V El Arte
Parte III
Los alquimistas, aquellos que supieron trabajar en
el arte hermético, nos hablan y nos muestran que en esta vida no es oro todo lo
que reluce, más bien, es la densidad del plomo la que nos impide elevarnos
hacia las alturas espirituales.
Más sin
embargo, al árbol se le conoce por su fruto, así Melchior da seguidamente una
paráfrasis alquímica del himno Mariano:
Salud a
ti, oh hermoso fulgor del cielo, luz radiante del mundo; aquí te unes con la Luna,
surge la cinta de Marte y la conjunción de Mercurio.
Sobre todo de estos tres, nace en el lecho del río, en virtud del
magisterio del arte, el poderoso gigante a quien buscan millares, millares de
veces, después que estos tres se disuelven en sí mismos, no en agua de lluvia,
sino en agua mercurial, en esa goma nuestra bendita que se disuelve por medio
de sí misma y que se llama esperma de los filósofos.
Entonces procura él rápidamente unirse amorosamente con la virginal
novia y fecundarla en el baño con mesurado fuego. Pero la virgen no queda
grávida inmediatamente si no se la besa en frecuente abrazo.
Luego lo
recibe en su cuerpo y así nace el embrión portador de fortuna, y esto de
acuerdo con el orden de la naturaleza. Después, en el fondo del vaso, aparece
el fuerte etíope quemado, calcinado, descolorido y totalmente muerto y sin
vida.
El etíope pide ser sepultado, bañado con su propio líquido y calcinado
lentamente, hasta que vuelva a surgir del intenso fuego en resplandeciente
figura... ¡He aquí una maravillosa reconstitución o renovación del etíope! En
virtud del baño del renacimiento, él se da un nuevo nombre que los filósofos
llaman azufre natural y su hijo, que es el Lapis Philosophorum.
Ved, es una cosa, una raíz, una esencia a la que nada exterior se
agrega, pero a la cual se le quita mucho de lo superfluo mediante el magisterio
del arte..
Es el
tesoro de los tesoros, el supremo elixir filosófico, el misterio celeste de los
antiguos. Bienaventurado el que lo encuentra.
El que lo vio escribe y habla abiertamente y yo sé que el suyo es un
testimonio verdadero. ¡Sea loado Dios por toda la eternidad!
Enigmas, enigmas y más enigmas, todo se relaciona
con el Uno y todo guarda la estrecha relación de la verdad inconmensurable,
palabras para poder llegar a ese nacimiento tan anhelado por quien conoce de
estos misterios.
Cuerpo volátil, incontrolado y
frágil eres, pero en el trabajo con el fuego y el agua pasarás a ser fuerte,
consistente y natural como el aire que no se ve, pero se siente en su
presencia.
Tal es el
caso de Leriche, humilde maestro herrador. Adepto ignorado y poseedor de la
gema hermética.
Este hombre de bien, de una excepcional modestia, hubiera quedado
desconocido para siempre si Cambriel no se hubiera tomado la molestia de
nombrarlo, contando con detalle cómo se las arregló para reanimar al lionés
Candy, joven de 18 años al que una crisis letárgica iba a llevarse en 1774.
Leriche nos muestra lo que debe ser el verdadero sabio y de qué manera
debe vivir. Si todos los rosacruces se hubieran mantenido en esa reserva
prudente, si hubieran observado la misma discreción, no tendríamos que deplorar
la pérdida de tantos artistas de calidad arrastrados por un celo malsano, una
confianza ciega o empujados por la irresistible necesidad de atraer la
atención.
Arte, o mejor diríamos, un bello arte, es como
consideramos al trabajo alquímico. El material a preparar no es tosco, ni es
áspero, más bien es delicado y suave. La torpeza por parte del artista se paga
muy caro, ya que queda paralizada la obra. La brusquedad en el trabajo no es
propia de quien conoce la naturaleza del arte alquímico, es más bien
consecuencia del animal que hay que dominar, la bestia halada, representada por
el dragón que cae bajo el pie de San Miguel Arcángel o de San Jorge.
No se
puede concebir una persona ruda en este trabajo, no es posible.
Hay que convertirse en adorador, donde el esmero
hacia la Obra implique un cambio total de nuestra naturaleza. El individuo
irracional, brutal, no está llamado a convertirse en parte ejecutante del
nacimiento segundo, a no ser de que haya un cambio total de su naturaleza, y
que muestre su verdadera esencia, aquella que anhela profundamente unirse a lo
inmutable, y erradicar sus más bajas pasiones eliminado al enemigo oculto.
Se dice
que para el perdido todas las puertas permanecen cerradas menos una, la del
arrepentimiento.
El arrepentimiento tiene que nacer de nuestra conciencia, donde están guardados todos los valores del Ser.
Los valores del individuo están
relacionados con los objetivos de la vida, quien solo le interesa hacer dinero,
tendrá sus valores depositados en las cuestiones materialistas, más quien su
anhelo en la vida sea aprender y auto realizar todas las partes autónomas que
como ser humano tenemos, buscará la manera y forma para encontrar las claves
que permitan activar nuestra máquina humana en todos los aspectos, tanto externos
como internos.
El que tiene oídos para oír, oiga lo que el
Espíritu de la doctrina dice a los hijos de la ciencia acerca del Adán
terrestre y del Adán celeste a que aluden los filósofos con las siguientes
palabras:
Cuando
hayas obtenido agua de la tierra, aire del agua, fuego del aire, tierra del
fuego, poseerás perfecta y completamente nuestro arte.
El arte alquímico nos permite activar las fuentes
de energía que están en nuestra escondida naturaleza, esa naturaleza que es
metafísica y por lo mismo no puede ser vista con los ojos de la carne.
Se
requieren, por lo tanto, facultades que sobrepasen a nuestros sentidos
ordinarios, para poder apreciar cuanto nos promete el arte alquímico.
Es sabido que el ser humano, así como todo tipo de
animales y seres vivos, mantiene en su cuerpo ciertas energías que le permiten
seguir, no solo viviendo, sino siendo copartícipe del engranaje de la
naturaleza, que es la manifestación cósmica.
Pero si tuviésemos que buscar cual de los seres
vivos utiliza la energía de mayor poder, observaríamos que obviamente es el
animal intelectual.
En su energía creadora está la semilla con la que
podemos, hombres y mujeres, formar una nueva vida.
Siendo la
creación más completa de la naturaleza, ya que reúne todos los elementos con
los que se pueden hacer una obra distinta a la del reino animal irracional.
Sobre
esto Krisnha anuncia:
“Todos los estados de existencia (ya sean en la bondad, la pasión o la ignorancia) se manifiestan mediante Mi energía. En un sentido Yo soy todo, pero soy independiente. Yo no estoy bajo las modalidades de esta naturaleza material.” (Bhagavad Gita, texto 12, C.7)
Solo el animal intelectual puede, en un momento
dado, utilizar su capacidad cognoscitiva, por lo tanto, sentir emocionalmente y
procrear de acuerdo a las necesidades humanas.
Esto es
justamente lo que hace al individuo, ser el único artífice capaz de realizar la
obra alquímica (que le permitirá llegar a las Jerarquías Superiores)
Sí, es cierto que en el pasado a la alquimia se le
concedió principalmente el valor de fabricar oro y plata, pero ésta, era una
manera velada de entregar el principal propósito de la práctica alquímica, ya
que bajo esta afirmación se escondía el cambio de nuestra personalidad lunar
(plata) a una personalidad solar (oro)
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