que
simplemente es así y forma parte de la esencia individual de cada ser.
De todas formas, hay que diferenciar lo que es
individualidad y lo que es personalidad.
Cuanto mayor carga de características de susceptibilidad, de
condicionamientos ambientales, familiares o genéticos ponga la persona a la
hora de dirigirse a la Fuente Cósmica de la Energía, menor será el voltaje que
reciba. Esto se debe al hecho de que el contacto con la Fuente Cósmica de la Energía
es algo simultáneo y directamente proporcional al grado de acercamiento y de
consciencia de la unidad que el individuo sostenga en cada momento. Por tanto,
si el individuo permanece apegado a su personalidad, es decir, a las
características superficiales de su yo, él mismo está poniendo una serie de
trabas, de filtros o de obstáculos a la penetración de la energía lumínica y
cálida de la Fuente Universal de la Energía hacia dentro de sí mismo. Al poner
esos filtros, es normal que esta energía lumínica pierda fuerza y se disperse
considerablemente.
Sin embargo, según la persona va adquiriendo mayor nivel de
trascendencia hacia su yo interno, entonces va comprendiendo que es en ese
germen divino interno donde está su verdadero centro personal, que es lo que se
ha dado en llamar el Kundalini, el Espíritu Santo, la Supraconsciencia y otras
denominaciones diversas. Dicho de otra forma, para entrar en contacto con esa
Fuente Cósmica de la Energía es necesario tener ese "chip prodigioso"
que nos permita hablar en un lenguaje entendible por esa Fuente Cósmica de la
Energía. Ese chip prodigioso se encuentra precisamente en esa esencia divina
individual que cada uno posee en sus niveles interiores sutiles.
Cuando conectamos con este germen o chispa esencial divina,
es entonces cuando vamos escalando de nivel vibratorio y es cuando podemos
ponernos en contacto con la Fuente Cósmica de la Energía en niveles superiores.
Todo consiste en ir buscando el momento, pues "quien
busca encuentra". Se necesita paciencia, discernimiento y trabajo para ir
percibiendo con más claridad ese lugar cálido, luminoso, sereno, abierto,
maduro y, sobre todo, afín con la verdad, que es lo que llamamos la Fuente
Cósmica de la Energía.
A este respecto, la llamada "ley de la Resonancia",
nos recuerda que para comunicarse con el Universo, hay que dirigirse a él
correctamente para que conteste.
Es decir, al exigir a las leyes divinas lo que a nosotros
nos plazca no estamos en el lenguaje correcto.
Con complejo de inferioridad, con excesivos remordimientos o
complejillos de culpa, tampoco estamos respetando esa esencia individual
interna, con lo cual, tampoco estamos generando un nivel de resonancia interna
suficientemente importante. Si, por el contrario, el individuo se siente casi un
dios porque ha tenido algunos éxitos últimamente y anda mirando a todos los
demás por encima del hombro, entonces su frecuencia vibratoria tampoco está
ajustada correctamente, y ello tampoco va a generar la resonancia que conviene
para contactar o conectar con la Fuente Cósmica de la Energía.
La actitud mental relajada y receptiva es la que sirve de
base en el momento en cuestión. Para llenar algo, ese algo debe de estar
previamente vacío. Ese algo que hay que llenar y que tiene que estar
previamente vacío es ni más ni menos que nuestra mente. La mente es ese caballo
loco que hay que relajar e ir domando poco a poco, hasta hacer que sienta la
verdadera presencia de su señor y amo que es ni más ni menos que la
consciencia-voluntad. El llamado "ejercicio de vaciado mental" es una
clave. Se trata de vaciarse para luego ser capaz de llenarse de nuevas
experiencias vibratorias. Una vez alcanzado ese estado de vaciado mental, hay
que proyectar la mente hacia ese punto de equilibrio, de justicia perfecta y de
absoluta recreación. Por tanto, el camino ideal es primero serenar y vaciar la
mente, para entonces poder proyectar nuestra mente hacia ese punto metafísico
que llamamos la Fuente Cósmica de la Energía. Si se pretende hacer la
proyección mental antes de haber realizado el vaciado mental, lo que sucede es
que vamos a tratar de elevarnos con demasiado lastre, y quizás ese globo
aerostático solamente va a subir unos metros del suelo, porque estamos cargados
de un exceso de vibraciones cotidianas, desarmónicas y materializadas que
realmente no ayudan a tomar vuelo. Por tanto, es necesario que hayamos
realizado internamente una sanación de nuestro espíritu a través de liberar
todo aquello que nos está resultando una carga psíquica y mental, para entonces
estar suficientemente limpios, ligeros y desahogados, para poder dedicarnos a
otros menesteres más sutiles.
