domingo, 3 de enero de 2021

MAGIA DE LOS NUDOS, O MAGIA DE LAS CUERDAS Parte XVIII

 



Nudo de Heracles


Si el dedo está doblado y entrelazado con otro ocurre un fenómeno de concentración energética en el órgano respectivo y a la vez en todo el cuerpo. Si el dedo o los dedos están extendidos, en el órgano correspondiente ocurre una dispersión energética y a la vez, en todo el cuerpo.

Tocarse la punta de los dedos, es decir juntar las dos manos de modo natural, armoniza la energía general y produce una sensación de tranquilidad interna que se traduce en la compostura gestual y somática, en un estado de alerta controlada y como tal, en un aspecto saludable y evocador de entereza dinámica, afectiva e intelectual.

Los niños desean, encarecidamente, jugar y ese juego digital es mucho más útil y formativo que los juegos de ordenador. ¿Cómo se llama el juego de los dedos? Hacer nudos y deshacerlos, a través de los dedos de las manos. En realidad la creadora del nudo fue la serpiente del Paraíso. Ella tenía su canción preferida, 

Salta, se ata, se desata, es atlas Salta, se ata, se desata, es atlas

y la cantaba siempre de atrás para adelante y de adelante para atrás. El nombre secreto de la serpiente era Atlas. Dipsa era un apelativo general pero de manera misteriosa, guardaba escondido como una clave de código, su nombre Atlas. La serpiente Atlas se ataba, se desataba, saltaba: ¡era Atlas!.

De ese nombre secreto tomó a su vez, el nombre la isla de Atlántida, isla de los nudos. En la civilización atlante se practicaba el arte y la ciencia de hacer nudos.

Todo se puede decir en una cuerda atada. Todo se puede cargar con una cuerda a la cual se le practican nudos. Todo se puede recordar con los nudos.

Los nudos son una ayuda de la memoria, un soporte del recuerdo. No podemos olvidar los quipus de los peruanos, los incas antiguos del Cuzco y Machu Pichu. Entre ellos se dice que el arte de hacer nudos fue revelado por Viracocha. Recuerdo que me impresionó el mercado de la capital de Bolivia, La Paz, precisamente por la cantidad de cuerdas que había visto atarse y desatarse allí: todo en el mercado tenía nudos. No hay cargadores más poderosos que los indígenas bolivianos precisamente por tener el arte y la ciencia de los nudos. Un solo hombre puede cargar un piano de cola, lo he visto. Gran parte de la carga está resuelta con la sabiduría de los nudos, sin olvidarnos del nudo mayor, el nudo de la energía corporal. La serpiente del Paraíso es la creadora del nudo porque se la pasaba todo el tiempo enroscada y atada al Árbol de la Vida. Luego le enseñó a Adán-Odún cómo y cuándo hacer y deshacer nudos. Los mayas y los aztecas dibujaron en sus códices serpientes anudadas.


La firma personal es un lugar propicio para descubrir los nudos de la naturaleza interna de aquel que firma. He aquí un esquema para saber a qué atenerse cuando, en la firma, el nudo aparece en un cierto lugar.

Antes que todo hay que saber que toda firma personal tiene tres niveles y ocho lugares de proyección. Por lo general los nudos, o bordes se sitúan en la zona inferior que tiene que ver con el cuerpo físico. La zona mediana refleja el estado emocional y todo tipo de sentimiento, y la zona superior habla de los pensamientos y del estado de los principios intelectuales de la ética del firmante. Un nudo borla es un entrelazamiento. Construido en la firma indica una necesidad imperiosa de cierre, de ocultación o de prohibición de entrada en la zona específica. El personaje ha cerrado con llave lo que no desea ser conocido por los extraños.

En cuanto a las ocho proyecciones digamos que se sitúan en una circunferencia virtual, en la cual el centro está ocupado por el centro de la firma. ¿Cómo encontrar el centro de una firma? Pues hay que inscribirla en un círculo. Medimos con un compás su longitud y su altura, fijamos los límites, con los nudos o borlas incluidos, y en la línea que representa la longitud de la firma elevamos un punto para bajar la mediatriz. Situamos las agujas del compás al límite izquierdo, y con una apertura un poco más de la mitad, trazamos arriba un arco. Luego, con la misma apertura del compás, pasamos la punta al otro lado de la firma, al límite derecho, y trazamos otro arco que va a interseccionar el primero en un punto. Desde este lugar, bajamos una perpendicular y ella será la mediatriz de la firma. Ya hemos encontrado el centro de la firma.

