jueves, 21 de enero de 2021

Como ser un alquimista Parte XV

            V El Arte

 

Parte III

 



Los alquimistas, aquellos que supieron trabajar en el arte hermético, nos hablan y nos muestran que en esta vida no es oro todo lo que reluce, más bien, es la densidad del plomo la que nos impide elevarnos hacia las alturas espirituales.

 

Más sin embargo, al árbol se le conoce por su fruto, así Melchior da seguidamente una paráfrasis alquímica del himno Mariano:

 

Salud a ti, oh hermoso fulgor del cielo, luz radiante del mundo; aquí te unes con la Luna, surge la cinta de Marte y la conjunción de Mercurio.

 

Sobre todo de estos tres, nace en el lecho del río, en virtud del magisterio del arte, el poderoso gigante a quien buscan millares, millares de veces, después que estos tres se disuelven en sí mismos, no en agua de lluvia, sino en agua mercurial, en esa goma nuestra bendita que se disuelve por medio de sí misma y que se llama esperma de los filósofos.

 

Entonces procura él rápidamente unirse amorosamente con la virginal novia y fecundarla en el baño con mesurado fuego. Pero la virgen no queda grávida inmediatamente si no se la besa en frecuente abrazo.

 

Luego lo recibe en su cuerpo y así nace el embrión portador de fortuna, y esto de acuerdo con el orden de la naturaleza. Después, en el fondo del vaso, aparece el fuerte etíope quemado, calcinado, descolorido y totalmente muerto y sin vida.

 

El etíope pide ser sepultado, bañado con su propio líquido y calcinado lentamente, hasta que vuelva a surgir del intenso fuego en resplandeciente figura... ¡He aquí una maravillosa reconstitución o renovación del etíope! En virtud del baño del renacimiento, él se da un nuevo nombre que los filósofos llaman azufre natural y su hijo, que es el Lapis Philosophorum.

 

Ved, es una cosa, una raíz, una esencia a la que nada exterior se agrega, pero a la cual se le quita mucho de lo superfluo mediante el magisterio del arte..

 

Es el tesoro de los tesoros, el supremo elixir filosófico, el misterio celeste de los antiguos. Bienaventurado el que lo encuentra.

 

El que lo vio escribe y habla abiertamente y yo sé que el suyo es un testimonio verdadero. ¡Sea loado Dios por toda la eternidad!

 

Enigmas, enigmas y más enigmas, todo se relaciona con el Uno y todo guarda la estrecha relación de la verdad inconmensurable, palabras para poder llegar a ese nacimiento tan anhelado por quien conoce de estos misterios.


Cuerpo volátil, incontrolado y frágil eres, pero en el trabajo con el fuego y el agua pasarás a ser fuerte, consistente y natural como el aire que no se ve, pero se siente en su presencia.

 

Tal es el caso de Leriche, humilde maestro herrador. Adepto ignorado y poseedor de la gema hermética.

 

Este hombre de bien, de una excepcional modestia, hubiera quedado desconocido para siempre si Cambriel no se hubiera tomado la molestia de nombrarlo, contando con detalle cómo se las arregló para reanimar al lionés Candy, joven de 18 años al que una crisis letárgica iba a llevarse en 1774.

 

Leriche nos muestra lo que debe ser el verdadero sabio y de qué manera debe vivir. Si todos los rosacruces se hubieran mantenido en esa reserva prudente, si hubieran observado la misma discreción, no tendríamos que deplorar la pérdida de tantos artistas de calidad arrastrados por un celo malsano, una confianza ciega o empujados por la irresistible necesidad de atraer la atención.

 

Arte, o mejor diríamos, un bello arte, es como consideramos al trabajo alquímico. El material a preparar no es tosco, ni es áspero, más bien es delicado y suave. La torpeza por parte del artista se paga muy caro, ya que queda paralizada la obra. La brusquedad en el trabajo no es propia de quien conoce la naturaleza del arte alquímico, es más bien consecuencia del animal que hay que dominar, la bestia halada, representada por el dragón que cae bajo el pie de San Miguel Arcángel o de San Jorge.

 

No se puede concebir una persona ruda en este trabajo, no es posible.

 

Hay que convertirse en adorador, donde el esmero hacia la Obra implique un cambio total de nuestra naturaleza. El individuo irracional, brutal, no está llamado a convertirse en parte ejecutante del nacimiento segundo, a no ser de que haya un cambio total de su naturaleza, y que muestre su verdadera esencia, aquella que anhela profundamente unirse a lo inmutable, y erradicar sus más bajas pasiones eliminado al enemigo oculto.

 

Se dice que para el perdido todas las puertas permanecen cerradas menos una, la del arrepentimiento.

 

El arrepentimiento tiene que nacer de nuestra conciencia, donde están guardados todos los valores del Ser.


Los valores del individuo están relacionados con los objetivos de la vida, quien solo le interesa hacer dinero, tendrá sus valores depositados en las cuestiones materialistas, más quien su anhelo en la vida sea aprender y auto realizar todas las partes autónomas que como ser humano tenemos, buscará la manera y forma para encontrar las claves que permitan activar nuestra máquina humana en todos los aspectos, tanto externos como internos.

 

El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu de la doctrina dice a los hijos de la ciencia acerca del Adán terrestre y del Adán celeste a que aluden los filósofos con las siguientes palabras:

 

Cuando hayas obtenido agua de la tierra, aire del agua, fuego del aire, tierra del fuego, poseerás perfecta y completamente nuestro arte.

 

El arte alquímico nos permite activar las fuentes de energía que están en nuestra escondida naturaleza, esa naturaleza que es metafísica y por lo mismo no puede ser vista con los ojos de la carne.

 

Se requieren, por lo tanto, facultades que sobrepasen a nuestros sentidos ordinarios, para poder apreciar cuanto nos promete el arte alquímico.

 

Es sabido que el ser humano, así como todo tipo de animales y seres vivos, mantiene en su cuerpo ciertas energías que le permiten seguir, no solo viviendo, sino siendo copartícipe del engranaje de la naturaleza, que es la manifestación cósmica.

 

Pero si tuviésemos que buscar cual de los seres vivos utiliza la energía de mayor poder, observaríamos que obviamente es el animal intelectual.

 

En su energía creadora está la semilla con la que podemos, hombres y mujeres, formar una nueva vida.

 

Siendo la creación más completa de la naturaleza, ya que reúne todos los elementos con los que se pueden hacer una obra distinta a la del reino animal irracional.

 

Sobre esto Krisnha anuncia:

 

“Todos los estados de existencia (ya sean en la bondad, la pasión o la ignorancia) se manifiestan mediante Mi energía. En un sentido Yo soy todo, pero soy independiente. Yo no estoy bajo las modalidades de esta naturaleza material.” (Bhagavad Gita, texto 12, C.7)

 

Solo el animal intelectual puede, en un momento dado, utilizar su capacidad cognoscitiva, por lo tanto, sentir emocionalmente y procrear de acuerdo a las necesidades humanas.

 

Esto es justamente lo que hace al individuo, ser el único artífice capaz de realizar la obra alquímica (que le permitirá llegar a las Jerarquías Superiores)

 

Sí, es cierto que en el pasado a la alquimia se le concedió principalmente el valor de fabricar oro y plata, pero ésta, era una manera velada de entregar el principal propósito de la práctica alquímica, ya que bajo esta afirmación se escondía el cambio de nuestra personalidad lunar (plata) a una personalidad solar (oro)

 

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