Recordemos ese precepto de "por donde me impetres, por
ahí me presento". Esto significa que si nos dirigimos a niveles
superiores, intentando alcanzar fuentes más sutiles de energía, pero estando
todavía nosotros en un estado sobrecargado o quizás deprimido, entonces el
mensaje que vamos a transmitir va a ser mínimo, y ya sabemos que sin un
adecuado mensaje transmitido, del no vamos a recibir una respuesta adecuada del
Universo.
Al proyectar un pensamiento hacia una esfera mental elevada,
ese glóbulo mental, por llamarlo así, responde por la llamada ley de Resonancia
o ley del Diapasón. Es decir, un pensamiento que es capaz, por su calidad y
serenidad, de elevarse lo suficiente como para tocar en una de esas infinitas
teclas vibratorias que hay en el Universo, generará un retorno de un mensaje
hacia nosotros mismos muy probablemente amplificado. Esto es sencillo de
entender, puesto que la propia ley de la resonancia permite que un diapasón
pueda activar simultáneamente varias cuerdas de guitarra, por decirlo así. Es
decir, dentro de una determinada gama vibratoria que la persona haya alcanzado
en función de la calidad de su pensamiento proyectado, es muy posible que
reciba más de un mensaje, es decir, que reciba energía de más de un glóbulo
mental o Microfuente Universal de Energía. Es decir, por lo que estamos
comentando, se habla en esoterismo de glóbulo mental entendiendo que cada nivel
vibratorio del Universo está compuesto por un gran número de glóbulos mentales.
Esto significa que cuanto más concentrado, trabajado,
"falto de ruido", sereno y seguro sea ese pensamiento proyectado, más
nítida y plena será la respuesta o resonancia recibida. A esto nos referíamos
antes, cuando decíamos que nadie puede recibir aquello que no se ha ganado
previamente.
El Universo, evidentemente, no es tonto y posee sus propias
leyes y principios, aunque al ser humano en ocasiones no le gusten o
simplemente no esté de acuerdo con algunos de ellos. Esto es lo mismo que decir
que el Universo se protege a sí mismo o, como dice la mística "el
Universo, a través de sus propias leyes, se encuentra encadenado". Que el
Universo esté encadenado no significa que sea esclavo, sino simplemente que el
Universo obedece también a sus propias leyes, y que el Universo no puede saltarse
sus propias leyes a la torera. Por eso se dice que Dios no es ni bueno ni malo,
sino simplemente justo.
Ciertamente no estamos en ningún momento solos en el
Universo, pero el ruido de fondo, la "suciedad" en las antenas, y la
falta de fuerza -voluntad- en el aparato de radio, dificultan el trabajo. Por
tanto, el problema no es: que nadie se ocupe de nosotros, que estemos
desvalidos como seres humanos en un momento determinado, que no le encontremos
sentido a la vida, que el mundo actual sea muy rutinario y mecanicista, o
simplemente que la mala suerte nos esté dando la lata más de lo que sería
deseable. Ninguno de estos enfoques es realmente objetivo desde el punto de
vista de la Magia.
El problema es que nosotros debemos de ser capaces de
adaptarnos y de acoplarnos mental y psíquicamente, es decir, vibratoriamente
hablando, para de esa forma ser capaces de, en primera estancia, vaciarnos, y
en segunda estancia, llenarnos de esa energía universal que existe por doquier.
La culminación de un proceso mental, por todo lo dicho, es
el fruto de un trabajo previo.
Una ceremonia de contacto con la Fuente Cósmica de la
Energía debe de ser sencilla y, preferentemente, debe de estar acompañada de
elementos naturales, tales como el agua, la tierra, la luz, el sol, el aire y
similares. Lo importante es ese trabajo mental previo, y luego, las
herramientas y los símbolos hacen de transductores, de transmisores, o de
convertidores de las energías mentales que nosotros hemos estado acumulando.
Es lo mismo que comprar una maravillosa caja de herramientas
y no usarla teniéndola guardada en una parte recóndita del garaje o de la
cochera. O también, es lo mismo que comprar la caja de herramientas y
simplemente no preocuparse por la forma de usarla, puesto que entonces esa increíble
caja de herramientas simplemente será algo inútil para nosotros, aunque
potencialmente con ella se puedan construir habitaciones, muebles, arreglar
coches, y un largo etcétera.
En síntesis, el ser humano necesita conectar con una u otra
fuente de energía, porque de otra forma, estaría completamente desenergetizado.
Las energías más universales o de mayor categoría, penetran
en el ser humano por los tres Chakras superiores: Vishuddha, Agna y Sahasrara.