A continuación debemos saber que por tres puntos, no importa a qué distancia, siempre pasa un círculo. Entonces, desde el centro de la firma unimos con una línea el punto más alto del comienzo de la escritura y el punto más bajo de la misma firma. Tenemos así dos radios y con ellos trazamos el círculo que va a contener la firma. Este círculo se separa en ocho sectores, ya saben que un sector no es una zona cualquiera. Es como un pedazo de torta redonda cuando se reparte al recortar desde el medio. Un sector es una figura casi triangular que debe estar partiendo desde el centro del círculo. Pues bien, el primer sector el inferior, es el lugar de la familia. El segundo, el siguiente a la derecha (en sentido anti horario), es el sector de la salud. El tercero, que se encuentra a la derecha, en la horizontal, es la zona del dinero y de la economía. Luego, más arriba, siguiendo al sector del dinero, es la zona del estudio y de la investigación.

Luego, el sector que se encuentra abajo, a la izquierda del sector de la familia, es el sector de la política y del poder, de la estrategia y de la táctica del combate. Es un sector social y tiene que ver, secretamente, con el sexo. Sigue hacia arriba, en la horizontal, a la izquierda, el sector del trabajo, llamado sector laboral. Es el sector de la casa, de la construcción, del espacio. Ese sector está diametralmente opuesto al sector del dinero. Sigue hacia arriba el sector del juego y del arte y por último arriba, el sector de la creatividad, del diseño, de la poesía, de la inteligencia.

Estos son los ocho sectores de la firma personal. Si en alguno de ellos aparece algún nudo o alguna borla, la lectura está situada en la ley de la interpretación de los nudos. La firma personal es el único lugar de nuestra libertad. Podemos firmar con los nudos que nos de la gana. Nadie nos puede obligar a firmar de un modo o de otro. Cuando se nos critica que nuestra firma no dice nuestro nombre es un disparate, no tiene que decir nuestro nombre. La firma es un sello, un nudo, el único nudo que sólo nosotros sabemos atar y desatar.

Conocí gente que hasta firmaba con otro nombre. Eres libre para crear la firma que desees y la cual te produce más placer. Por cierto, firmar muchas veces cuando estás enfermo y triste puede curar tus dolencias y, a la vez, tus tristezas. La firma es como un electrocardiograma secreto del Ser. Llamaremos a la firma: nudo del Ser o grafozoema. Se le puede definir también como ontografía, lo que significa “letra” o escritura (grafía) del Ser (on, ontos). Observa tu firma y la de los demás, sin interpretarla: Simplemente contémplala, medita en ella y luego de un instante de calma, vas a saber todo sobre ti o sobre el otro.

Es necesario que tu mismo crees tu firma. Se un poeta en ese mundo de los grafos. Eres el creador. Eres libre de firmar como quieras. Tus nudos nadie los podrá desatar y aún los falsificadores la pasarán mal hasta lograr imitarla. Siempre será diferente a la original. Siempre habrá un nudo mal atado y una borla mal proyectada. Eres aquel quien firma. En la firma se ve si haz madurado, si te sientes realizado, si haz despertado y si acaso te haz ya, encontrado a ti mismo.

Tu eres el Ser no la persona y tu firma está más allá de tu nombre. Debes saber que el Ser es eterno y como tal, merece esa libertad y la ejerce a través del sello personal. El ser es como el cielo azul y la persona no es más que una nube. Es más, el Ser es el sol mismo y el cielo es la vida, la energía que te impregna de fuerza y poder. Las nubes son las dudas y los problemas del diario convivir. Si deseas conocer el propio Ser de la gente que te rodea, pues, contempla su firma y vas a saber sobre ellos lo que ellos mismos, tal vez, ignoran.

Ahora que se acerca el final de las páginas en blanco de este querido cuaderno, tengo que decirte que el tema del nudo, que he elegido para dirigirme a ti, lector desconocido (recuerdo que Cervantes te llamaba “desocupado lector”, como de hecho comienza su libro, usando esas bellas palabras), pues, he elegido el tema del nudo sólo para que tengamos algo sobre qué hablar y sobre lo cual escribir. Otra es mi intención al revelarte cosas sobre los nudos. Es el deseo de que te investigues a ti mismo, mejor dicho, el deseo de abrir en tu Ser, la necesidad de contemplarte, de saber quién eres, de conocerte a ti mismo.

Gnoti seauton, Noscete ipsum, griego y latín de antaño, conócete a ti mismo. Esa es la verdadera razón, no el nudo. 

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