Los seres humanos, en última
instancia somos lo que comemos, lo que respiramos y lo que pensamos. Esto se
materializa de igual manera en nuestro interior como en nuestro exterior,
reflejando la carga psicológica o energética que cargamos de manera secreta. A
pesar nuestro, en un momento dado, sale la mencionada carga psicológica para
mostrarse ante los demás de manera muy natural y sin ningún tipo de enmascaramiento,
exponiendo así nuestra realidad más cruda y sincera.
Esta realidad en cada uno de nosotros, es muy
evidente, y sin embargo pasa desapercibida. Necesitamos recurrir al trabajo
secreto, para que nuestro mercurio sea de la mejor calidad, libre de impurezas,
que le permita fijarse en nuestra anatomía metafísica y proceder al nacimiento
segundo.
Veamos lo
que a este respecto dice el Corán en sus versículos del 11 al 36 del capítulo
LVI:
Los elegidos estarán más próximos al Eterno.
Habitarán en el jardín de las
Delicias.
Gran
número de ancianos y algunos jóvenes, serán huéspedes dichosos. Reposarán en
lechos adornados de oro y piedras preciosas. Se mirarán con afecto. Serán
servidos por niños dotados de una juventud eterna. Y ofrecerán vino exquisito
en copas de forma diferentes. Su vapor no se subirá a la cabeza ni obscurecerá
la razón.
Tendrán a
discreción las frutas que deseen; y las carnes de las aves más raras. Junto a
ellos se hallarán los Huríes de hermosos ojos negros. La blancura de su tez
será igual al brillo de las perlas. Sus favores serán el premio a la virtud.
Las conversaciones frívolas serán desterradas de esta mansión. En el corazón no
se albergará el mal.
No se
escuchará allí más que el dulce nombre de Paz. Que felices los que ocuparán la
derecha, se pasearán entre nebos que no tienen espinas, y entre plátanos
artísticamente dispuestos.
Gozarán
de su espeso follaje. Junto a las aguas cantarinas. Allí una multitud de frutos
diversos, se ofrecerán a la mano que desee cogerlos. Reposarán en lechos
elevados.
Sus
esposas serán de una creación especial. Serán vírgenes. Les amarán y gozarán de
la misma juventud que ellos.
Con semejante esperanza de vida, bien merece la pena esforzarse por
alcanzar tan elevado premio...
Así mismo, no podemos pasar por alto las palabras
contenidas en el Apocalipsis, C.18, V. 3: “Porque todas las gentes han bebido del vino del
furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han
fornicado con ella...
¿Acaso hemos olvidado las
siguientes palabras? “Yo soy el pan de vida, yo soy el pan vivo, el que coma mi
carne y beba mi sangre tendrá la vida eterna y yo le resucitaré. El que coma mi
carne y beba mi sangre, en mí mora y yo en él.”
Quienes se entregan en cuerpo y alma a éste
alimento, reservado para los pocos, podrán seguir en una felicidad constante,
hasta la consumación de la Gran Obra.
Y
prosiguiendo con el Corán en sus versículos del 39 al 47 del capítulo
XXXVII,
dice así:
Los
verdaderos servidores de Dios gozarán de la felicidad. Tendrán alimentos
escogidos y frutas exquisitas, y serán servidos con honor. Los jardines de la
voluptuosidad serán su Asilo.
Llenos de
mutua bienaventuranza, reposarán en el lecho nupcial. Se le ofrecerán copas de
agua pura. Limpia y de un sabor delicioso. Ella no ofuscará sus rostros ni les
harán insensibles. Junto a ellos habrá vírgenes intactas. Y bajarán
humildemente los ojos.
Y en los
versículos del 22 al 28 en el capítulo LXXXIII, podemos leer:
Los justos
serán los huéspedes de la mansión de las delicias. Acostados en el lecho
nupcial, se dirigirán sus miradas por doquier. Brillará en su frente la
alegría. Beberán un vino exquisito y sellado. El sello será el Almizcle, que
quienes deseen la dicha se esfuercen en merecerla. Este vino estará mezclado
con agua de Tasnin. Preciosa fuente donde apagarán la sed los que estén más
cerca del Eterno.
La vía del alquimista nos ofrece el cuerno de la
abundancia, pero debemos saber, que es necesario realizar un esfuerzo
consciente para conseguirlo.
Así mismo, los cuernos de la abundancia en forma de
X, aseguran las riquezas materiales, mismas que la posesión del mercurio
asegura a los trabajadores en la Gran Obra. En Hebreos, C.V; V.12; podemos leer
lo siguiente: Que tengáis necesidad de leche y no de manjar sólido.
En el V. 13 está escrito: Que cualquiera que participe de
la leche, es inhábil para la palabra de la justicia, porque es niño. En el V. 14; Más la vianda firme es para los perfectos, para los que por la
costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del
mal.
Hoy en día sigue la humanidad necesitada de leche,
es decir, del primer alimento y el más básico, que todo ser humano recibe al
nacer, esto hay que saberlo entender...
Esta humanidad, en su mayoría, no está preparada
para digerir una información o enseñanza más trascendental, la ilusión en la
que está inmersa, la hace muy infantil ante la madurez de los Maestros autorrealizados.
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