Como sabemos, el quinto Chakra o Vishuddha se encuentra
regido por Mercurio, y representa la penetración en el ser humano de las
energías más superiores de carácter intelectual. Cuando este Quinto Chakra, que
físicamente se localiza a la altura de las cuerdas vocales, se amplía y se
equilibra convenientemente, la persona es cada vez más abierta a lo que se ha
dado en llamar el conocimiento universal o el conocimiento hermético. Al hablar
de conocimiento hermético no solamente nos referimos a los conocimientos
normalmente llamados esotéricos u ocultos, sino que se puede tratar
perfectamente de un conocimiento de tipo teológico, científico, artístico,
filosófico o de cualquier otra índole, siempre y cuando la persona tienda,
mediante su trabajo mental, a integrarse cada vez más en un tipo de conocimiento
universal. Es decir, es requisito indispensable para ir abriendo el Quinto
Chakra el ir poco a poco eliminando o limando el sesgo o los prejuicios que
limitan a la mente humana y también al investigador o al buscador de la verdad.
Así, existen grandes científicos que funcionan solamente desde el punto de
vista analítico. Es decir, son excelentes en una especialización determinada,
como por ejemplo en dos o tres reacciones bioquímicas del núcleo de la célula,
en determinadas conexiones neuronales en el cerebro, o cualquier otro caso
similar. Sin embargo, esto no significa que estos científicos tengan una visión
global acerca de su especialidad, y mucho menos acerca de la materia general
que tratan. De todas formas, es posible realizar un hallazgo concreto mediante
la ultraespecialización que tienen hoy en día los científicos y, con ese
descubrimiento, lograr un avance de conjunto en un área determinada del saber.
En este caso, se trataría también de una apertura a las energías que se
introducen en el ser humano a través del Quinto Chakra.
Otro ejemplo podría ser, con relación al Quinto Chakra, lo
relativo a los filósofos, que hoy en día, desgraciadamente se encuentran en
general en bastante decadencia, o no tienen una repercusión social como en
épocas anteriores.
En realidad, salirse de la mediocridad intelectual supone
también, de por sí, una universalización del conocimiento. Cualquier persona
que genere un aporte positivo, activo y aplicable en la técnica o en el saber
en general teórico, está promoviendo un mayor acercamiento de la humanidad
hacia los planos cósmicos que pudiéramos llamar la mente universal. Es decir,
cuando el ser humano es ahora capaz de conocer mejor su sistema genético, a
través del estudio de las cadenas del ADN y del mapa del genoma humano, por
ejemplo, esto supone que la humanidad en sí se va acercando a un tipo de
medicina mucho más preventiva, y que podrá corregir errores genéticos de
carácter físico incluso desde antes de nacer la persona, es decir, tratándola
en su período intrauterino. Esto, obviamente, supone un gran avance no
solamente para la ciencia teórica y para la ciencia aplicada, sino también,
para el nivel de vida y las expectativas de desarrollo de cientos de millones
de personas en el futuro. Obviamente, siempre pueden existir usos perversos o
negativos del conocimiento humano, pero eso es algo que ya cae dentro del
ámbito del uso individual de ciertas personas o grupos, o bien de algunos
regímenes políticos muy específicos. Sin embargo, el hecho de que de la energía
atómica se pueda hacer un mal uso, ello no significa que no se deba continuar
investigando en las partículas subatómicas.
El Sexto Chakra es el segundo de la trilogía superior de los
Siete Chakras.
Agna es el centro psíquico por excelencia, situado
físicamente a la altura del entrecejo, y conocido popularmente como el
"tercer ojo". Está regido por la Luna, que es el planeta que
despierta las cualidades de carácter psíquico en el ser humano, tales como la
telepatía, la clarividencia, la clariaudiencia, la intuición, y un largo
etcétera. En realidad, se suele decir que es el Chakra más delicado de
equilibrarse, puesto que con frecuencia, el ser humano confunde el mare magnum
o la marejada de fondo de su subconsciente con determinadas percepciones
sutiles. Por tanto, el Sexto Chakra es el filtrado de las sensaciones sutiles,
las cuales, muchas veces se encuentran dentro de una maraña de percepciones
inconscientes y subconscientes que son de lo más variopintas y con un origen
muy diverso.
