La Triqueta es un símbolo altamente significativo e
importante en las tradiciones indoeuropeas. Simbolizaba las tres etapas de la
mujer celta, niña, mujer y anciana.
Con este ritual invocaremos el poder mágico de la Triqueta,
para hacer un hechizo para despertar tu poder.
Necesitarás:
3 velas blancas
Incienso: jazmín, rosa y pachulí
Una triqueta (puede ser un dije de plata o similar, o un
dibujo)
3 flores diferentes o 2 frutas diferentes
Como lo haremos
Coloca la Triqueta en el centro de tu altar. Pon una vela
blanca en cada esquina del símbolo y si estás usando varitas de incienso pon un
palito en cada esquina de la Triqueta entre el símbolo y la vela. En la esquina
inferior derecha, coloca el incienso de jazmín, en la parte superior el
incienso de rosa y en la otra esquina inferior coloca pachulí.
Ahora enciende las velas y el incienso y canta 9 veces (tres
veces tres) con todo tu corazón y con una sonrisa en tu rostro:
“Poderes de lo alto, escuchen mi
súplica
Tres aspectos de lo Divino he venido a invocar.
En este momento, en esta hora mágica
Les pido que me presten vuestro poder.
Bendecir este símbolo con vuestro amor,
Bendecir este símbolo con el poder,
Lo llevaré conmigo día y noche.
Escuchen mi llamada,
Escuchen mi súplica
¡Tres como una siempre conmigo!
¡Tres como una siempre será!”
Para terminar el ritual:
Ahora agradece a los Dioses o Diosas por sus regalos y amor
y deja la ofrenda de las flores. Para más efectividad, repite este hechizo
durante tres días consecutivos, mejor aún, programa el inicio del ritual un día
antes de la Luna llena, repite nuevamente el día de la Luna llena y una vez más
el día después de la Luna llena.
Puedes dejar que las velas se quemen hasta el final o guardarlas si quieres repetir el ritual y usarlas nuevamente. Recuerde que los Dioses y Diosas abrazan la diversidad. Repite según sea necesario.
Entierra los
restos de las velas y el incienso y guarda el símbolo. El símbolo se puede usar
para otros hechizos y puedes usarlo o mantenerlo contigo para sentir el poder
de lo Divino. Además, recuerda que lo Divino está siempre en ti, contigo y a tu
alrededor.
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