Si el dedo está
doblado y entrelazado con otro ocurre un fenómeno de concentración energética
en el órgano respectivo y a la vez en todo el cuerpo. Si el dedo o los dedos
están extendidos, en el órgano correspondiente ocurre una dispersión energética
y a la vez, en todo el cuerpo.
Tocarse la punta de los dedos, es decir juntar las dos manos de modo
natural, armoniza la energía general y produce una sensación de tranquilidad
interna que se traduce en la compostura gestual y somática, en un estado de
alerta controlada y como tal, en un aspecto saludable y evocador de entereza
dinámica, afectiva e intelectual.
Los niños desean, encarecidamente, jugar y ese juego digital es mucho más útil y formativo que los juegos de ordenador. ¿Cómo se llama el juego de los dedos? Hacer nudos y deshacerlos, a través de los dedos de las manos. En realidad la creadora del nudo fue la serpiente del Paraíso. Ella tenía su canción preferida,
Salta, se
ata, se desata, es atlas Salta, se ata, se desata, es atlas
y la cantaba
siempre de atrás para adelante y de adelante para atrás. El nombre secreto de
la serpiente era Atlas. Dipsa era un apelativo general pero de manera
misteriosa, guardaba escondido como una clave de código, su nombre Atlas. La
serpiente Atlas se ataba, se desataba, saltaba: ¡era Atlas!.
De ese nombre
secreto tomó a su vez, el nombre la isla de Atlántida, isla de los nudos. En la
civilización atlante se practicaba el arte y la ciencia de hacer nudos.
Todo se puede decir
en una cuerda atada. Todo se puede cargar con una cuerda a la cual se le
practican nudos. Todo se puede recordar con los nudos.
Los nudos son una ayuda de la memoria, un soporte
del recuerdo. No podemos olvidar los quipus de los peruanos, los incas antiguos
del Cuzco y Machu Pichu. Entre ellos se dice que el arte de hacer nudos fue
revelado por Viracocha. Recuerdo que me impresionó el mercado de la capital de
Bolivia, La Paz, precisamente por la cantidad de cuerdas que había visto atarse
y desatarse allí: todo en el mercado tenía nudos. No hay cargadores más
poderosos que los indígenas bolivianos precisamente por
tener el arte y la ciencia de los nudos. Un solo hombre puede cargar un piano
de cola, lo he visto. Gran parte de la carga está resuelta con la sabiduría de
los nudos, sin olvidarnos del nudo mayor, el nudo de la energía corporal. La
serpiente del Paraíso es la creadora del nudo porque se la pasaba todo el
tiempo enroscada y atada al Árbol de la Vida. Luego le enseñó a Adán-Odún cómo
y cuándo hacer y deshacer nudos. Los mayas y los aztecas dibujaron en sus
códices serpientes anudadas.
La firma personal
es un lugar propicio para descubrir los nudos de la naturaleza interna de aquel
que firma. He aquí un esquema para saber a qué atenerse cuando, en la firma, el
nudo aparece en un cierto lugar.
Antes que todo hay
que saber que toda firma personal tiene tres niveles y ocho lugares de
proyección. Por lo general los nudos, o bordes se sitúan en la zona inferior
que tiene que ver con el cuerpo físico. La zona mediana refleja el estado
emocional y todo tipo de sentimiento, y la zona superior habla de los
pensamientos y del estado de los principios intelectuales de la ética del
firmante. Un nudo borla es un entrelazamiento. Construido en la firma indica
una necesidad imperiosa de cierre, de ocultación o de prohibición de entrada en
la zona específica. El personaje ha cerrado con llave lo que no desea ser
conocido por los extraños.
En cuanto a las ocho proyecciones digamos que se
sitúan en una circunferencia virtual, en la cual el centro está ocupado por el
centro de la firma. ¿Cómo encontrar el centro de una firma? Pues hay que
inscribirla en un círculo. Medimos con un compás su longitud y su altura,
fijamos los límites, con los nudos o borlas incluidos, y en la línea que
representa la longitud de la firma elevamos un punto para bajar la mediatriz.
Situamos las agujas del compás al límite izquierdo, y con
una apertura un poco más de la mitad, trazamos arriba un arco. Luego, con la
misma apertura del compás, pasamos la punta al otro lado de la firma, al límite
derecho, y trazamos otro arco que va a interseccionar el primero en un punto.
Desde este lugar, bajamos una perpendicular y ella será la mediatriz de la
firma. Ya hemos encontrado el centro de la firma.