Solamente como aclaración, con frecuencia se usa
indistintamente el concepto de inconsciente y de subconsciente. En realidad,
nosotros en términos generales preferimos usar la idea de inconsciente cuando
se trata del inconsciente profundo, es decir, aquel que accede muy difícilmente
hacia la consciencia pero que, sin embargo, influye continuamente en la
consciencia y, por tanto, en la voluntad de la persona. Dicho esto, es obvio
que el subconsciente es el estrato del inconsciente que se encuentra subyacente
a la consciencia y que, debido a ello, es más accesible hacia esta última. Por
tanto, existe una mayor permeabilidad entre el consciente y el subconsciente,
ya que evidentemente, hay también una mayor permeabilidad entre el inconsciente
y el subconsciente, siendo por tanto el subconsciente una especie de nivel
intermedio entre la consciencia y el inconsciente.
Cuando hablamos de inconsciente en realidad nos referimos a
la gran memoria del ser humano, que es donde de alguna forma residen los
recuerdos de su período intrauterino, los recuerdos de la infancia, las
experiencias vividas a lo largo de su vida en mayor o menor medida, las
percepciones sutiles provenientes del subconsciente o inconsciente colectivo,
los parámetros provenientes de los factores de raza y de cultura, la memoria
genética, las vivencias relacionadas con existencias pasadas, y un largo
etcétera.
Tal como se ve, la complejidad del inconsciente es enorme y
por ello, es precisamente tan difícil estudiar el inconsciente, hasta tal punto
que hoy en día, una gran cantidad de psicólogos reniegan de su existencia,
puesto que se oponen a la tradicional teoría psicoanalítica de Freud. Pero
sería mucho más práctico que los psicólogos aceptaran, llamándolo o no inconsciente,
la existencia de una gran memoria o de un gran cúmulo de elementos de memoria
que residen en un determinado substrato de la mente humana.
Por todo lo dicho, resulta obvio que el control sobre el
Sexto Chakra requiere un trabajo inmenso para la persona. Por lo general, una
de las primeras fases dentro del equilibrio del Sexto Chakra es precisamente la
limpieza o la purificación, o también, la toma de consciencia de determinados
elementos que están estancados en ciertas áreas del inconsciente y, por tanto,
del cerebro. Así, es frecuente que las personas que se introducen en las
temáticas de tipo esotérico perciban una serie de sensaciones que en cierta
medida podríamos llamar extrañas, difusas y sutiles, puesto que la persona no
sabe exactamente de dónde provienen. Esto, en realidad, no es que sea sólo algo
particular o propio de las personas interesadas por el esoterismo. En general,
todos los individuos poseen un funcionamiento relativamente independiente del
inconsciente con respecto a la consciencia. Por ello, el ser humano cambia tan
frecuentemente de estados de ánimo y, también pasa de estados ya más amplios en
el tiempo como pueden ser la excitación y la euforia, o también el estrés y la
depresión. Esto significa que nosotros, en primera instancia, no tenemos un
control sobre eso que llamamos el inconsciente, ya que en éste también residen
elementos e impresiones de carácter emocional, tanto recibidas en épocas
pasadas de nuestra vida, como aquéllas que en un determinado momento están bullendo
en nuestra psiquis y que nosotros no sabemos exactamente a qué se debe. Por
ejemplo, puede pasar de que en un momento determinado nos encontremos eufóricos
y que un poco más adelante, sintamos que hace mella en nosotros la melancolía o
el desánimo. En realidad, todo esto nos apunta el hecho de la existencia del
inconsciente como una parte de nuestro ser de la que, obviamente, podemos decir
que tenemos poco conocimiento y control.
Tal como decíamos, la limpieza o purificación de esas áreas
o zonas psíquicas de nuestro inconsciente y de nuestro cerebro es algo
fundamental, puesto que podemos decir que tenemos determinados
"desechos", algunos de ellos de cierta envergadura, residentes en
estas áreas de nuestra psiquis. Esto es lo que hace que sea necesario ir
trasvasando gradualmente del inconsciente hacia el subconsciente y,
posteriormente, hacia el consciente estos elementos que en una primera
instancia nos pueden resultar extraños. Es ciertamente una lucha interna la que
se genera cuando empezamos a ser conscientes de determinadas emociones,
complejos de culpa, remordimientos, sensaciones de un increíble egocentrismo y
un conjunto de percepciones diversas. En primera instancia, resulta incómodo
porque aparentemente son sensaciones o percepciones sutiles que no tienen una
mayor relación con nosotros, pero con el tiempo, nos vamos dando cuenta de que
esta purificación o trasvase del inconsciente hacia el consciente es algo
necesario durante una etapa, para ir limpiando y aligerando los estratos
profundos de nuestra psiquis. Por tanto, antes de meterse en berenjenales, y
antes de poder hablar de facultades psíquicas o de poderes ocultos, es
necesario haber realizado esta limpieza de nuestra casa por dentro, ordenando
bien todos los elementos, colocando cada mueble bien en su sitio, pintando bien
las paredes, decorando bien las habitaciones y ordenándolo todo de forma que
cada cosa esté en su justo lugar. De otra forma, introducirse en el desarrollo
de facultades psíquicas sin antes haber conseguido un cierto control sobre los
estados anímicos, y sin antes haber experimentado sensaciones más sencillas
pero tremendamente iluminadoras como los estados creativos de la mente,
supondría realmente un retroceso, por no decir un peligro.
El Sol es el tercer elemento dentro de la trilogía superior,
y como sabemos, el Chakra Sahasrara, que es el séptimo, se localiza en la
coronilla de la cabeza, es decir, apuntando hacia el cielo. Este es un Chakra a
través del cual se percibe la luz, que es lo que de alguna forma todos los
místicos buscan o añoran. En el caso anterior, es decir, el tipo de capacidades
que se despiertan con este Sexto Chakra o centro de energía ya han sido
definidas como cualidades psíquicas en general, sin embargo, el Séptimo Chakra
no nos habla acerca de cualidades psíquicas, sino de una energía más pura, es
decir, energía en sí misma. Este es el Chakra que ha vuelto loca a mucha gente,
especialmente a aquéllos que se han dejado emborrachar por el poder tratando de
ser un punto crucial en la historia, o intentando cambiar el destino de una
civilización, una cultura, de un país o de una determinada zona de influencia.
Aquellas personas que se han disparatado en sus ansias de
poder y de querer abarcar de más, tarde o temprano han tenido que sufrir en sus
propias carnes lo que es la ley de Rebote, la cual comentaremos con más detalle
a continuación.
Si el hombre llega un momento en que se cree un dios fuera
de toda ley y de todo principio, pretendiendo poder pisar a otras
individualidades o simplemente, saltándose a la torera las mínimas normas
éticas que todo ser humano ha de respetar, entonces llega un momento en que se
convierte en un ángel caído, o simplemente en un ave caída. Esto quiere decir
que se puede llegar a determinadas alturas de fama, de popularidad, de poder,
de dinero, de conocimiento, de éxito con el sexo opuesto, y un largo etcétera
de supuestos atributos de poder. Sin embargo, si este ascenso no es controlado
y no es bien consciente y a su vez guiado por principios superiores, llega un momento
en que se puede volver un obstáculo o un peligro de caída ciertamente
atenazador para esta persona. Llegado este punto, si no adquiere el suficiente
control sobre sí mismo, comenzará a cometer errores encadenados que pondrán a
la luz sus verdaderos defectos cara a los demás.
El Séptimo Chakra ha de despertarse con suavidad, con
equilibrio y con mucho tiento, porque supone el ir tomando consciencia de
nuestro potencial interno o de nuestra chispa divina personal. Pero esto es
algo que también tiene sus riesgos, porque el Espíritu Santo no solamente viene
representado como una paloma, sino también como una llama, lo cual significa
que es necesario mantener el equilibrio y saber volar con suavidad, tal como
hace la paloma. Pero además, hay que estar preparado para saber recibir el
fuego limpiador del espíritu, que es lo que los hindúes personifican en su
trinidad cósmica con el nombre de Shiva.
Shiva es traducido normalmente como el Destructor. En
realidad, es el destructor de pasiones o el purificador del alma. Esta
mitología hindú nos da a entender que no es posible acercarse a la luz divina
si no es mediante el paso por las pruebas que va poniendo el fuego del
espíritu.
Por esto comentado, precisamente existe una relación
analógica también entre el Séptimo Chakra y Plutón, que es el planeta
transformador de la consciencia. Por tanto, son el Sol, planeta de la
consciencia, y Plutón, planeta de la transformación de la consciencia, los dos
astros análogos al Séptimo Chakra, lo cual, en su simbolismo es perfectamente
claro y congruente con lo que hemos estado hablando hasta ahora. Por tanto, el
símbolo del Séptimo Chakra nos habla acerca de la acumulación de esfuerzos,
para una posterior liberación de energía en un proceso repentino aparentemente,
y que conduce a un nuevo estado de consciencia. En realidad, este brotar
virulento de fuerzas no es algo que ocurra espontáneamente, sino que es el
producto de un largo trabajo realizado anteriormente. Por tanto, el simbolismo
del Séptimo Chakra y de Plutón coinciden en la existencia de dos fases en el
desarrollo de la consciencia: en primer lugar está la acumulación de esfuerzos
y energías y, en segundo lugar, la liberación de esas fuerzas para lograr un
salto a un nivel superior de energía y de consciencia.
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