A continuación debemos saber que por tres puntos, no importa a qué distancia, siempre pasa un círculo. Entonces, desde el centro de la firma unimos con una línea el punto más alto del comienzo de la escritura y el punto más bajo de la misma firma. Tenemos así dos radios y con ellos trazamos el círculo que va a contener la firma. Este círculo se separa en ocho sectores, ya saben que un sector no es una zona cualquiera. Es como un pedazo de torta redonda cuando se reparte al recortar desde el medio. Un sector es una figura casi triangular que debe estar partiendo desde el centro del círculo. Pues bien, el primer sector el inferior, es el lugar de la familia. El segundo, el siguiente a la derecha (en sentido anti horario), es el sector de la salud. El tercero, que se encuentra a la derecha, en la horizontal, es la zona del dinero y de la economía. Luego, más arriba, siguiendo al sector del dinero, es la zona del estudio y de la investigación.
Luego, el sector que se encuentra abajo, a la
izquierda del sector de la familia, es el sector de la política y del poder, de
la estrategia y de la táctica del combate. Es un sector social y tiene que ver,
secretamente, con el sexo. Sigue hacia arriba, en la horizontal, a la
izquierda, el sector del trabajo, llamado sector laboral. Es el sector de la
casa, de la construcción, del espacio. Ese sector está diametralmente opuesto
al sector del dinero. Sigue hacia arriba el sector del juego
y del arte y por último arriba, el sector de la creatividad, del diseño, de la
poesía, de la inteligencia.
Estos son los ocho
sectores de la firma personal. Si en alguno de ellos aparece algún nudo o
alguna borla, la lectura está situada en la ley de la interpretación de los
nudos. La firma personal es el único lugar de nuestra libertad. Podemos firmar
con los nudos que nos de la gana. Nadie nos puede obligar a firmar de un modo o
de otro. Cuando se nos critica que nuestra firma no dice nuestro nombre es un
disparate, no tiene que decir nuestro nombre. La firma es un sello, un nudo, el
único nudo que sólo nosotros sabemos atar y desatar.
Conocí gente que hasta firmaba con otro nombre.
Eres libre para crear la firma que desees y la cual te produce más placer. Por
cierto, firmar muchas veces cuando estás enfermo y triste puede curar tus
dolencias y, a la vez, tus tristezas. La firma es como un electrocardiograma
secreto del Ser. Llamaremos a la firma: nudo del Ser o grafozoema. Se le puede
definir también como ontografía, lo que significa “letra” o escritura (grafía)
del Ser (on, ontos). Observa tu firma y la de los demás, sin interpretarla:
Simplemente contémplala, medita en ella y luego de un instante de calma, vas a
saber todo sobre ti o sobre el otro.
Es necesario que tu mismo crees tu firma. Se un poeta en ese mundo de los grafos. Eres el creador. Eres libre de firmar como quieras. Tus nudos nadie los podrá desatar y aún los falsificadores la pasarán mal hasta lograr imitarla. Siempre será diferente a la original. Siempre habrá un nudo mal atado y una borla mal proyectada. Eres aquel quien firma. En la firma se ve si haz madurado, si te sientes realizado, si haz despertado y si acaso te haz ya, encontrado a ti mismo.
Tu eres el Ser no
la persona y tu firma está más allá de tu nombre. Debes saber que el Ser es
eterno y como tal, merece esa libertad y la ejerce a través del sello personal.
El ser es como el cielo azul y la persona no es más que una nube. Es más, el
Ser es el sol mismo y el cielo es la vida, la energía que te impregna de fuerza
y poder. Las nubes son las dudas y los problemas del diario convivir. Si deseas
conocer el propio Ser de la gente que te rodea, pues, contempla su firma y vas
a saber sobre ellos lo que ellos mismos, tal vez, ignoran.
Ahora que se acerca
el final de las páginas en blanco de este querido cuaderno, tengo que decirte
que el tema del nudo, que he elegido para dirigirme a ti, lector desconocido
(recuerdo que Cervantes te llamaba “desocupado lector”, como de hecho comienza
su libro, usando esas bellas palabras), pues, he elegido el tema del nudo sólo
para que tengamos algo sobre qué hablar y sobre lo cual escribir. Otra es mi
intención al revelarte cosas sobre los nudos. Es el deseo de que te investigues
a ti mismo, mejor dicho, el deseo de abrir en tu Ser, la necesidad de
contemplarte, de saber quién eres, de conocerte a ti mismo.
Gnoti seauton, Noscete ipsum, griego y latín de antaño, conócete a ti mismo. Esa es la verdadera razón, no el nudo.
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